“Hay gente que no quiere que sus hijos boxeen porque desprecian a las clases bajas que lo practican”

“Hay gente que no quiere que sus hijos boxeen porque desprecian a las clases bajas que lo practican”
27 junio, 2017 por Redacción La tinta

Con 87 años de vida y más de medio siglo entregado a su carrera, Rubén Torri es prócer y emblema del periodismo deportivo. Vinculado al fútbol y al boxeo, pero con una devoción muy especial por este último, “el Chino” fue un vanguardista de la narración radial pugilística. La situación del boxeo en la actualidad, los prejuicios en torno al mismo, el negocio de los promotores, el rol del Estado y el pugilismo cordobés son algunos de los temas a los que se refirió “el Maestro” en esta entrevista.

Por Rafael De Julio para La Tinta*

Rubén Torri marcó una época dorada del periodismo deportivo cordobés y al día de la fecha es considerado una leyenda viva dentro de la actividad, pese a estar alejado de los medios. Con un estilo vanguardista signado por la precisión técnica de sus relatos, y habiendo realizado más de mil quinientas transmisiones radiales, “el Chino” mantuvo viva la llama del boxeo desde los albores de la década del sesenta hasta hoy, trascendiendo los vaivenes propios que dicho deporte ha mostrado a lo largo de su historia.

Actualmente, cuando los especialistas en boxeo no abundan, la palabra de Torri resulta imprescindible para seguir comprendiendo tan apasionante deporte.

¿Se puede decir que el boxeo argentino no está en su mejor momento?

El boxeo está en declive porque lamentablemente no se han renovado los profesores. Los grandes maestros fueron muriendo y el deporte ha entrado en un proceso de deterioro. Actualmente van surgiendo nuevos profesores pero, evidentemente, ya no existe aquella sabiduría de los grandes entrenadores. Ya no es el mismo boxeo. De todas formas siempre tenemos esperanza. Hace muchos años que vienen diciendo que el boxeo va a desaparecer y, sin embargo, el pugilismo lleva más de 120 años de vida.

Más allá de la ausencia de nuevos maestros, ¿existen causas estructurales que determinen ese declive?

Falta mucha organización. Falta que los deportistas reciban un apoyo fuerte que les permita dedicarse exclusivamente a la actividad. Muchos se admiran y no pueden entender que Cuba, con diez u once millones de habitantes, compita y se ubique siempre dentro de los seis primeros puestos de la tabla general en el medallero olímpico. Eso sucede porque hay una estructura. El deportista que tiene condiciones, es apoyado por el Estado, algo que acá no pasa. El hecho de que no haya una contribución económica desde arriba, perjudica al boxeo nacional.

Desde los tiempos del peronismo no existe un apoyo irrestricto hacia esta actividad que, por otra parte, se va diluyendo en el tiempo porque han proliferado una gran cantidad de deportes menos peligrosos que el boxeo. Siempre dije que el pugilato es una disciplina de riesgo, pero sin dudas no es el deporte de mayor peligrosidad. Lo que pasa es que al surgir otros deportes tan ‘bellos’ y ‘transparentes’, los padres les dicen a sus hijos: “¿Vas a ser boxeador?, estás loquito”. El boxeo está mal visto. Incluso hace unos años hubo una ley para prohibirlo que después no prosperó. De todas formas y pese a lo que digan, siempre va a existir el pugilismo. El boxeo es un deporte de riesgo pero si sus practicantes están bien alimentados, entrenados y protegidos, ya no es una disciplina tan riesgosa.

¿Se ha impuesto el negocio por sobre el boxeo en Argentina?

Acá proliferaron los promotores y no el boxeo. Lamentablemente tengo que decir que para que haya boxeo en este contexto es necesario que existan promotores ya que la Federación Argentina de Box no tiene el suficiente stock económico para bancarse el profesionalismo. Lo hace por el solo hecho de que la televisión paga decenas de miles de pesos por cada pelea transmitida. Eso permite cubrir las bolsas y el desarrollo de los combates que semanalmente lleva a cabo la Federación.

Tras el cierre del Luna Park, el Teatro Colón del boxeo argentino, han proliferado los promotores. Existen tres o cuatro que son dueños de todo el boxeo. Pero esos muchachos no vinieron a salvar al deporte, sino que vinieron a hacer su negocio. Ellos son millonarios y el pugilismo sigue padeciendo necesidades tales como la falta de una obra social que proteja a la familia del boxeador cuando el deportista deja la actividad.

Evidentemente el boxeador en Argentina está desprotegido. Y aquellos que tienen un buen pasar económico lo han conseguido por ser muy buenos peleadores y por estar bajo la órbita de promotores que los cuidaron para ganar plata. El resto de los pugilistas, los de medio pelo, no tienen otra alternativa más que golpear puertas para conseguir laburo.

Hay quienes dicen que hoy es más fácil ser campeón del mundo. ¿Es así realmente?

Hoy es mucho más fácil ser campeón del mundo porque han proliferado las asociaciones mundiales que son las que sostienen el boxeo. Cada una de ellas mantiene sus negocios ya que certifican sus propias peleas. El Consejo Mundial de Boxeo, por ejemplo, autoriza un combate por el título mundial de peso completo en más de 150 mil dólares. Y, al igual el Consejo, cada asociación tiene su quintita y maneja sus campeones. Es un círculo.

Igualmente, no hay que dejar de lado el hecho de que existe una serie de dirigentes, a quienes llamo ‘turistas del box’, que pasean por el mundo a costillas de los boxeadores. Viajan con todo pago y a veces hasta son cómplices de los malos fallos porque se hacen amigos de los promotores. ¿Quién se perjudica? El boxeador que se rompió el lomo entrenando tres o cuatro meses con la ilusión de ser campeón. Aquí hay que hacer una purificación muy grande con la sanción de una ley que proteja a los boxeadores.

¿Se vislumbra algún tipo de solución frente a ese panorama?

Para cambiar el boxeo actual, yo prohibiría el boxeo profesional en Argentina. En Cuba, por ejemplo, Fidel montó una estructura al servicio del deporte, sin perseguir fines lucrativos. En la isla, el estado apoya el deporte. Los grandes deportistas cubanos como el atleta Javier Sotomayor, son producto de una estructura que Argentina no tiene desde los años del peronismo.

Acá, los dirigentes políticos, que pertenecen a las clases altas, solo acuden a un evento boxístico de manera ocasional, porque tienen una invitación o porque hay cámaras. Entonces nunca lo van a apoyar. La gente del boxeo, en cambio, siempre es pobre, y los promotores se han hecho millonarios a costillas de los boxeadores.

Recién mencionó que el boxeo es un deporte que está mal visto en general

Hay mucha gente que no quiere que sus hijos boxeen porque desprecian a las clases bajas que lo practican. Pero, contrariamente a lo que muchos piensan, el box es una de las disciplinas más nobles, ya que debajo del ring son todos amigos. Y eso es algo que no pasa siempre en el fútbol, por ejemplo. A esto lo sé porque he transmitido fútbol durante 20 años.

En Buenos Aires hubo una rivalidad famosa que tuvo a José María Gatica y Alfredo Esteban Prada como protagonistas. Ellos combatieron entre sí varias veces, llenando el Luna Park. En el ring se odiaban, pero luego, cuando ambos dejaron la actividad, Gatica comenzó a transitar un camino erróneo y tuvo muchas necesidades económicas. Un día, en el Luna, Prada lo encuentra a Gatica y le pregunta: “¿Qué le pasa, Monito? Lo veo muy triste”. “Estoy mal. Me cambiaron la cerradura de casa, no puedo entrar y vivo en la calle”, expresó Gatica. Ahí nomás, Prada le ofreció a Gatica, su rival de toda la vida, que vaya a vivir a su casa. Luego, el propio Prada le tramitó una jubilación a Gatica por medio de un intendente, y fue allí que “el Mono” pudo irse de su casa.
Con esto quiero resumir que en el boxeo hay un sentimiento único porque cada uno sabe lo que sufre su rival cuando tiene que prepararse individualmente, en soledad frente a muchas adversidades. Esto hace que se entable una relación sentimental muy grande entre los boxeadores, algo que no sucede en otros deportes.

¿Se puede tomar al boxeo como instrumento de inclusión?

Sin dudas. La mayoría de los practicantes del boxeo provienen de barrios periféricos y de ámbitos de pobreza. Hay padres que no pueden mandar a estudiar a sus hijos porque no tienen la posibilidad de hacerlo realmente. Entonces, los chicos se enrolan en el boxeo para superar una situación económica adversa y no por el deporte en sí mismo. Yo creo que el boxeo sirve para ocupar el tiempo de los chicos y también para sacarlos de las acechanzas de la droga y el alcohol. Los gimnasios de boxeo deben prestar sus instalaciones y abrirlos para todas las personas que quieran practicar sin la exigencia de tener que convertirse en boxeadores.

Hablando del boxeo cordobés puntualmente, ¿quiénes fueron los principales exponentes o pioneros?

Aquí han existido grandes boxeadores. Raúl “Pulpo” Rodríguez es uno de ellos. Él fue un extraordinario boxeador riocuartense de peso mediano, campeón argentino y sudamericano. Otro gran exponente fue el “Sapo” Amado Azar, subcampeón olímpico en 1932; recibió una invitación del legendario campeón mundial de peso completo, Jack Dempsey, para quedarse en Estados Unidos. Azar me supo decir una vez: «Qué pichón de pelotudo fui; semejante capo me decía que si me quedaba en Estados Unidos podía ser campeón del mundo, y yo me volví porque extrañaba a mi familia”.

Así eran aquellos tiempos. Las costumbres estaban vinculadas con el núcleo familiar y no tanto con el plano individual de un deportista. A estos dos grandes como Rodríguez y Azar, se les puede sumar Jaime Giné, nacido en Chaco, pero adoptado por Córdoba. Él fue un fuera de serie, estuvo 87 peleas sin perder desde que debutó. En ese momento era cuarto record mundial. Otras grandes figuras fueron Humberto Madariaga, Ángel Olivieri, y sin dudas que no se puede dejar de mencionar bajo ningún punto de vista a los dos campeones mundiales de origen cordobés: Santos Benigno Laciar y Gustavo Ballas. Ellos dos, además de destacarse en la escena local, son reconocidos en el plano internacional.

¿Qué significado tuvo el Córdoba Sport Club para el boxeo de Córdoba?

El Córdoba Sport fue durante mucho tiempo la universidad de los boxeadores. Allí se formaban peleadores y se organizaban combates de alto vuelo. La ubicación de este recinto era clave ya que se encontraba en la zona céntrica. Ese es uno de los detalles claves por el cual el Córdoba Sport Club concentraba una gran cantidad de boxeadores. Era muy cómodo, ya que los pugilistas que poseían recursos mínimos y provenían de la periferia, pagaban un solo boleto de transporte para arribar al gimnasio y entrenar allí. Esto parece un detalle sin importancia pero yo les digo que era real. En aquellos años una cosa era pagar dos boletos de ómnibus para ir a entrenar todos los días, y otra cosa era pagar uno solo.

Otra de las razones por las que el Córdoba Sport tuvo una notable importancia tiene que ver con el hecho de que el boxeo gozaba de una gran llegada al pueblo. Hoy en día, los padres llevan a su hijo a jugar al fútbol porque quieren que sea como Messi. En cambio, en aquellos años todos aspiraban a ser boxeador y querían que el boxeo fuera su medio y forma de vida.

*Entrevista realizada por José María Herrero y Rafael De Julio.

Palabras claves: Boxeo, Rubén Torri

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