«Es un ecocidio, es ilegal y vulnera a los pueblos originarios»
Sofía Nemenmann representa al movimiento «Río Santa Cruz Sin Represas», agrupación que se puso como objetivo frenar el megaproyecto que pone en riesgo ambiental gran parte del sur argentino.
Por Revista Cítrica
“Sabemos que ningún Estudio de Impacto Ambiental serio sería capaz de aprobar este ecocidio, por eso vamos a seguir informando e informándonos para dejar en claro que los argentinos no queremos represas en el río Santa Cruz”. Así lo explica Sofía Nemenmann, co creadora -junto a Nicolás Abramzon– de la página de Facebook Río Santa Cruz Sin Represas, sitio que se convirtió en bandera de lucha, y que se puso como objetivo frenar el megaproyecto que pone en riesgo ambiental gran parte del sur argentino.
Hace unas semanas tuvo lugar una audiencia pública en el Congreso Nacional. Allí se debatió la factibilidad ambiental de la construcción. Los inversores ya aportaron u$s 800 millones, de un total de u$s 4730 millones. La tensión crece, y desde varios lados se tironea de las cuerdas. Sin embargo, aquello que más preocupa al futuro de los argentinos no se discute en la agenda oficial.
«En la audiencia escuchamos muchas opiniones, muchas voces. Se hizo un poco largo el período de tiempo la parte de los técnicos que trabajan para la represa; al igual que pasó al principio, con los funcionarios que contaron con muchísimo tiempo para exponer, mucho más de lo pudimos tener nosotros», explica.
«Desde mi punto de vista, falta hablar muchísimo del tema de Pueblos Originarios. Desde Santa Cruz hubo una teleconferencia, donde todas las voces estuvieron en contra de las represas. Y no les quedó otra que escucharnos. Somos muchos. Nos oponemos a las represas por el tema de los pueblos originarios, por lo del macá tobiano (el río Santa Cruz es un sitio clave como área de invernada del amenazado Macá Tobiano -Podiceps gallardoi-, un ave endémica Argentina, declarada Monumento Natural Provincial que se encuentra en peligro crítico de extinción y está gravemente amenazado por dicho complejo hidroeléctrico), es una mentira que esto vaya a generar trabajo. Creo que son ellos quienes deben ser responsables de explicar por qué sí quieren este proyecto, y esto es lo más difícil de lograr», analiza Nemenmann.
¿Cuáles son los impactos que generan las represas y que no nos cuentan? Son varios los ejes: medioambiente, arqueología, paleontología, economía y política social. Un estudio presentado por la Administración de Parques Nacionales actual pronostica una irreversible pérdida de biodiversidad (flora, fauna y comunidades limnológicas) presente tanto dentro del río como en sus alrededores. «Terrenos cubiertos de fósiles y restos de la comunidad Tehuelche (chenques) que habitaba la región. Puntas de flecha, picaderos, obsidianas pulidas, huesos, árboles petrificados y fósiles marinos cubren las márgenes del río», cuenta.
Sin dudas, el punto crucial es el del daño medio ambiental. «Lo que más vemos es gente explicando que el daño es ‘más bueno’ o ‘menos bueno’ pero ninguna aseveración real al respecto. Lo único que dicen es que necesitamos salir de una crisis energética de la cual no vamos a salir con una obra que va a producir energía recién dentro de diez años, y en el medio, nada».
«Y eso no es todo. Cuando empiece a producir energía, tendremos 30 años más de devolución de energía a China. Es decir, que de la crisis energética no vamos a salir, por lo menos por 40 años. Y menos con un gobierno que no tiene una matriz energética programada. Se está dibujando en el aire un proyecto, intentando mitigar y compensar los impactos ambientales, es decir, lo único que hacen es admitir que hay un impacto, y no pueden justificar por qué lo están haciendo», asegura Sofía.
Cabe destacar que el Presidente de la consultora Ebisa, a cargo del Estudio de Impacto Ambiental de la obra, es a su vez el Subsecretario de Energía Hidroeléctrica del Ministerio de Energía y Minería (MINEM), y era también el consultor de las represas La Barrancosa y Cóndor Cliff (actuales Kirchner-Cepernic).»Esta es una de las tantas muestras claras de la falta de seriedad de dicho estudio».
«Con respecto a los pueblos originarios, se pasó por encima 100% sus derechos ciudadanos, por el apuro urgente de arrancar con la obra. Vivimos en un país que firmó el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, y no hubo una consulta previa al libre de informar a pueblos originarios. Esto es ilegal. Ni mejor ni peor. Ilegal. Fue un avance sobre los pueblos originarios, que siempre quedan vulnerados y silenciados», sostuvo.
«El principal objetivo es parar la obra hidroeléctrica sobre el río Santa Cruz y creo que la única forma de hacerlo es a través de la consciencia: educando, informando, dando visibilidad al proyecto, sembrando dudas, conversando con la gente, escuchando opiniones (de un lado y de otro; a favor y en contra). Investigando alternativas e intentando entender cuáles serían los REALES costos y beneficios de la obra», concluyó.
*Por Revista Cítrica. Fotografía: Río Santa Cruz Sin Represas.