Incluir mediante el boxeo

Incluir mediante el boxeo
23 mayo, 2017 por Redacción La tinta

El box siempre ha sido un deporte de gran importancia en nuestro país por el nivel de sus exponentes y por el fervor que siempre desató en sus seguidores. Pero, actualmente, el aporte más trascendente del boxeo está determinado sin dudas por su fortaleza como dispositivo de inserción social. A contramano de los prejuicios, muchos entrenadores destacan la honorabilidad que enseña este deporte que empieza a las trompadas y culmina con un abrazo.

Por Rafael De Julio para La Tinta

“Si todos estos chicos no viniesen al gimnasio, no tendrían la oportunidad de bañarse con agua caliente todos los días. ¿Usted cree que en la casa de ellos pueden bañarse con agua caliente? Además, aquí tienen la posibilidad -de vez en cuando- de comer en una mesa con un plato. Gracias al boxeo también pueden hacerse un control médico. ¿Usted cree que sin el deporte podrían acceder a un chequeo?”. Con esas palabras, el mítico entrenador Amilcar Brusa le explicaba al periodista Elbio Ibarra Pretti por qué el boxeo es una extraordinaria herramienta de inclusión social.

El deporte, en tanto actividad física mediada por un conjunto de reglas particulares, es un elemento trascendental que forma parte de las prácticas culturales de los pueblos y comunidades. De esta manera, la práctica deportiva tiene múltiples funciones y cumple diversos tipos de roles en la sociedad.

Habitualmente, cuando se habla de las potencialidades que posee el deporte en general, se hace referencia a la buena salud, el alto rendimiento físico, el sentido de competencia, el esparcimiento y el ocio.

Pero más allá de todos los beneficios anteriormente mencionados, resulta fundamental señalar otra de las bondades más importantes que posee el deporte: su notable potencialidad a la hora de convertirse en instrumento de inclusión social. Y en dicho sentido, el boxeo se constituye como una de las herramientas más significativas.

Muchas son las experiencias de este tipo que se desarrollan en diversos países del mundo. Aquí en Argentina, particularmente, después de la crisis que afectó al país a fines de la década del noventa, comenzaron a proliferar diversos proyectos que tenían -y aún tienen- por objetivo mejorar las condiciones de vida de los sectores desfavorecidos por medio de las potencialidades propias del deporte.

Dentro de este panorama,  existen actualmente en la provincia de Córdoba más de 50 gimnasios que buscan incluir mediante el pugilismo.  Y cada vez que se entremezclan las palabras inclusión y boxeo, automáticamente aparece el nombre de Virgilio Arauz. ‘El Pato’, como lo conocen todos, es uno de los técnicos más destacados en ese sentido.

“Se necesitan docentes y no tantos entrenadores. Nuestra meta no es sacar boxeadores profesionales. Tenemos que hacerle frente a una realidad social muy adversa. Nuestros alumnos vienen de ser agredidos por la vida, y los métodos que se deben emplear para inculcar la práctica deben ser muy cuidadosos”, comenta Arauz al ser consultado por La Tinta.

Muchos se preguntan ¿por qué el boxeo? Y la respuesta es muy simple: por su nobleza. Según ‘el Pato’, mientras que la práctica de algunos deportes suele terminar a los golpes, en el boxeo es al revés ya que los deportistas comienzan intercambiando golpes y culminan la práctica con un abrazo.

Arauz entiende que el primer paso que se debe dar en busca de la inclusión tiene que ver con suprimir la violencia. Y en ese sentido, aunque parezca paradójico, el boxeo es una herramienta por demás efectiva.

Existen voces ajenas al ámbito boxístico que conciben al pugilismo como una práctica agresiva. Pero lo que muy pocos saben es que mediante la aplicación de las reglas y leyes que rigen en el boxeo, se puede encausar la agresividad y controlar la violencia con la cual muchas personas conviven a diario. El reglamento no solo establece los límites que circunscriben su práctica, sino que busca inculcar valores tales como la honestidad, la justicia, el respeto y la no violencia como base de toda acción.

“La aceptación de las reglas y límites que establece el reglamento de la práctica pugilística permite canalizar la violencia. Una vez que el aficionado adquiere esos valores, comienza a trasladarlos a otros aspectos de la vida”, asegura Arauz.

Llevar el boxeo a los barrios

En una provincia donde la exclusión es moneda corriente, es necesario llevar el boxeo a los barrios y a los pueblos. Bajo esa meta, Arauz y un grupo de 60 entrenadores comenzaron a organizarse cuatro años atrás para que Córdoba cuente hoy con más de 50 gimnasios. Estos verdaderos centros de inclusión se distribuyen desde San Francisco y Cruz del Eje hasta Bialet Massé, Carlos Paz y Canals. También desde Villa El Libertador hasta Argüello, pasando por barrio Müller en la ciudad capital, por mencionar solo algunos lugares.

 Un chico que vive en un pueblo o en un barrio periférico de la ciudad no puede viajar para ir a un club porque no tiene 25 pesos para gastar diariamente en ómnibus. Entonces somos nosotros los que debemos llevar el boxeo hasta donde están los pibes”  , expresa Arauz, quien además no duda en pedir inclusión en lugar de represión: “Algunas autoridades se preocupan por vigilar a un pibe que anda con las zapatillas agujereadas, en vez de pensar en trabajar para que ese chico no caiga en la delincuencia”.

De todas maneras, ‘el Pato’ también destaca que esta iniciativa que lleva adelante junto a otros técnicos de boxeo cuenta con ayuda de autoridades del ministerio de Desarrollo Social de la provincia, el cual brinda becas de tres mil pesos mensuales para que muchos jóvenes puedan practicar boxeo e ir a la escuela.

El éxito deportivo como necesidad y excusa

Pese a que Arauz indicó que su objetivo no es promover boxeadores profesionales, el entrenador entiende que buscar el éxito es una excusa para tener a los chicos siempre en el gimnasio. “El boxeo te plantea metas, y esa lucha por conseguirlas se proyecta después hacia los actos de la vida cotidiana. El boxeo te da razones para pensar en crecer, y eso es lo que tratamos de inculcar”, sostiene ‘el Pato’.

Y agrega: “Hemos tenido pupilos que ni siquiera conocían el centro de Córdoba; y gracias al boxeo esos pibes después pudieron viajar a entrenarse a Ecuador y Costa Rica. Esas experiencias les han cambiado la vida a muchos chicos, que entienden que para continuar deben acercarse al deporte más que antes”.

Si bien el trabajo de entrenador lo llevó a Virgilio Arauz a presenciar veladas internacionales en coliseos míticos como el Madison Square Garden, “el Pato” nunca se encandiló con aquellas luces. Porque Arauz siempre volvió a los barrios, entendiendo que la auténtica finalidad del deporte debe ser inculcar valores que posibiliten hacer frente a una maquinaria violenta de exclusión que intenta segregar. Algo que, palabras más o palabras menos, también se puede contemplar en las expresiones del ya fallecido especialista en boxeo, Elbio Ibarra Pretti:  “El boxeo puede brindar educación. Si a un individuo no le puedo dar libros, ni horas de estudio, le voy a dar boxeo. Lo mando al gimnasio para que sea boxeador. Durante una pelea nos estuvimos golpeando pero al terminar nos abrazamos. El boxeo inculca respeto por uno mismo y también por un otro al que reconozco como par”  .

Palabras claves: Boxeo

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