Trans busca trabajo digno
Relatos en primera persona: el acceso al trabajo formal para las personas trans aún es una lucha por igualar derechos.
Por Marina Carniglia para Revista Riberas
“Mi nombre es Nicole Cagy, tengo 38 años. Me recibí en Locución con título oficial, soy Licenciada en Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de la Plata y actualmente estoy cursando la Licenciatura de Artes Visuales en la UNSAM. También estudié durante varios años en el IUNA canto lírico, así como en conservatorios musicales.
Trabajé durante once años para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Y en 2007 tras empezar mi transición de género y asumir Mauricio Macri como Jefe de Gobierno, me quedé sin trabajo. Luego de aquel entonces empezaron las enfermedades: una colitis ulcerosa, desganos, mucho tiempo en la cama y la utopía de volver a encontrar un empleo.
Para mí el trabajo es el motor que impulsa la vida y es un derecho que se le sigue negando a la población trans. En Argentina no hay nada igualitario ni se acerca a serlo, la población cree en una moralidad inexistente. Si pudiera elegir en qué desempeñarme, elegiría trabajar en comunicación social, para lo cual me formé, ideando políticas y siendo la voz de mis compañeras indefensas”.
“Mi nombre es Estefanía Menzel, tengo 30 años. Soy enfermera universitaria recibida en la UBA. Trabajo actualmente en una empresa de internación privada domiciliaria en Beccar. Además participo en la Cooperativa Arte TvTrans en la parte técnica y actoral.
Para mí el trabajo es libertad, me permite no depender de nadie, o casi de nadie. El trabajo me dignifica. Sueño con trabajar en un hospital público, pero se me hace difícil (ingresar) si no tenés un contacto.
Pido al Estado y a la sociedad que no se olvide que hay otro grupo social que necesita integrarse, dignificarse y conseguir un trabajo. El cupo laboral trans tiene que ser una realidad. Igual no dejo de preguntarme: ¿Es necesario que haya una ley y que además se vote y necesite aprobación para integrarnos al mundo, para decirnos qué somos, que tenemos derechos y que necesitamos trabajar?”.
“Mi nombre es Andrea Cantero, tengo 29 años. Actualmente tengo una peluquería y enseño a chicas trans el oficio a través de un programa que está vigente desde hace dos años con ayuda del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Estudié peluquería y actualmente estoy cursando administración de empresas.
El trabajo es para mí algo fundamental para la vida, la salud y la subsistencia. Todos necesitamos trabajar para tener lo propio, para conseguir nuestra independencia y para la salud mental de cada uno.
En la población trans hay mucha discriminación. Podemos formarnos en lo que sea y ser las los mejores, pero es muy difícil que nos tomen en organismos públicos y privados, siempre se nos asocia con la prostitución y las drogas, nos juzgan por nuestros aspectos y casi ni se nos permite acceder a un alquiler digno. Y eso, es lo que venden los medios de comunicación”.
“Mi nombre es Alicia Rosario Quispe Río, tengo 46 años y soy peruana. Vivo en Argentina hace nueve años. Actualmente estoy terminando la escuela y empecé aprender el oficio de peluquería. Estoy muy feliz de estar formándome. En un futuro me gustaría tener una peluquería propia y poder enseñarles a mis compañeras para sacarlas de la calle.
El trabajo para mí es poder mostrarme a la sociedad, valerme y mostrar todo lo que puedo hacer”.
“Mi nombre es Mía Magali Vega, tengo 30 años. Estoy trabajando acá en la peluquería, capacitándome y desde hace tres meses estamos con el entrenamiento. Espero que quedemos efectivas. Es mi primer empleo luego de mucho tiempo. Trabajaba cuando era hombre, pero luego me realicé y por mi condición, se me cerraron todas las puertas. Fueron días y años de mucho sufrimiento. Luego conocí a mi pareja, la cual me ayudó muchísimo; él vendía juguetes en la calle y yo comencé a ayudarlo.
¿Qué significa el trabajo para mí? No te miento, esta mañana cuando venía rumbo a la peluquería justo pensaba en eso, qué lindo que es levantarse, tomar el desayuno, salir temprano de casa, tomarme el colectivo con toda esa gente que va a sus empleos. Se siente realmente bien ser parte de ello, no sé, en comunión, integrada. Estoy feliz y ahora me toca cuidar mucho lo que conseguí”.
*Por Marina Carniglia para Revista Riberas. Foto Marina Carniglia.