A los fascistas se les cayó la careta
No pasaron 48 horas de la fallida e irregular intentona de la derecha en Venezuela de realizar una “consulta” o “plebiscito”, antes que la oposición volviera a mostrar el verdadero carácter fascista de sus intenciones. Poco les duró el olor a demócratas.
Por Código Común
En la tarde del martes 18 de julio, en Lechería (Estado Anzoátegui), un grupo de manifestantes de derecha atacaron a un conjunto de militantes chavistas, hiriendo de muerte de una forma bestial a uno de ellos. Luego de arrojarle explosivos caseros y apedrearlo, no dudaron en incinerar su cadáver. Una vez cometida la acción criminal, golpearon su cuerpo con piedras y palos para garantizar el fallecimiento del joven Héctor Amuello.
El video publicado aquí es por demás representativo del modo en que actúan estas personas que son llamadas por la prensa internacional “muchachos que luchan por la libertad”.
Pero para que quede claro que esta acción no es un hecho aislado (ya son más de cinco las personas asesinadas o gravemente heridas por ser incineradas por la derecha, en los últimos meses), en la misma tarde del martes en Altamira, Caracas, en el acceso del subterráneo, un joven identificado como chavista fue atacado, golpeado y prendido fuego. El joven salvó su vida al poder escapar, pero no pudo evitar las heridas de las quemaduras.
Hasta aquí un desprevenido lector puede considerar que estas acciones criminales son expresión de reducidos grupos de derecha, pero si observamos las declaraciones del presidente norteamericano Donald Trump, el día posterior al masivo simulacro de elección para elegir sus constituyentes y las manifestaciones del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, el mismo día que se produjeron los actos fascistas mencionados, no podemos dejar de notar que estamos frente a un mismo libreto que se redacta y envía desde el Departamento de Estado de los EE.UU.
En un mensaje oficial emitido desde la Casa Blanca se exigió al Gobierno venezolano que “abandone la propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente” y que “están dispuestos a tomar medidas económicas fuertes y rápidas si el Gobierno de Venezuela procede con la acción de la Asamblea Nacional Constituyente».
El nivel de agresión e injerencismo descarado del imperio del Norte es reflejo innegable de que la acción electoral de la derecha del domingo pasado fue, en términos políticos, un desastre. El sistema de votación fraudulento y alejado de cualquier criterio mínimo de transparencia electoral, sumado a la escasa participación de votantes, dejó de manifiesto el bajo apoyo que tienen las fuerzas políticas de derecha.
Esta situación de bajo consenso se vio agigantada por la masiva y sorprendente participación del pueblo en el simulacro electoral de votación de Constituyentes del próximo 30 de julio.
No hay dudas y es bien sabido que hay un plan diseñado para desestabilizar la revolución bolivariana en el plano económico, político, social y militar, volcado en los últimos meses a la acción terrorista.
En su mensaje emitido el 18 de julio, Luis Almagro hizo un llamado “elegante” a las Fuerzas Armadas Bolivarianas a dar un golpe de Estado e instó a la clase media y rica a redoblar sus esfuerzos para acelerar la caída del gobierno democráticamente elegido en las urnas, antes del 30 de julio.
Por fuera del cerco mediático montado por los medios hegemónicos, las transnacionales y conglomerados empresariales de comunicación, la construcción deliberada del sentido común no permite que se pueda conocer lo que ocurre dentro de Venezuela y mucho menos, ponderar el apoyo que el pueblo humilde y trabajador da a un proceso que en la peor de las adversidades continúa resistiendo y pugnando por construir una sociedad más justa y soberana.
* Por Código Común