Cataluña 1-O: la fuerza del pueblo versus la fuerza del Estado
Por Calopsia para La tinta
El 90% de los catalanes que pudieron votar para decidir si Cataluña quiere ser independiente, dijeron que sí (más de 2 millones de personas). Los intentos por impedir el referéndum dejaron un saldo de más de 800 heridos -varios de ellos grave y muchos hospitalizados- a manos de la Guardia Civil Española. El 3 de octubre habrá una masiva huelga general en repudio a los hechos ocurridos el domingo.
El presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, ha creído que podía hacer en Cataluña lo mismo que ha hecho durante décadas en el País Vasco: usar la violencia policial y maquillarla de democracia con ayuda de los medios. Pero en las calles de Girona o Barcelona (por citar dos de las ciudades más importantes) no hay posibilidad de decir la palabra mágica: ‘ETA’. En Catalunya después de la jornada de ayer, sólo quedan abuelos y abuelas en el quirófano, ciudadanos sin ojos y niñxs hospitalizados. Todos heridos por la Guardia Civil española.
A nivel internacional, España ha perdido la careta demócrata y ha mostrado su genética franquista, su odio a Catalunya y su prepotencia suicida.
Esa prepotencia le saldrá cara porque han dado una imagen de represores frente a una ciudadanía que, después de este domingo, sale más reforzada y consciente que nunca. Y, lo más importante es que la lucha abandona la polarización Cataluña-España y se va tiñendo de Postfranquismo-antifascismo: ante una actuación fascista, las izquierdas españolas no-independentistas han tenido que posicionarse. Ya no va solamente de independencia sí o independencia no. Lo que el pueblo no está dispuesto a tolerar, son dinámicas fascistas.
Nada une más que un buen enemigo común. Rajoy se ha convertido en tal logrando lo que los movimientos sociales no consiguieron en múltiples intentos: la unidad de independentistas, anarquistas y reformistas.
Los hechos ocurridos ayer en Cataluña dejan muchas imágenes sangrientas y dolorosas pero una que sintetiza el contexto histórico actual: la de una sociedad convulsionada dispuesta a enfrentar al Estado represivo español y a un presidente autoritario que ayer comenzó a cavar su propia tumba política. El epitafio probablemente diga: Cataluña es independiente.
* Por Calopsia para La tinta