Brasil: el Senado aprobó la reforma laboral
Por 50 votos a favor, 26 en contra y una abstención, el Senado brasileño aprobó la reforma laboral impulsada por el gobierno de Michel Temer. Sólo resta la firma presidencial para que sea convertida en ley. Un retroceso enorme en derechos para los trabajadores.
Dos semanas después de asumir la Presidencia, tras el golpe de Estado institucional a Dilma Rousseff, Temer anunció que enviaría al Congreso un proyecto de ley hecho a medida de los reclamos de las cámaras patronales como la Confederación Nacional de la Industria y la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp).
La reforma -que había tenido media sanción de Diputados en abril- permitirá a las empresas la contratación temporaria para evitar indemnizaciones y elevar la jornada laboral hasta 12 horas, cuando actualmente son de ocho (con la posibilidad de extenderla a 10, sumando dos horas extra).
El promedio de horas semanales de trabajo se mantendrá en 44 como lo es actualmente, pero estas serán administradas día a día de acuerdo a las necesidades de la empresa, con un tope de 12 horas laborales por día. “El objetivo del gobierno es lograr seguridad jurídica para los empresarios”, había afirmado Ronaldo Nogueira, el ministro de Trabajo, al momento de presentar el proyecto. Además, planteaba que la reforma laboral busca terminar con “los juicios laborales que atormentan a los empresarios”.
Entre los puntos centrales se encuentra la eliminación de las negociaciones colectivas entre sindicatos y empresas, autoriza al empleador a dividir los 30 días de vacaciones que rigen en Brasil en tres veces, reduce un 50% la multa por despido sin causa y elimina la figura del seguro de desempleo que paga el Estado vía aportes patronales, que actualmente tiene un máximo de 1.700 dólares divididos en cuatro cuotas.
Además, crea nuevos tipos de contratos y plantea que los trabajadores tienen “autonomía individual”, lo que cambia el paradigma progresivo de que en la relación laboral el empleado es el eslabón más débil.
Según una encuesta de Datafolha, el 58% de los brasileños se oponen a esta reforma, rechazo que se observó en dos jornadas de huelga general que realizaron las centrales sindicales con alto acatamiento.
El conjunto de medidas adoptadas con la sanción de esta ley retrotraerá derechos conquistados en Brasil desde el gobierno de Getulio Vargas e implicará una fuerte flexibilización laboral.
Vale aclarar que esto se asienta en una crítica situación socioeconómica, ya que actualmente son más de 14 millones los trabajadores desempleados mientras que el proceso inflacionario y la devaluación del real se aceleró en los últimos meses.
Con la aprobación de esta legislación, Michel Temer la suma a su paquete de medidas para profundizar el ajuste y deteriorar aún más las condiciones del pueblo brasileño. Desde que asumió, ya promovió el congelamiento del gasto público por 20 años, la reforma educativa y una reforma previsional.
Por Notas Periodismo Popular/ Imágenes: Midia Ninja.
