Peor el remedio que la enfermedad: usan agroquímicos para frenar plaga de polillas
Nuevamente entran en vigencia medidas invasivas como las fumigaciones para salvaguardar la producción de grandes agricultores sin importar el riesgo ambiental y los impactos para la salud que pudieran tener. El escenario esta vez es la provincia de Mendoza, que por negligencias debe afrontar una plaga de la polilla de la vid.
Por Camila Vieyra Di Silvestre para La tinta
La provincia de Mendoza produce principalmente productos agrícolas, siendo la uva uno de sus destacados. Las acciones para evitar plagas y otros males que puedan afectarle a la producción agrícola están a cargo de instituciones gubernamentales que deben tomar las medidas necesarias para controlar el ingreso de cualquier insecto que pueda afectar los cultivos.
En 2009 la polilla de la vid o Lobesia Botrana (según su nombre científico) ingresó a Chile a través de maquinarias que se utilizan para la cosecha y que se alquilan a países europeos. En ese momento, el gobierno trasandino alertó a las instituciones argentinas competentes que tomaran las medidas pertinentes para evitar la plaga.
Sin embargo -por descuido- un año después ingresaba la plaga de la polilla de la vid al país. Es decir, fueron negligencias en las medidas fitosanitarias las que favorecieron la llegada del insecto al territorio nacional.
Originaria de Europa, la polilla prolifera con la llegada de la primavera. Se instala en la uva y destruye los granos, lo que afecta la calidad del fruto y favorece su pudrición, ocasionando pérdidas en la producción.
Los métodos de control de la polilla pueden variar, y según cómo se quiera encarar se puede hacer más o menos ecológica. El método de la confusión sexual resulta efectivo, consiste en difundir la feromona sintetizada de la hembra para confundir al macho y dificultarle así la localización de la hembra, consiguiendo de esta manera que no sea fecundada. Esta técnica es valorada por quienes están a favor de la vida y del medio ambiente, ya que no deja residuos fitosanitarios en las uvas y puede ser realmente eficaz si se la emplea a tiempo.
Pero cuando productores mendocinos e instituciones como SENASA, INTA e ISCAMEN, decidieron ejecutar un plan de acción, ya era tarde y la polilla ya se había instalado en gran parte del territorio cuyano. Para salvaguardar la situación y que productores locales no perdieran parte de su producción, el gobierno nacional en colaboración con el provincial destinó 10 millones de dólares para la erradicación de la polilla.
Y ahí entró en el agronegocio la multinacional Dupont, firma que produce el “remedio” para erradicar la polilla de la vid. Se trata de un agroquímicos compuesto de Coragen y Dispel que son tóxicos para cualquier ecosistema, advertencia que puede ser leída hasta en la propia hoja de seguridad del producto.
La tierra del sol y las pulverizaciones
El Valle de Uco, lugar por excelencia de viñedos, consta de tres departamentos: Tupungato, Tunuyán y San Carlos. En este último departamento, la movilización de las y los vecinos y la presentación de una medida cautelar logró que no se ejecuten fumigaciones aéreas sobre la zona cultivada, apelando a que no se realizó el debido estudio de Impacto Ambiental para certificar que las fumigaciones no son nocivas.
Sin embargo, menos suerte corrió para los departamentos de Tupungato y Tunuyán, donde las autoridades permitieron las pulverizaciones aéreas, avaladas por instituciones como SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria), el gobierno provincial e ISCAMEN (Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza).
Se defiende la medida por las conclusiones del informe de toxicología suscripto por el Dr. Alexis Benatti que determinan la baja toxicidad de los productos utilizados. Y también, que los mismos han sido calificados por el SENASA como de banda verde.
Ante esta situación, vecinxs autoconvocados y la organización Crece desde el Pie están en constante lucha para que no se fumigue, ya que las fumigaciones podrían atacar no solamente a la polilla sino que podría contaminar ríos además de otras especies de la flora y la fauna mendocina.
Además de la contaminación al ecosistema que producirían las fumigaciones, el producto de la firma Dupont podría generar pérdidas a los pequeños productores agroecológicos, ya que con las pulverizaciones aéreas no se tiene un control exacto dónde cae, por lo que actúa de manera invasiva a todo lugar por el que pasa el avión fumigador.
Vecinxs y organizaciones juntan firmas para frenar las fumigaciones en la provincia de Mendoza. «Argentina ya tiene una vasta experiencia sobre el mal uso de agroquímicos y de fumigaciones en nuestro territorio», advierten.