Cerca de la revolución
En diciembre de 1957, cuando Enrique Meneses logró encontrarse con Fidel Castro en Sierra Maestra, llevaba un mes caminando por Cuba intentando reunirse con el que sería el líder de la revolución más importante de América. Desde ese momento y durante cuatro meses, se convirtió en uno más del grupo de los “Barbudos”, logrando acceder a su intimidad y retratarlos en su accionar más cotidiano. Las fotografías de Meneses se publicaron en la revista francesa París Match, generando un interés mundial por el proceso que terminaría con el derrocamiento de la dictadura de Batista.
Por Redacción La tinta
lQuien terminó ayudando a Meneses a reunirse con Castro fue Vilma Espín, alias “Debora”, quien luego se convertiría en la esposa del líder. Pero el recorrido antes de encontrarse con el grupo de revolucionarios no fue para nada el tránsito de un turista, porque los militares de Batista estaban a la pesca de los periodistas internacionales. Por ello, el fotógrafo decidió vestirse como un cubano medio, esconder su cámara en una caja de ron y viajar en los vuelos cañeros, fumando puros.
Sobre el primer encuentro con Fidel, Meneses dijo “Todo el mundo quedaba atónito ante Fidel. Pero a mí me impresionan muy pocas cosas. Cuando llegué a Cuba ya había recorrido todo África y había estado en la guerra de Egipto, así que tampoco me caí de espaldas por ver a un guerrillero latinoamericano”.
En esos días de convivencia, Meneses logró establecer una confianza con Castro y su grupo que le permitió participar de las reuniones y enterarse de las estrategias que planificaban, por ejemplo como sabotear las plantaciones de cañaverales. Fue tanta la confianza, que Fidel lo invitó a dormir en la hamaca debajo de él, donde tenían largas conversaciones.
«El problema es que me mantenía despierto hasta horas tardías preguntándome insaciable cosas sobre la revolución nasserista y sus logros o fracasos. Reventado por la falta de costumbre de caminar diez horas seguidas, me costaba mantenerme despierto y responder a su interrogatorio», recordó el fotógrafo.
También compartió campamento con Ernesto “Che” Guevara en el combate de Pino de Agua, de quien destaca su humor irónico y la anécdota sobre cuando puso el cartel de “Prensa Internacional” en la cabaña en la dormía Meneses. “En el combate de Pino del Agua, cuando las balas aún sonaban en el aire, el Che disparaba a los enemigos sentado encima de un tronco con la pipa en la comisura de su boca, mientras los demás estábamos agachados protegiéndonos. Era un suicida. Decía que la pólvora era lo único que le quitaba el asma”, afirmó.
Una vez que logro realizar más de 1000 fotografías, el reportero decidió que era momento de publicarlas. Debía sacarlas de Cuba con mucho cuidado porque el gobierno de Batista estaba al acecho por cualquier información que hablara de los revolucionarios. Con la ayuda de una joven, la cual viajo con los negativos y los escritos escondidos en las enaguas, logro hacer llegar el material hasta Miami.
El 8 marzo de 1958, el Paris Match publicó el primer reportaje y la edición se convirtió en un éxito, vendió alrededor de 500.000 ejemplares. La cara de los rebeldes de Sierra Maestra se daba a conocer al mundo y se ponía la situación de Cuba en el debate mundial.
Esto no le fue de mucha ayuda Meneses. Él todavía se encontraba en la isla y le había sugerido a los editores de la revista que esperaran a que él saliera del país para publicar las fotos. Tuvo que esconderse de la policía que lo tenía identificado y lo buscaba intensamente.
“Yo no le tengo miedo a nada. Pero huelo el peligro y soy consciente cuando me estoy metiendo en un sitio jodido. Y en La Habana había más peligros que en la Sierra. ¡A mí el sonido de las balas en los combates no me da miedo! No me hace ningún efecto, porque sé muy bien que la bala que te da es la que no oyes”, dijo sobre aquel momento.
Luego de 11 meses de escaparse las fuerzas de Batista lo capturaron y apresaron durante ocho días. Fue torturado para que diera información sobre Castro y su grupo. Pero no lograron que hablara. Fue el embajador español y amigo personal de Batista, Juan Pablo Lojendio, quien intermedió para que fuese liberado y luego expulsado de la Isla a la que no volvió nunca más.
Meneses tuvo la intuición y la precisión de estar en el momento y con los protagonistas de uno de los hechos más importantes de la historia del siglo XX. Logró registrar a quienes vencieron la lógica del capitalismo que en ese momento se jactaba victorioso.
Cuenta que cuando estaba en las sierras, Castro le ofreció un puesto en el ministerio de comunicación una vez que la revolución triunfara. Tiempo después, Meneses reflexionó sobre ello y su profesión “Un periodista es un aventurero y le importan un bledo el dinero y el poder. Hay quienes quieren convertir esta profesión en algo honorable o solemne. No se dan cuenta de que este es un oficio de aventureros y vividores”.
*Fuentes: Yanina Patricio y Negra Tinta