Metas de Inflación: entre el fracaso de lo explícito y el éxito de lo oculto

Metas de Inflación: entre el fracaso de lo explícito y el éxito de lo oculto
15 mayo, 2017 por Redacción La tinta

Por Pablo Díaz y Santiago Buraschi para La tinta

El pasado miércoles, el INDEC dio a conocer el dato de la inflación del mes de abril: 2,6%. Esto implica un aumento acumulado del 9,1% para el primer cuatrimestre del año. Con estos valores, para que se cumpla la previsión realizada por Banco Central del 17% anual, la inflación debería descender drásticamente al 0,88% mensual desde mayo hasta diciembre, en promedio. En este marco nos preguntamos: ¿Qué son las Metas de Inflación? ¿Cuáles son sus objetivos explícitos y cuáles son los que se mantienen ocultos?

Las Metas de Inflación: el fetiche de los economistas ortodoxos

Es un hecho sumamente difundido que las currículas de las licenciaturas en Economía en todo el mundo y los programas de investigación en la disciplina, están estructurados en torno a una única corriente del pensamiento económico, la Teoría Neoclásica. Uno de los fetiches contemporáneos de esta perspectiva son las Metas de Inflación (MI).

Pregonadas por los principales gurús del neoliberalismo, las MI plantean la previsión de un rango de variación de los precios para un año. En consonancia con ello, el Banco Central (BCRA) debe comprometerse a utilizar todas las herramientas monetarias a su alcance, prevalentemente la tasa de interés, para lograr que el índice de inflación se ubique dentro de dicho rango.

Desde su asunción,  el autoproclamado “mejor equipo de los últimos cincuenta años” ha hecho de las MI una de las principales banderas de su política económica.  En enero de 2016, el entonces Ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay presentó el programa de metas fiscales e inflacionarias que preveía para el año 2016 una pauta de inflación del 20 al 25% y del 12 al 17% para el año 2017. Como ya conocemos bien, esa primera predicción se dio de bruces contra la realidad: durante el año pasado los precios acumularon un aumento del 40,6%, 15 puntos por encima del valor superior del rango presentado y superando cualquier aumento salarial logrado en las negociaciones paritarias.

Los precios siguen rompiendo las metas

A pesar de este primer intento, la verdadera aplicación de las MI comenzó a realizarse este año, cuando el BCRA, presidido por Sturzenegger, afirmó su compromiso para subsumir su política monetaria al logro de las metas propuestas. “Sorprendentemente”, luego del enorme desacierto del 2016, el rango se mantuvo inamovible: del 12, al 17%. Ese compromiso se materializa en el sostenimiento de altas tasas de interés para lograr, a través de la colocación de LeBACs y las Operaciones de Pases, mantener controlado el nivel de la Base Monetaria.

A pesar de las supuestas bondades de esta política monetaria restrictiva, la realidad desafía nuevamente a las MI. El pasado miércoles, el INDEC dio a conocer el dato de la inflación del mes de abril: 2,6%, impulsado fundamentalmente por las subas en indumentaria y en vivienda y servicios básicos (producto de los incrementos en las tarifas de gas natural). Esto implica un aumento acumulado del 9,1% para el primer cuatrimestre del año. Los rubros que más crecieron en lo que va del 2017 son vivienda y servicios básicos (15,9%), educación (14,2%) y alimentos y bebidas (8,9%).

Con estos valores, para que se cumpla la previsión de la autoridad monetaria, la inflación debería descender drásticamente al 0,88% mensual desde mayo hasta diciembre, en promedio. Este escenario aparece cada vez más difícil de alcanzar, sobre todo teniendo en cuenta tres puntos fundamentales: el cronograma de aumentos tarifarios para lo que resta del año, la proyección de devaluación incluida en la Ley de Presupuesto 2017 y las negociaciones paritarias que aún se encuentran abiertas.

El fetiche va mostrando su esencia: ¿cumplen con su objetivo las Metas de Inflación?

Con el panorama aquí descripto, la política monetaria de altas tasas de interés y restricción en el aumento de la base monetaria pareciera no estar cumpliendo con el objetivo explícito que se plantea, la reducción de la inflación. Sin embargo, hay algo que no debemos dejar pasar de largo. Los objetivos planteados abiertamente por el BCRA en debate público, mantienen ocultos los que son los fundamentos últimos de la aplicación de la política de MI. Por un lado, las altas tasas de interés permiten alcanzar un elevado nivel de rentabilidad mediante la timba financiera y desestimulan la inversión productiva.


Por otro, las MI constituyen una piedra angular del ajuste que pretende recomponer los niveles de ganancia a costa de las condiciones materiales de trabajadores y trabajadoras. En declaraciones públicas, Sturzenegger insiste en que las metas propuestas se cumplirán. Esas expresiones no se sustentan en las expectativas de real concreción de los objetivos. Por el contrario pretenden marcar la cancha a las negociaciones paritarias, para que los aumentos salariales terminen realizándose por debajo de la inflación realmente existente, dando un golpe al poder adquisitivo de los asalariados que se sume al recibido durante el primer año de gestión del macrismo.


En este punto, nuevamente, economía y política se mezclan como una unidad indivisible.  Las MI, que son planteadas por la ortodoxia como una herramienta “apolítica” para reducir de la inflación, esconden detrás una verdadera intención de avance del capital sobre el trabajo.  El logro de sus objetivos últimos, pues, no depende de una mera alquimia matemática sino del desarrollo de la lucha entre quienes viven de su trabajo y quienes acumulan ganancias en base al trabajo ajeno.

*Por Pablo Díaz y Santiago Buraschi para La tinta / Fotos: Colectivo Manifiesto
** Integrantes del CoPenCE – Colectivo de Pensamiento Crítico en Economía

Palabras claves: Inflación

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