Íñigo Errejón: “Los procesos de transformación no se agotan por perder las elecciones»

Íñigo Errejón: “Los procesos de transformación no se agotan por perder las elecciones»
31 agosto, 2017 por Redacción La tinta

El sábado 26 de agosto el diputado español de Podemos, Íñigo Errejón, participó del cierre del 2° Foro por la Construcción de una Mayoría Popular en la Ciudad de Buenos Aires. Allí analizó las características de la oleada conservadora en América Latina y planteó las tareas de quienes se ubican en la vereda contraria.

Por Notas

Errejón comenzó señalando que “este conjunto de cambios de signo conservador” en los gobiernos y procesos latinoamercianos se inscribe en una “insubordinación de los privilegiados” contra “cualquier intento de tener que someterse a reglas democráticas”. Se trata de “venir a reclamar con furia lo que entienden que es suyo por derecho de nacimiento”. Hay en esta “oleada reaccionaria” una “concepción patrimonialista del Estado” donde “las élites no están discutiendo si hay más o menos Estado, lo que están discutiendo es si puede servir a otros intereses que no sean los exclusivos de la minoría”.

Asimismo entienden que “nuestro paso por el poder político es una especie de anomalía que el tiempo y la razón acabarán corrigiendo”. Acorde a esa mirada “normalmente” las elecciones “a veces aciertan y les confirman ese lugar”, y a veces “se viven temporadas que para ellos son conflictivas”. “El conflicto político para las élites es cuando ellos no gobiernan”, sentenció.

El diputado español señaló que la perspectiva actual de los sectores conservadores se asienta en una idea “que no tiene nada de innovadora” y supone “consecuencias nefastas”. Esto es “la exigencia por parte de los grandes poderes de que vuelva a imperar única y exclusivamente la ley del más fuerte”.

La ofensa política y la verdad del adversario

De acuerdo al análisis del dirigente podemista, las élites no buscan “restaurar los beneficios perdidos” ya que “con los gobiernos de signo nacional-popular, no han retrocedido excesivamente en sus riquezas y ganancias”.

Entonces “no era una cuestión económica la que les ofendía, sino de carácter político”. Por eso la disputa “es fundamentalmente política y así se explica que hayan conseguido victorias en lugares donde las condiciones sociales y económicas directas no los acompañaban”. Es así que “hay que entender cómo esa insubordinación de los privilegiados es capaz, en algunos momentos, de construir mayorías políticas sólidas”. Y quienes los votan no representan “millones de intereses oligárquicos y tampoco basta con decir que son personas que están engañadas porque las televisiones juegan para ellos”.

Cuestionando una mirada ortodoxa del marxismo, Errejón subrayó que “en política no existe algo así como la falsa conciencia: gente que tiene unos intereses pero vota por otros”. “Existen proyectos, horizontes o identidades que son capaces de fundar mayorías. Por lo tanto las tenemos que tomar como hechos reales”, dijo. “Hay siempre una parte de verdad en el adversario. Una parte que yo quiero combatir pero que tenemos que tomar en serio”, apuntó.

Los pisos mínimos después de la derrota electoral

Por otra parte, el dirigente político sostuvo que el hecho de que las elecciones se pierdan “es normal”. Pero eso no significa que las derrotas electorales “signen el final de los procesos de transformación histórica”. “La gente como nosotros normalmente las pierde y a veces la gana”, historizó. Desde esa perspectiva “lo fundamental no es si hay alternancia, sino cuánto de alto se pone el suelo mínimo de derechos, de inclusión, de redistribución de la riqueza a partir del cual los que después llegan al poder tienen que seguir construyendo”.

“Eso tiene que ver con la necesaria conciliación de dos principios irrenunciables que hay que poner a dialogar: la voluntad de emancipación social (socialista) con la voluntad del pluralismo político”, destacó. Las derechas “han aprendido de la experiencia de los gobiernos progresistas”. Si bien desearían hacer “tabula rasa” ese no es su programa político inmediato. “Ese programa se hace cargo de algunas de las transformaciones de época y las incorpora para construir un proyecto de estabilidad política”.

“Que la gente cuando acuda a las urnas no agradezca la Asignación Universal por Hijo significa que ha asumido que eso es un derecho no por votar a uno u otro, sino por ser argentino”, ejemplificó Errejón.

La construcción de una nueva mayoría

Partiendo de ese análisis, el diputado aseguró que “la contrucción de nuevas mayorías de signo nacional, popular y democrático tiene que hacer lo mismo” ya que no pueden ser mayorías “que se limiten exclusivamente a un ejercicio de nostalgia que aspire a recuperar el tiempo pasado”. Tiene que ser, en el caso argentino, una articulación “que se haga cargo del macrismo, de la experiencia que está sucediendo ahora, de qué expresa eso sobre las expectativas, los miedos y los anhelos de la sociedad”.

Esto implica, entre otras cosas, hacerse cargo “de una retórica de la normalidad y el fin del conflicto”. “Sabemos que es una retórica mentirosa porque cuando hablan de eso lo que intentan es privatizar el conflicto, disolver los lazos de comunidad para que el antagonismo lo vivamos de uno a uno”, remarcó Errejón. “Pero sin embargo esta retórica en muchos momentos consigue aglutinar una mayoría”, añadió.

Al respecto recordó que si bien “en todos los procesos históricos de cambio hacen falta minorías activas con la capacidad de empujar el horizonte de lo posible” estas “no pueden perder nunca la temperatura y el sentir social de sus países”. “Eso significa que tenemos que hacernos cargo de cierto deseo de normalidad que a veces expresan nuestras sociedades para planificar con un horizonte de largo recorrido”, explicó.

La disputa por el sentido

Errejón enfatizó varias veces que “las condiciones sociales y económicas por sí solas no significan nada”. Si bien “son importantes”, en términos políticos “no tienen ningún significado intrínseco que haya que develar” sino que es algo que “hay que construir”. “No podemos ser los mensajeros de las malas noticias mientras se le deja al adversario construir un relato ilusionante, que responde a ciertos anhelos de la sociedad. Siempre que el adversario nos gana en lo que hace hay una parte de razón que nos tenemos que obligar a entender para derrotarla”, continuó.

También resaltó que “la disputa es fundamentalmente por el sentido, por articular las diferentes ilusiones, esperanzas y expectativas”. “Como los países y los pueblos no pueden vivir permanentemente en estado de excepcionalidad, en la hiperpolitización, es importante que le disputemos al adversario la idea del orden y la institucionalidad”, opinó.

Además destacó que “los poderosos no le tienen miedo a las personas que le digan lo sinvergüenza que son. Le tienen miedo a gente que le diga algo mucho más radical que es que no los necesitamos porque gobernamos mejor”.

Finalmente llamó a que “diagnostiquemos bien qué ha hecho que gente beneficiada por la distribución de la riqueza nos de la espalda. No regañemos. No hay cosa peor que cuando las fuerzas progresistas se convierten en fuerzas que regañan a su pueblo”.

“Quedan núcleos de buen sentido en el sentido común de época que pueden ser aprovechados. Elijamos bien las batallas, marquemos aquellas que queremos librar ahora y cuáles cuando hayamos hecho una mayor acumulación de fuerzas”, concluyó.

*Por Notas.

Palabras claves: Iñigo Errejon, Podemos

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