«Se paran sobre pseudoproblemas ambientales para construir espacios de poder»
En el marco de la firma del Acuerdo Socio Ambiental en el Departamento de San Javier, Radio El Grito dialogó con el Secretario de Ambiente y Cambio Climático de la provincia, Javier Britch.
Verónica Gelman y Tomás Astelarra para Radio El Grito
-¿Cuales son los efectos del cambio climático que afectan a esta región?
-Nosotros estamos a nivel global viendo que se está cambiando el clima. Hay una tendencia a que la temperatura esté aumentando algunas décimas de grado en algunos lugares. En promedio está aumentando en un grado. Hacia el año 2050 aumentará un grado y medio, y eso es mucho para la temperatura del planeta. En algunos lugares van a ocurrir cambios de temperatura, cambios de la precipitaciones. A veces la temperatura va a bajar, no es que nos estemos calentando en todos lados.
Lo que si sabemos es que está habiendo fenómenos extremos, eso es lo que marca lo que llamamos cambio climático. En algunos lugares el cambio climático va a ser benéfico, va a venir bien, pero en general lo perjudicial es más que lo benéfico. ¿Cómo se combate el cambio climático? En un principio se pensó en la mitigación, que es reducir los gases del efecto invernadero.
Pero en el año 2004 se incorporó la otra definición, porque entendimos que la mitigación no es suficiente, el aumento de la temperatura media va a seguir por más que reduzcamos la concentración de gases del efecto invernadero. Por lo tanto aparece el término de adaptación, que es prepararse para los efectos perjudiciales. Si va llover más, tenemos que tener obras que estén preparadas para esa lluvia más intensa. Si va a hacer más calor, tenemos que tener energía eléctrica para poder refrigerarnos más, para poder mantener los alimentos en condiciones. Y la población tiene que estar preparada para evacuarse rápidamente en caso de una inundación. Lo que se llama la resiliencia de una sociedad. Son medidas por un lado temporales, en caso de obras, y estructurales, en caso de la educación.
Cuando tenemos una sociedad educada que sabe adaptarse al cambio climático, porque sabe como evacuarse en caso de una inundación, tenemos una sociedad resiliente, porque sabe adaptarse al cambio climático.
-Durante su intervención mencionó diferentes acciones que los ciudadanos y ciudadanas podíamos hacer para cuidar el ambiente. En eso incide mucho el sistema productivo y de consumo vigente. Y ahí hay un actor clave que no se mencionó, que son las empresas. ¿Qué es lo que tienen que hacer las empresas para cuidar el ambiente? ¿Y qué tiene que hacer el estado en ese caso?
-Las empresas tienen que ordenarse y respetar la normativa vigente que es suficiente para que el impacto que generen sea aceptable. El impacto de cualquier actividad existe y lo que tenemos que lograr es reducirlo a niveles aceptables. La normativa vigente para la industria hoy en nuestra provincia permite que los impactos sean aceptables.
Porque la calidad de vida no solo tiene que ver con la objetividad sino con la subjetividad de la sociedad. La sociedad tiene que entender que las empresas que están instaladas y las actividades que desarrollan no le van a hacer mal, ni le van a empeorar la calidad de vida. Si lo entienden, la calidad de vida mejora.
Si yo creo que un transformador en la esquina de mi casa que gotea aceite, ese aceite me va a generar cáncer, aunque no sea así… si yo no lo sé, si yo creo que me va a generar cáncer, mi calidad de vida es mala.
El trabajo es hacerle entender a esas personas que esa gota de aceite no le va generar cáncer. Vamos a limpiarla porque no es lindo que gotee aceite el transformador, pero no le va a generar cáncer. Entonces eso, que se llama la percepción de los riesgos ambientales, tambien es un trabajo de trabajar sobre la subjetividad.
-Pero ¿qué pasa en los casos que sí generan cáncer? Como el caso famoso en Córdoba del Barrio Ituzaingó Anexo, donde sí hay gente muerta por cáncer, comprobado que viene de la fumigación.
-No voy a ser negacionista. Pero hay gente que está genuinamente preocupada, con la que hay que trabajar para que su percepción cambie con la incorporación de conocimiento más objetivo. Pero por otra lado hay gente que no le importa la información, se llaman falsos liderazgos, y que se paran sobre pseudoproblemas ambientales para construir espacios de poder desde el miedo. Y en Córdoba tenemos muchos de ellos.
Gente muy bien intencionada que con mala información sigue a falsos liderazgos en base a problemas ambientales que no existen. Eso es una realidad. En Ituzaingó se trabajó mucho tiempo y todavía se sigue trabajando para identificar posibles causas de una incidencia que tampoco es clara. Porque no es suficiente la cantidad de gente que vive en Barrio Ituzaingó. Porque la incidencia de determinados tipos de cáncer necesitan estadísticas, y eso necesita volúmenes de gente, se hace sobre poblaciones grandes, ciudades, países… En este caso es un barrio, no tiene estadísticas suficientes para mostrar que hay una incidencia elevada. Y si la hay, numéricamente, los márgenes de error no permiten asociarlos claramente al cáncer.
Aún cuando uno no sepa si la fumigación puede generar cáncer o no, porque eso está en discusión, el principio preacusatorio nos marca que no hay que hacerlo. Entonces cuando dicen «genera cáncer», no generemos pánico. Pero, por el principio precautorio, hay que cuidarse de no estar expuestos a que nos fumiguen.
-Este acuerdo socioambiental que se está firmando aquí se da en un contexto en que en la provincia hay un debate por la reforma de la ley de Bosque Nativo. ¿Cómo están trabajando desde la secretaría de Ambiente en relación a ese debate donde hay mucha movilización social, siendo que hasta ahora es la autoridad de aplicación de la ley?
-El acuerdo socioambiental no es por la Ley de Bosques. Es una herramienta de abordaje territorial de la Secretaría. Nosotros lo que queremos es que cada comunidad en cada territorio defina cuales son los problemas ambientales que perciben y trabajemos sobre eso. Después definiremos si son problemas o no. Pero si lo perciben como tal, lo son. Quizás incorporando información dejen de serlo y pasemos a los problemas objetivos.
Ahora, la Ley de Bosques tiene una parte crucial, que es a la que estamos abocados en este momento, que es al desarrollo de la herramienta metodológica, que Nación ya ha dado su visto bueno a la primera fase. Esto consistió primero en ordenar la información disponible, que no es una tarea sencilla.
Ordenamos 16 capas de información, hemos distribuido el territorio en pixeles de 30×30 metros y ahora están en un sitio disponible para toda la comunidad. Segundo, diseñamos una herramienta metodológica que asignando valor a cada uno de esos píxeles podemos construir una valoración en lo que hace al ordenamiento de bosque, en lo que se llama grado de conservación, un valor entre 0 y 100, que le decimos que es el grado de conservación que le asignamos a cada pixel. Y con ese grado de conservación podemos establecer rangos, cual es el grado bajo, el medio y alto, es decir zona verde, amarilla y roja.
Esa es una herramienta metodológica que a través de un proceso de discusión tendremos que fijar cuales son las ponderaciones para cada capa, cuales son los factores que efectivamente le ponemos a cada una de esas capas, y por otro lado cuales son los umbrales para definir que es medio, que es alto, y que es bajo. Esa herramienta hoy la estamos terminando de afinar. Y una vez que esa herramienta sea discutida conceptualmente en como generar el grado de conservación cuantitativamente y donde establecer los cortes. Una vez que hayamos discutido eso, el paso que sigue es genera el mapa. No partir la discusión desde el mapa, sino partir las discusiones desde lo conceptual, que es bosque y que queremos conservar. Y cuando salgan los números nos aguantamos lo que salga. Pero no quiero que la discusión sea sobre el uso, sino sobre los atributos del territorio.
-¿Cómo entra el proceso participativo que requiere la ley nacional en este esquema?
-Una vez que tengamos la herramienta ahora hay que elaborar un proceso participativo, que estamos en proceso de hacerlo, con el sector académico en particular, para que haga su devolución sobre la herramienta. Y ya hay un proceso participativo en curso que es lo que esta haciendo la legislatura. Además de todo lo que se hizo desde la autoridad de aplicación, desde la Secretaría, desde la primera Ley, que hubo un proceso, un proceso que podemos cuestionar o no, pero que lo hubo.
Una unidad ejecutora que funcionó dos años, y un proceso participativo de seis meses que llevamos adelante durante todo el 2016, todos los viernes en un mesa con 13 actores, todos representativos de distintos sectores, con los cuales logramos algunos acuerdos y algunas definiciones. Un proceso que quedó trunco porque, realmente, a los fines de preservar lo que se había conseguido, se decidió desde el poder ejecutivo levantar esa mesa. Y algunos legisladores tomaron la decisión de introducir la discusión en la legislatura, el proceso que está hoy y que creo que es válido. La discusión está. Se están llamando actores. Quizá el orden con el que lo está haciendo la legislatura no sea el óptimo, pero hay un proceso participativo y se va a ir perfeccionando.
Ahora tenemos el acompañamiento del gobierno nacional, ellos están convencidos que estamos haciendo un proceso válido, nos están acompañando, nos están haciendo sugerencias y creo que vamos a llegar a buen puerto con esto. Por primera vez tener una Ley de Bosques que no sea cuestionada por todos.
-¿Y se abriría un proceso similar al de la COTBN?
-Esto es dinámico. Esto no es para decirlo lo voy a hacer así de esta forma hoy, cuando dentro de tres meses quizás lo tenga que cambiar. Hoy el proceso que estamos haciendo desde el ejecutivo es consolidar la herramienta desde el punto de vista del sector académico, vamos a ir a presentar la herramienta para que nos critiquen en el buen sentido para aportale y mejorarla.
Escuchá la entrevista:
*Por Verónica Gelman y Tomás Astelarra para Radio El Grito.