Abrazame
La obturación no logra congelar la mano derecha de ella, pero sí las manos de los que aplauden alrededor, lo que pone en evidencia la efusividad e intensidad de ese abrazo. Aunque no veamos sus rostros, podemos saber de quienes se trata, podemos adivinar el porqué de esa emoción. Esa es la capacidad de una imagen que se vuelve icónica y que sobrevive más allá de sus referentes.
Por Redacción La tinta
La fotografía fue tomada por Pinélides Aristóbulo Fusco, el fotógrafo que retrató el primer peronismo en todas sus dimensiones. En la imagen se ve a Eva Duarte y a Juan Perón abrazándose luego de que ella hablara en el marco de los festejos del 17 de octubre de 1951. En ese momento Eva ya estaba enferma y había renunciado indeclinablemente a la vicepresidencia para la formula Perón – Perón de las elecciones de ese año.
Con la cámara levantada sobre su cabeza, o tal vez subido a la baranda del balcón, Fusco logra un punto de vista desde el que capta la emoción del abrazo, la mirada atenta de todos los funcionarios (entre los que se puede ver a Héctor Campora) y en el fondo una multitud que aclama a su líder. Una sintaxis en la imagen que logra representar un momento histórico y transformarse en un símbolo de un imaginario que atravesó el tiempo.
En 1948 Fusco ingresó a la Subsecretaria de Información del Gobierno Nacional y pronto comenzó a desempeñarse como uno de los fotógrafos colaboradores de la Presidencia. Ahí cubría los actos oficiales, registraba las obras y edificios que construía el gobierno. Poco a poco fue acercándose a la pareja presidencial hasta acceder a su intimidad y lograr imágenes únicas. Perón lo llamaba “Fusquito”.
En ese puesto se mantuvo hasta 1955, cuando el golpe de estado de la Revolución Libertadora derrocó a Perón. En ese periodo fue perseguido y tuvo que esconder las fotos. Recibió acusaciones tan ridículas como la de haberle hecho fotos pornográficas a Gina Lollobrigida con una película infrarroja que le permitía atravesar la ropa.
Con esta fotografía Fusco gano el primer premio en el Primer Concurso de Fotografía Periodística que recibió en el salón “Eva Perón” de Casa Rosada. En ese abrazo se percibe la resignación y la impotencia de una mujer que siente que la vida se le está escapando lenta y dolorosamente, y que busca el apoyo de su compañero, y no el del líder político.
*Por Redacción La tinta / Fuente: «Fusco. El fotógrafo de Perón» de Matías Mendez
