La excusa Lopez
Julio López quiere saber dónde está Santiago Maldonado. Su nombre no puede ser usado (como quieren algunos) para callar la pregunta sino para hacerla.
Por Mariano Schuster para Panamá
A Andrea Schuster
Nos degradamos moralmente.
Nos hundimos humanamente.
Nos embarramos en la miseria moral nuestra de cada día.
Nos preguntamos dónde está Santiago Maldonado, el chico de rastas, tatuador, 27 años. Desde el corazón escribimos preguntando, una vez más, por qué alguien falta en democracia. Por qué sus padres, sus hermanos, sus familiares, no saben donde está. Queremos que nos contesten por una razón sencilla: porque somos ciudadanos. Porque nos duele y por que nos falta una persona.
-¿Y ustedes de que mierda hablan? ¿Qué carajo dijeron cuando desapareció Julio López? – nos responden. Con gestos duros y palabras como látigos, ellos golpean. Son los negacionistas. Los que se ríen. Los que se burlan. Los que quieren callarnos.
Pero sucede que en su día, y en los días siguientes, también nos preguntamos dónde estaba Julio López. Era, entonces, el año 2006 y seguíamos con detenimiento aquellos juicios que venían a restituir verdad y justicia a tantos reprimidos y desaparecidos por la última dictadura. Cuando desapareció López, testigo clave del caso Etchecolatz, muchos salimos a la calle. Exigimos al Estado que dijera qué había pasado con él. Algunos, quizás, no lo hicieron tan alto y tan claro. ¿Pero pueden ahora enrostrarles eso en la cara para callar su pedido por Santiago Maldonado?
Hoy, hay quienes de buena fe piden por Santiago y anuncian que siguen sin olvidarse de López. Son los que no borran de su memoria a ninguno de los cientos de desaparecidos en democracia. Son personas honestas que quieren vivir en un Estado de Derecho comprometido con los derechos humanos. Son hombres y mujeres que quieren una democracia en la que las fuerzas de seguridad no atemoricen ni desaparezcan ciudadanos.
Pero también hay otros. Son los que tienen a López en la boca y al negacionismo en el corazón. Son los que muñidos de odio y de bronca injurian y maltratan a los que preguntan.
Los vemos en la calle. Los vemos en las redes sociales. Los vemos en cada discusión. Ellos repiten y cacarean el nombre de López: “Ustedes también tienen su desaparecido”- parecen gritar. Se lo enrostran a todos: kirchneristas, progresistas, socialistas, militantes de izquierda. Aunque nunca pidieron por López, hoy anuncian que no lo olvidan. Dicen que debemos pedir por todos. Pero a ellos no les importa ninguno.
En la lógica de la justificación, todo vale. Incluso llevarse a la boca nombres de seres humanos por los que nunca pidieron.
Este tipo de discusiones reproducen la forma de otras. Sucede del mismo modo cuando alguien afirma: “El gobierno de Venezuela reprime a los ciudadanos” y otro contesta “Pero los imperialistas yankees no se quedan atrás”. Sabemos que el segundo solo quiere justificar lo primero. También pasa a la inversa. Uno dice: “El gobierno de Estados Unidos tiene una cárcel donde se tortura y se asesinan personas”. Y el otro responde: “Sí, pero en Cuba…”. Estos planteos tienen siempre una misma conclusión: la vida de las personas no importa nada a quienes los enuncian.
Santiago Maldonado está desaparecido. No es necesario nombrar a todos y cada unos de los desaparecidos de la historia para pedir por él. Quienes son honestos intelectualmente y humanamente comprensivos, lo saben. Los demócratas no precisan hacer listas kilométricas de países que violan los derechos humanos o de personas desaparecidas. Cuando luchan por una, presuponemos que luchan por todas. El que critica a Cuba puede criticar a Estados Unidos. Y el que pide por López, con toda seguridad, si es honesto, pide por Santiago Maldonado y viceversa.
A las marchas por Julio López y Santiago Maldonado asisten personas diversas. Muchas votaron a Cristina. Otras a Macri. Otras son radicales. Otras trotskistas. Otras socialistas. Piden por personas concretas. Y por una democracia en la que no lamentemos nuevas desapariciones.
Le exigen al Estado que diga donde están. Quieren saber si a Santiago Maldonado se lo llevó la Gendarmería Nacional y le exigen a la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que lo diga. Ayer, hicieron lo propio con Iribarne y Fernández, responsables de seguridad del anterior gobierno, por Jorge Julio López. La exigencia, repito, se dirige al Estado.
Quienes usan a Jorge Julio López para negar a Maldonado, niegan la política pero la hacen. Callan a los “kirchneristas” y a los “progres” y a los “zurdos”. “Antes no dijeron nada” – repiten, y mienten.
Nunca fui kirchnerista. ¿Pero desde cuándo esa palabra se transformó en un insulto? ¿Por qué mezclar los bolsos de López y la corrupción de funcionarios públicos con los sueños de miles de pibes y pibas que creen, de buena fe, en un país justo y solidario? ¿Por qué callar al que, con la foto de Cristina en la pared y una militancia de todos los días, pide por Maldonado? Y, si no hubiera pedido tan fuerte por López, ¿sería justo caerle por ello?
Conozco a muchos militantes kirchneristas que pidieron por ambos. Muchísimos que se mueven desde el anhelo de justicia y que están lejos del maniqueismo que se quiere presentar.
Lo mismo sucede con quienes votaron por Macri. Hay, dentro de ese grupo amplio y heterogéneo, personas que piden por Santiago Maldonado sin atenuantes. No usan a López ni a ningún otro. Los negacionistas no los representan.
Julio López tiene que aparecer. Y Santiago Maldonado también. Frente a los cínicos que pervierten el nombre del primero, su hijo compartió en su muro de Facebook esta declaración de otro usuario:
“El tipo lee: ¿Dónde está Santiago Maldonado? Entonces el tipo se indigna y GRITA: ¿¡Y dónde está Julio López!? Pero al tipo no le importa Julio López. El tipo piensa que al preguntar por Julio López, le está pegando al gobierno anterior. Por eso pregunta por Julio López (ni siquiera conoce el caso de Julio López). Y siente que preguntar por Saniago Maldonado es atacar a este gobierno, su gobierno (un gobierno que se ataca solo). Al tipo en realidad no le importa ni Julio López, ni Santiago Maldonado, ni los 30.000 (…)”
Escribo y veo esta imagen. La de Julio López, Luciano Arruga y Marita Verón sosteniendo el cartel con la pregunta “¿Dónde está Santiago Maldonado?”. Sus nombres están para eso. Para hacer la pregunta. Nunca para negarla.
Repitámosla todos los días. Prometamos no olvidar.
*Por Mariano Schuster para Panamá / Foto de portada: Cobertura colaborativa de la marcha a un mes de la desaparición de Santiago Maldonado, Sub cooperativa de fotógrafos – Vero Mastrosimone – Matias Adhemar – Leo Vaca – María Paula Avila