Macri nos re cabió
Por Diego Valeriano para Lobo Suelto
Nos re cabió porque no entendemos, no sabemos, no queremos corrernos de la comodidad militante. Porque nos importa la víctima según quien sea el victimario, porque justificamos atrocidades espantosas y hasta las perdonamos. Porque hablamos de Clarín, porque no supimos dejar de cantar canciones que estaban bien hace 20 años, pero ya no. Porque mientras matan a una pibita hablamos del codificado.
Macri nos re cabió porque no sabemos escuchar a los que no hablan florido, porque manejamos planes, bolsones y subsidios, porque leemos cosas que ya son inverosímiles, porque despreciamos el miedo de una vieja cuando baja el sol en Morris. Porque de modernos que somos ya somos antiguos, porque queremos querer vidas heroicas. Porque Macri es la cultura y nosotros solo posteadores seriales de temas que no sabemos.
Nos re cabió porque creemos que si una vida es política tiene más valor, porque decimos cuadro político, compañero, estadista y algunos dicen jefa. Porque no nos reímos tanto, porque somos banales. Porque cuando el carnicero dice que hay que matar a todos le hablamos de derechos, escuela pública y posibilidades. Porque movilizamos como antídoto de todo, porque la revolución dejó de tener realidad práctica, porque estamos atravesados por una cantidad demente de palabras e imágenes.
Y porque casi que no dijiste nada por Luciano, porque usaron a Dario y Maxi. Porque por cualquier cosa hablamos de la dictadura, porque estamos solos, porque decimos demasiadas veces neoliberalismo, porque no entendimos y ellos sí, por eso nos re cabió. Porque es la tecnología y no la ideología. Porque creímos que todas nuestras miserias políticas eran buenas en pos de algo superior, porque hablamos en nombre de los otros. Porque creemos en la educación como herramienta de transformación, porque tercerizamos supuestos dolores, porque hacemos talleres en los barrios una vez por semana, porque casi todos nosotros somos empleados estatales.
Macri nos re cabió porque no todo se discute. Porque perdimos espontaneidad, porque hay sensibilidades que no se explican y sin embargo están, porque no vimos las constelaciones de afectos posibles. Porque desaprovechamos la oportunidad que tuvimos ese diciembre, porque todo esto es pura suerte, porque resistir es algo más de lo que estamos haciendo y porque no nos hacemos cargo de que hay lugares a los que nunca volveremos, aunque siempre volvamos.
*Por Diego Valeriano para Lobo Suelto