Cataluña: a la espera del referéndum

Cataluña: a la espera del referéndum
29 septiembre, 2017 por Redacción La tinta

A escasos días de la consulta que se realizará el 1 de octubre, conversamos con Lluc Salellas, periodista, politólogo y concejal en Girona (Cataluña) de la Candidatura de Unidad Popular (CUP). Con él, delineamos algunas pistas para comprender la violencia que está ejerciendo el Estado Español hacia el pueblo catalán al querer impedir que decida su futuro.

Por Débora Cerutti para La tinta

Septiembre fue un mes acalorado para Cataluña. Dos días después de que el Parlamento Catalán aprobara la ley de Referéndum, el Tribunal Constitucional Español la suspendía. Esa misma semana la fiscalía española iniciaba investigaciones sobre 700 alcaldes que decidieron apoyar el referéndum. Paralelamente la Guardia Civil Española se hacía presente en imprentas y medios de comunicación, con el objetivo de decomisar boletas y secuestrar material vinculado con esta consulta sin precedentes. Debates o actos públicos en las calles sobre el referéndum fueron callados y prohibidos por la Guardia Civil. Nadie sabe qué actitud adoptarán los Mozos de Escuadra (las fuerzas de seguridad catalanas) el 1 de octubre.

Lluc Salellas (CUP) afirma que el referéndum se va a hacer, aunque con cierta incertidumbre: “Esperamos que el Estado Español no se convierta en una especie de Turquía y que en diez días nos encontremos con decenas de presos políticos”.

Junts pel Sí

La Candidatura de Unidad Popular (CUP) es un partido que se autodefine como independentista, anticapitalista, socialista, feminista y ecologista. La CUP tiene una larga trayectoria histórica, pero creció especialmente entre 2007 y 2011.

El 27 de septiembre de 2015 fue la última vez que hubo elecciones en el Parlamento de Cataluña. Allí se presentó una candidatura que era Junts pel Sí, que agrupaba desde la social democracia hasta el liberalismo a favor de la independencia. La CUP se presentó por el lado independentista. Juntos sacaron mayoría de escaños en el Parlamento. Desde aquel momento se plantearon un marco de alianzas bastante amplio y dificultoso, pero que tenía un objetivo: hacer un referéndum por la autodeterminación.

Según Lluc Salellas, se convertía en “un nexo de acuerdo que nos permitiera trabajar en conjunto para conseguir ejercer lo que nos parece, que más allá de si estás a favor o en contra de la independencia, es un derecho humano, colectivo. Una decisión que pertenece al pueblo de Cataluña”.

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Lluc Salellas. Foto: David Borrat

Entre el pacto y la explosión en la calle

En el 2006 se produjo el último intento de parte de las fuerzas catalanistas y no independentistas de llegar a un acuerdo con el Estado Español: el famoso Estatuto de Cataluña, pacto refrendado mayoritariamente por las y los catalanes. Pero el Congreso español y luego los Tribunales españoles recortaron este estatuto. El pueblo de Cataluña perdía la mitad de las competencias adquiridas, lo que creó una situación de frustración en mucha gente que siempre había apostado a intentar llegar a acuerdos.


El contexto estaba también marcado por un fuerte momento de crisis política del régimen del 78 español, de la monarquía y de las instituciones estatales. Todo ello estalló y se vio reflejado en el histórico 15M, movimiento social que surgió el domingo 15 de mayo de 2011, con una serie de manifestaciones por toda España, donde el lema principal fue “No nos representan”. Desde el 2012 en adelante, manifestaciones de más de millón de personas se han sucedido cada 11 de septiembre en Cataluña, clamando por la independencia.


La fuerza del referéndum viene también marcada por la crisis económica y financiera en que se han visto sometidos los estados miembros de la Unión Europea (UE). Crisis, dicho sea de paso, del capitalismo. Nos dice Lluc: “En este marco de frustración se crea una coyuntura muy favorable a que las personas catalanas digan ´puede que lo mejor sea intentar recuperar la soberanía propia y decidir el máximo de cosas desde nosotros mismos´”. Sumado al hecho de que históricamente Cataluña tuvo un fuerte contenido de nación, un sentimiento de colectividad propia distinta a lo que es el Estado Español.

En la encrucijada

Secuestro de boletas y cierre de imprentas. 700 alcaldes de los 900 que hay en Cataluña (que han firmado el decreto de apoyo al referéndum) están siendo investigados por la fiscalía española y tienen que declarar. La semana anterior, 14 altos cargos del Govern Català fueron acusados de múltiples delitos solo por estar preparando la consulta.

Ante este panorama, Lluc Salellas plantea que el Estado Español está en una encrucijada que implica dos caminos. El primero, volverse un Estado cada vez más represivo, comparable para él con el régimen de Erdogan en Turquía (encarcelamiento de periodistas, censura a los partidos de izquierda, persecución a la lucha kurda). El segundo, un Estado más equiparable a las democracias occidentales europeas.

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Efecto boomerang

“Decir lo que va a pasar o dónde se puede llegar, es un poco complicado. Es difícil de imaginarnos, pero evidentemente puede pasar de todo. Rajoy se ha jugado a eso cuando ha dicho que el 1 de octubre no va a haber referéndum”, dice con preocupación Lluc mientras afirma que mucha gente ha cambiado su actitud respecto al referéndum, al ver la actuación represiva del Estado Español.

Nos detuvimos a conversar sobre el papel que acabarán jugando los cuerpos de seguridad españoles y los cuerpos de seguridad catalanes (los Mozos de Escuadra): “En principio esperamos que se comporten distintamente. Es decir, que los catalanes no tengan una actitud contraria a la celebración del Referéndum, y los españoles tengan una actitud más beligerante”.

Hay un escenario de que todo es posible para Lluc, aunque está seguro de que los políticos que ahora están delante del proceso van a sufrir un proceso judicial importante de parte del Estado Español, tal como lo demostraron las últimas detenciones.


“La única solución es que la gente desborde todo esto en la calle, defienda los colegios, las urnas, independientemente de si se quiere la independencia o no. Es una cuestión de democracia, de que el parlamento catalán y la mayoría de los catalanes quieren votar si ser un estado independiente o no. Y por lo tanto de lo que estamos hablando aquí es de la legitimidad de defender el derecho a definir nuestro futuro como pueblo”, sentencia Lluc.


Ante la quita de los carteles que anuncian y promocionan el referéndum por parte de la Guardia Civil, centenares de personas están realizando día a día, la impresión de carteles en sus casas para luego salir a pegarlos por las calles: “Hay un efecto miedo que seguro está jugando en un sector de la gente, pero al mismo tiempo está movilizando a mucha otra gente”, dice.

El poder de decidir

Victoria política y sociológica importante desde el punto de vista de Salellas, “si realmente muchísima gente se moviliza y va a votar el 1 de octubre, vamos a entrar en un escenario de ruptura con el Estado Español. Más temprano que tarde, tendrá que resolverse en una república catalana”.


Y continúa, “independientemente del resultado que consigamos, es el cambio de un marco mental. Esto es muy importante en la cultura política. Lo que salió del franquismo, una democracia formal que empezó el PP en Cataluña, ya no tiene recorrido”.


Si el escenario es otro con menos participación, o si el Estado Español consigue impedir el Referéndum se plantearía un resultado más ajustado. Siempre, afirma Lluc, será un escenario en que habrá habido un empoderamiento de la población de Cataluña, con la consiguiente exigencia de derechos: “Habrá habido un cortocircuito en las relaciones en los últimos 40 años entre Cataluña y España. La gente ya ha aprendido que hemos llegado aquí y ya nadie quiere volver atrás. Sea cual sea el escenario, el marco de ruptura de decisión colectiva de los catalanes va a avanzar”.

*Por Débora Cerutti para La tinta.

Palabras claves: autonomía, Catalunya, Lluc Salellas

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