El gran Circo pobre de Timoteo
El documental de Lorena Giachino narra la última parte de la historia de un circo chileno que acoge a homosexuales y transexuales. Hace más de cuatro décadas visita diferentes poblados bajo la dirección de René “Timoteo” Valdés.
Por Redacción La tinta
«Quizás, soñar otro país, donde el reclutamiento sea voluntario, y usted no se sienta menos patriota por negarse a empuñar la criminalidad de esas armas. Sería un bello país, ¿no cree? Un largo país, como un gran pañuelo de alba cordillera para enjugarle al ayer la impunidad de sus lágrimas. Un hermoso país, como una inmensa sábana de sexo tierno que también sirva para secarle a usted su sudor de mochilero patiperro. ¿Qué me dice? Nos embarcamos en el sueño».
(Carta a la dulce juventud. Pedro Lemebel, artista chileno.)
Haciendo frente a una sociedad homofóbica y transfóbica, sobreviviendo aún bajo la dictadura de Pinochet, el Circo de Timoteo se conformó como espacio artístico de resistencia y también, de trabajo. “Más de 42 años arriba del escenario, a veces me pongo a pensar ¿hasta cuándo nos va a durar la cuerda?” piensa René “Timoteo” Valdés, su director, en el trailer del documental co-producción chileno-argentina.
La producción llegó a sala Gaumont (Bs As) el pasado 13 de julio y se proyecta dos veces por día. ¿Cuánto durará? ¿Cuándo llegará a otros puntos del país? Es una incógnita.
El video llega para compartirnos fragmentos de cotidianeidad de un circo que está llegando a su fin, como la vida de su director, dada su edad y estado de salud. Llega, con ciertas demoras, como suele suceder con las historias de vida de las personas trans: el documental salió a la luz en 2013 y, según narran sus creadores, ya ha recibido diferentes premiaciones en Chile, República Dominicana y Francia.
En el filme, la cámara acompaña el trabajo diario en el circo, sigue a sus integrantes, escucha sus relatos: “Las escenas cotidianas se hilvanan en una secuencia sobria y familiar que contrasta con la excentricidad de sus protagonistas”, afirma Leandro Ramos, en su sinopsis.
Lo esperamos en las salas cordobesas, queremos ver, oír y sentir aquellas historias que hartas de ser silenciadas, deben ser contadas y compartidas.
*Por Redacción La tinta / Foto de portada: Nicolás Valdebenito González.
*Fuentes: Anred, Facebook del Documental
