La muerte de Sergio Cuello: gatillo fácil y estigma mediático
En una confusa situación, dos efectivos de la Policía de Córdoba de la división barrial asesinaron a balazos a un joven de 28 años en barrio Altamira. Sergio Cuello, estigmatizado por los medios como un «malviviente», había participado en la construcción del salón comunitario de su barrio, donde 50 niños se reúnen para acceder a la copa de leche.
Según relatan desde la cúpula policial, los uniformados se disponían a realizar “un control” a un hombre en cercanías a la intersección de las calles Entre Ríos y Río Primero, cuando el joven identificado como Sergio Cuello habría sacado un arma de entre sus ropas e intentado -sin éxito aparente- disparar a los efectivos. La presunta agresión de Cuello fue lo que generó la respuesta de los policías, quienes balearon al muchacho. Cayó muerto a los pocos metros, con una herida en el tórax y otra en una pierna. La Policía afirma que secuestró junto al cuerpo un revolver calibre 22.
Ante este hecho, desde la asamblea Libres en Lucha de barrio Maldonado -integrante del Encuentro de Organizaciones (EO)- escribieron un comunicado para contar otra verdad sobre «el compañero, vecino, padre, hijo, amigo Sergio Cuello».
«La noticia del asesinato de Sergio a manos de la Policía nos duele, pero no nos sorprende. Lamentablemente son hechos que se repiten con demasiada frecuencia. No vamos a decir que no pueda haber cometido errores, ni que nunca haya estado preso. Sin embargo esa es una parte muy chica de lo que era Sergio. Y tuvimos que ver, con gran dolor, cómo desde los medios se lo señala y estigmatiza por lo que todavía no está probado que haya hecho, cayendo en lo más simple: ensuciar a la víctima».
Desde la Asamblea Libres en Lucha quisieron remarcar que atrás de ese “malviviente” del que hablaron los medios, hay una vida y una historia.
«Una partecita de su vida y de su historia se relaciona con nosotras. Hace más de 10 años, un grupo de gente nos empezamos a juntar en Maldonado, a soñar una organización. Hacíamos actividades con niños/as en la calle, sin tener un espacio físico. Sergio fue una de las pocas personas que se acercó desinteresadamente y nos propuso construir un salón comunitario. Durante meses trabajó duramente en la construcción de ese salón. Y ese espacio sirvió para dar la copa de leche a decenas de niños durante años. Allí funcionaron cooperativas de trabajo. Allí festejamos siete días del niño. Y muchísimas cosas más. Gran parte de todo eso fue gracias a Sergio, que puso el cuerpo en ese salón», recordaron.
Sergio había regresado a la organización hace sólo unas semanas. Estuvo algunos días colaborando en el comedor, ayudando con los más de 50 niños y niñas que se reúnen allí cada día.
«Después de enterarnos de la triste noticia nos juntamos en nuestro salón, y coincidimos en algo más que la indignación: todas desconfiamos de lo que salió en los medios, todo nos parece raro y sospechoso. Además sabemos que cada vez que hay un caso de gatillo fácil, se arma una historia donde las víctimas aparecen con armas plantadas, o supuestamente suicidados», subrayaron.
«No vamos a creer tan fácilmente en la historia que nos venden, porque vivimos en un país donde la policía mata a un pibe cada 25 horas, y la mayoría de las veces queda totalmente impune».
Desde el Encuentro de Organizaciones señalaron que es necesario identificar el contexto en el que vivió Sergio e indicaron que el Estado y sus funcionarios son responsables cotidianamente de violencias inmensas, como que los niños no tengan para comer, que las escuelas se caigan a pedazos, que no se brinde asistencia de salud digna, que miles de niños crezcan en la calle, que no haya trabajo, y miles de etcéteras. «Esas son las condiciones en las que crecen nuestros niños, en medio del abandono por parte de la sociedad. ¿Hay violencia peor que eso? ¿Quiénes son los verdaderos culpables de que alguien llegue a actuar con violencia?», se preguntan desde la organización.
«Exigimos que no sea una causa más que se archive, que se investigue a fondo, que den explicaciones de por qué tiraron a matar. En esta provincia la Policía tiene el poder de decidir sobre la vida y la muerte de la gente de los barrios pobres, actúan como jueces y ajustician», concluyeron.