«Tenemos que involucrarnos en todos los lugares históricamente negados»
Entrevista a Ornella Infante: Política y militancia trans que saltó el gueto de la diversidad para pensar la política desde una identidad trans.
Por Sofía Espul para Revista Furias
Nacida en Santiago del Estero pero instalada desde hace varios años en la Ciudad de Cipolletti, Río Negro, alterna sus días entre la militancia en ATTTA Río Negro, donde supo ser hasta hace pocos días la Coordinadora -lugar que ocupó durante dos gestiones-, y sus viajes a Buenos Aires donde es asesora de la Diputada Nacional por Río Negro, Silvia Horne. Además forma parte de la Conducción Ejecutiva del Movimiento Evita de su ciudad, en la que integra la mesa de decisiones.
Ornella saltó el gueto de la diversidad para pensar la política desde una identidad trans, desde el trabajo sexual hasta la lucha por el cupo laboral para su comunidad. En un futuro no muy lejano, aspira a sentarse en una banca del Congreso para hablar en primera persona sobre las necesidades de una de las identidades por las que siempre hablaron otrxs.
—¿Cómo fue tu inicio en la militancia por los derechos de las personas trans?
—Me involucré en la militancia después que conocí a Claudia Pía Baudracco, quien fuera la fundadora de ATTTA -Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina-. La conocí en la casa de una compañera, Luisa Paz. Cuando nos reunimos me empezó a hablar y a hacer dar cuenta de cómo había cambiado mi vida desde el momento en que yo me había empezado a construir como mujer. Pía decía que nosotras teníamos que cambiar eso y que para cambiarlo había que luchar. Esto fue en Santiago del Estero pero un par de años después me fui a vivir a Neuquén y ella seguía insistiéndome con esto. Ya existía ATTTA en Buenos Aires pero no en las provincias. En un momento me invitan a la primer reunión -hace como 20 años- acá en Buenos Aires y me empecé a enterar de que la situación que yo pasaba la vivían otras compañeras en todo el país, algunas con mucha más violencia. Después de la primer vigilancia epidemiológica que realizamos con el ex Presidente Néstor Kirchner, desde ATTTA, descubrimos que la expectativa de vida de las personas trans era de 35/40 años. Fue allí donde me di cuenta que verdaderamente había que cambiar eso porque, seguramente, podía ser yo una de las que tuviera una muerte a una corta edad, de la misma manera que mis 24 compañeras y amigas que iniciaron su construcción de género conmigo y de las que actualmente soy la única viva.
ATTTA fue es y será una gran escuela de militantes trans, la gran mayoría de los cuadros pasaron por esta organización. Renuncié hace pocos días a la coordinación de ATTTA Río Negro porque ya cumplió su ciclo, es una manera de airear y darle el espacio a otras. Las personas van y vienen, la organización es lo que vence al tiempo. Seguiré acompañando a nivel nacional, en mi provincia y por supuesto continuaré mi militancia política.
—¿Qué opinás del papel de la educación en la comunidad trans?
—La educación tiene una deuda con nosotras. Que se trabaje la diversidad sexual y sobre todo la transexualidad en las escuelas me parece interesantísimo porque las personas trans, cuando nos construimos, la primer condena que sufrimos es la educacional. La docente llama a nuestros padres para decirles que no somos normales, que no nos integramos. Nos dan el certificado de ratas de laboratorio en donde nos convertimos inmediatamente en objeto de observación de profesionales de la salud, donde luego esos mismos llevan a que nuestras familias nos condenen. Donde los profesores de educación física si no queremos jugar al fútbol, o al cestoball en caso de los varones trans, nos coartan la posibilidad de hacer educación física y nos sientan en un rincón. Esa es la negación y así nos van sacando de distintos lugares.
Por eso la educación es un lugar muy importante a trabajar, los Ministerios de Educación y también el Ejecutivo Nacional y Provinciales tienen que dar un inmediato cumplimiento a la Ley de Educación Sexual Integral, base para empezar a deconstruir y romper con el machismo, a romper con la sociedad binaria y a entender lo que sucede con los cuerpos. Necesitamos que las iglesias dejen de tener la incidencia política, que nos dejen de gobernar con una biblia y que lo empiecen a hacer con las leyes de nuestro país. De esa manera vamos a poder convivir en esta rica diversidad que tiene la sociedad que muchas veces hace que gorditos no quieran ir, que colorados no quieran ir, que los gays no quieran ir, y la discriminación es absoluta, sobre todo en un país tan xenófobo como el que tenemos.
—Teniendo en cuenta que fuiste una de las primeras en acceder a realizar un posgrado en la Universidad del Comahue, ¿Cómo ves la inserción en la universidad?
—Hace unos años hice una presentación para ingresar y, aunque no tenía el secundario terminado, respaldándome en la Ley de Educación Nacional, hice valer la especial preparación que había tenido por la militancia y los lugares de formación en donde me tocó estar y así es como ingresé, mediante una Ordenanza votada por unanimidad en el Consejo Superior.
Hay varias compañeras que luego de esto ingresaron también a la Universidad, algunas como estudiantes en carreras de cuidados paliativos, otras, como Luján Acuña -enfermera-, para realizar especializaciones en materia de salud. El revés de todo esto es que ellas están insertadas, cuidando mayores. Eso es un poco lo que hacíamos nosotras, cada vez que nos condenaban nuestras familias, cuando nos echaban ya después de viejos, cuando se habían ido todos los hijos, ahí veníamos de cuidadoras de los viejos que quedaban en las casas. Se reproduce en nosotras, las mujeres trans, ese mandato sobre la mujer y las tareas de cuidado.
—¿Cuál es tu postura frente al trabajo sexual?
—Estoy a favor de todo lo que sea derechos, no estoy a favor que una persona le diga a otra qué hacer con su cuerpo. Estoy a favor del trabajo sexual como también estoy a favor del Cupo Laboral Trans y ninguna de las dos cosas me produce ninguna contradicción, el tema es que las mujeres transexuales necesitamos la inserción laboral porque nos empujaron a ser trabajadoras sexuales, nos obligaron a ser putas, modistas y peluqueras mientras que las mujeres cisgénero pueden llegar a elegir el trabajo sexual como una salida laboral. Creo que de una buena vez el Congreso debe dar un debate serio, porque hoy en día a las Trabajadoras Sexuales las atraviesan las mismas criminalizaciones que nos atravesaban a nosotras las mujeres trans y, en el mismo momento en que se aprobó la Ley de Identidad de Género, inmediatamente se cortaron ese tipo de persecuciones; sobre todo dejaron de ser la caja chica de la policía, como actualmente son las compañeras.
Aporto a AMMAR desde mi lugar de militante trans, yo estoy a disposición las 24 horas del día para todas, cada vez que sucede algún hecho de violencia institucional con algunx compañerx, ellxs tienen la confianza de llamarme e inmediatamente estoy, lo mismo si veo un hecho en la calle, me involucro y si tengo que invertir 4 o 5 horas de mi vida evitando que suceda un hecho de violencia institucional lo hago con muchísimo placer.
—¿Cómo ves el presente de la militancia trans?
—En el sector de las abolicionistas está faltando llenar el vacío que dejó Lohana Berkins y Diana Sacayán. En el sector en que estamos a favor desde el principio de la Ley de Identidad de Género y del trabajo sexual, nosotras seguimos con la referencia de nuestra líder que fue Claudia Pía Baudracco y ATTTA.
Yo creo que después de Claudia, de Lohana, de Diana, hay referentes: Marcela Romero -la actual presidenta de ATTTA-, Luisa Paz y varias que venimos atrás logrando sumarnos y poniendo nuestra impronta en los distintos lugares.
Pienso que es necesario involucrarse en todos los lugares históricamente negados, en todos, siempre los gays hablaron por las lesbianas y las transexuales, ya está, basta. Cada población que exprese lo que tenga que expresar, sobre todo las mujeres trans, aquellas que perdimos los privilegios del patriarcado en el momento que nos construimos en mujeres pagando un precio muy alto, y ocupar los lugares eternamente negados, la escuela, la familia.
Casi todos los gays comen con sus familias, nosotras no, comemos solas en nuestras casas. Ellos participan de los cumpleañitos, los invitan a los casamientos, porque son divinos tenerlos en la familia; a nosotras nos esconden, a nosotras no nos invitan. Y también los lugares de decisión, no existen los iluminados de la política que vayan a idear una política pública para nosotras si no estamos adentro. Por eso es importante que las compañeras se involucren partidariamente, ojalá sea en alguna organización del campo nacional y popular.
—¿Cómo te ves a futuro?
—Actualmente trabajo como asesora de Silvia Horne, con ella hemos impulsado el Día Nacional de la Visibilización Lésbica en memoria a la Pepa Gaitán -el 7 de marzo-, el Día de la Promoción de los Derechos de las Personas Trans -el 16 de marzo-, la Ley Integral Trans que es una ley que tiene más de 38 artículos en donde se trata el cupo laboral, la reparación histórica; esas son las legislaciones de la diversidad que estamos impulsando.
A futuro, voy a estar donde mis compañeros y compañeras digan que soy útil, en el Movimiento Evita de Río Negro, formo parte de la mesa ejecutiva, mi nombre se maneja habitualmente cada vez que tienen que dar un nombre. Creo que cualquiera de las compañeras trans tiene que ocupar una banca; me gustaría hacerlo, no lo descarto, sé que estoy en condiciones de lograrlo y que tengo el apoyo, eso es muy importante.
El mío no es un recorrido habitual, yo les digo muchas veces a mis compañeros del Movimiento Evita, a los compañeros del Frente Para la Victoria o a cualquier dirigente de cualquier partido que tienen personas trans en sus estructuras, les digo que hay que cuidarlas, ponerlas en valor, esas compañeras no solo lograron romper con la estructura de esta sociedad binaria, sino también romper con estas estructuras machistas, patriarcales, partidarias que son mucho más intensas en la política que en cualquier otro lugar.
Hoy en día todavía me pasa, llegar a una Unidad Básica y que algún dirigente me diga compañero, ¡es muy fuerte! Pero si pongo en una balanza las experiencias a lo largo de mis recorridos por el país, tengo más cosas lindas para contar que las no favorables. Sobre todo en las escuelas con los jóvenes y los niños, que es es lo que más me empuja y me alienta, me hace ver que no estamos equivocadas, que los prejuicios los tenemos los grandes y no los jóvenes ni los niños y verdaderamente las compañeras que vienen atrás, como niños y niñas trans que hoy en día tienen su DNI con su género autopercibido no se van a morir a los 35/40 años y van a poder vivir más y mejor.
Así como esos niños y niñas pueden reírse a carcajadas lo que yo no conocí en mi niñez, también ellos y ellas en su adultez van a vivir cosas que nosotras recién las vivimos cuando nos estamos muriendo, si es que lo logramos, porque algunas como Claudia Pía, murieron con un nombre que no les correspondía siendo la principal impulsora de la Ley de Identidad de Género. Murió un mes antes de que se vote la ley.
—Un deseo, una motivación
—Esas violaciones de derechos que a mi me hicieron sentir a cada instante, fueron cosas que me fueron marcando y no quiero que otras personas pasen eso, así como quiero que otras compañeras mías sientan lo que yo sentí la primera vez que me dijeron que iba a tener un trabajo, que sientan lo que sentí cuando fui a retirar la tarjeta de la obra social, que sientan lo que sentí cuando pude tener la tarjeta del banco. Quizás los compañeros comunistas me estarían diciendo de todo en este momento, pero a una persona que a los 35 años recién le dan la tranquilidad de que va a llegar a fin de mes aunque sea con unas moneditas, le cambia la vida. Y si después las compañeras pueden llegar a caminar la calle de día, ir al super al mediodía, comer al mediodía y después a la tarde y no estar durmiendo durante el día y viviendo únicamente de noche, cambia; hay que ir por todo eso.
*Por Sofía Espul para Revista Furias / Fotos: Colectivo Manifiesto.