Testigo clave del caso Maldonado: una llamada, 22 segundos y el ruido de las botas
Ariel Garzi es un testigo fundamental en la investigación por la desaparición de Santiago Maldonado. Estaba bajo el régimen de testigo protegido pero la ministra Patricia Bullrich lo nombró en el Senado y quedó expuesto. En una entrevista a Revista Cítrica, contó su verdad y lo que escuchó al llamar al celular un día después de la represión de gendarmería en la Pu Lof Cushamen.
Por Redacción La tinta
Ariel Garzi es un testigo fundamental en la investigación por la desaparición de Santiago Maldonado, quien lleva desaparecido 22 días luego de un operativo de Gendarmería Nacional. Hasta la semana pasada, el joven se encontraba en calidad de testigo protegido por decisión del juez federal Guido Otranto pero la propia ministra Patricia Bullrich decidió nombrarlo en su exposición en el Senado.
El miércoles 16 de agosto, la Ministra de Seguridad de la Nación en una exposición llevada a cabo ante la Comisión de Seguridad del Senado Nacional -retransmitida por todos los canales de noticias a nivel nacional- dijo públicamente el nombre, el apellido, nombre completo de los padres, y la dirección de la casa del testigo -en teoría- «puesto a resguardo» por el Estado Nacional.
A partir de ese momento, Ariel decidió salir a hablar y que su rostro se vea como un modo de protegerse por si algo le llegase a pasar a él o a su familia.
Ariel es amigo del «Brujo». Estaba oculto por miedo a represalias por parte de las fuerzas de seguridad o parapoliciales. Pero después de la filtración de datos de la ministra Bullrich, ya no tiene sentido esconderse y prefiere «visibilizarse para no ser invisibilizado».
En entrevista exclusiva con Revista Cítrica, Ariel Garzi contó que llamó por teléfono a Santiago apenas 24 horas después de su desaparición y que alguien atendió el teléfono por unos segundos.
«Después del allanamiento estábamos al tanto sobre que había un desaparecido. Que se habían llevado a uno. Cosa que no me preocupó porque, cuando yo caí detenido el 10 de enero, también tardaron dos o tres días en ubicar el lugar en donde me tenían. Al día siguiente me mandan una foto, por whatsapp con la cara del muchacho que se habían llevado, y ahí me di cuenta que era Santiago Maldonado. El Brujo», relató Garzi.
«En ese mismo momento, a lo primero que atiné fue agarrar mi teléfono y llamar. Fue a las 15:23. Llamé a Santiago y alguien me atendió durante 22 segundos, sin emitir ninguna palabra. Se escuchaba una habitación vacía, con ecos, pasos. Y lo primero que se me vino a la mente fue el ruido de botas, caminando. En ningún momento me hablaron. Yo lo llamaba a Santiago, a los gritos. La llamada dura 22 segundos, y me cortan. Al minuto siguiente volví a llamar, y ya me daba como que el teléfono estaba apagado.
Ariel siguió llamando y siempre dio apagado. La llamada y la captura de pantalla fueron las pruebas que presentó en el juzgado federal de Esquel ante el juez Guido Otranto.
«Desde que pasó lo de Santiago, traté de mantenerme lo más oculto que pude. Por una cuestión de seguridad. Hasta que hace tres días, Bullrich me dejó al descubierto. Y mis abogados me dijeron que la mejor manera de mantenerme seguro es que me exponga, que haga conocer mi cara, y que diga todo lo que sé. Que no es mucho. Pero esta prueba de la llamada, evidentemente, los tiene bastante inquietos. Por eso se están manejando de la manera en que se manejan», expuso Ariel.
Leé la entrevista completa en Revista Cítrica.
* Fuente e imágenes: Viojf / Revista Cítrica