La carta del holandés

La carta del holandés
5 abril, 2017 por Redacción La tinta

¿Cuál es el límite de un medio y de un periodista que tienen la misión de bancar los trapos del relato oficial? ¿Cuán cómplices son de los crímenes de una dictadura militar? La revista El Gráfico alcanzó la mayor bajeza en pleno Mundial ´78 cuando inventó una carta del holandés Ruud Krol en la que el jugador le respondía una correspondencia a su hija contándole que «Argentina es tierra de amor». «No tengas miedo, papá está bien, tiene tu muñeca y un batallón de soldaditos que lo cuida», decía uno de los fragmento que Krol nunca escribió.

El 13 de junio de 1978, la prensa deportiva, afín a los intereses de la dictadura militar más violenta y sangrienta en la historia de Argentina, escribió una de sus páginas mas tristes y vergonzosas. La revista El Gráfico publicó una carta escrita por el periodista Enrique Romero, enviado a cubrir los partidos del torneo que se disputaban en Mendoza, atribuyéndosela al jugador holandés Ruud Krol, quien repartiendo loas del país anfitrión llevaba tranquilidad a su familia, especialmente a su hija Mabelle de tan solo tres años.

El 24 de marzo de 1976, el Comunicado Número 23 de la Junta Militar, entre censuras, había llevado tranquilidad a la patria futbolera anunciando que la Cadena Nacional sería levantada para que se sigan las circunstancias del partido que disputarían Argentina y Polonia, en la ciudad de Chorzow. Por eso, poco sorpresivo pudo resultar que Argentina sea elegida como sede del Mundial.

“Por fin el mundo puede ver la verdadera imagen de la Argentina”, celebró, después de ser condecorado por el dictador Jorge Rafael Videla en la inauguración, el presidente de la FIFA, Joao Havelange. A unas pocas cuadras, funcionaba el centro de tormento y exterminio de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma). Y desde aviones eran arrojados los cuerpos al fondo del Río de la Plata.

Cuando salió a la calle la edición 3062 de la revista El Gráfico, por aquellos días semanal y con una tirada de mas de 300 mil ejemplares, la selección argentina ya había cerrado su participación en la fase de grupos con derrota frente a Italia por 1 a 0 en cancha de River. Todavía no eran necesarios los cuatro goles, que fueron seis, contra Perú, en unos de los partidos más sospechados en la historia de los mundiales.

“No te asustes si ves algunas fotos de la concentración con soldaditos de verde al lado nuestro. Esos son nuestros amigos, nos cuidan y nos protegen” y “no tengas miedo, papá está bien, tiene tu muñeca y un batallón de soldaditos que lo cuida. Que lo protegen y que de sus fusiles disparan flores. Dile a tus amiguitos la verdad. Argentina es tierra de amor”, fueron algunos de los fragmentos de la carta que años después publicó de forma completa el periodista Pablo Llonto en su libro La vergüenza de todos.

Algunos medios y periodistas deportivos fueron emblema de una prensa servil y acomodaticia, que contribuía a la difusión del Mundial y a la construcción de un ideal colectivo. En la misma edición de la carta fraguada, El Gráfico editorializó bajo el título “Gracias al fútbol”: “Para los de afuera, para todo ese periodismo insidioso y malintencionado que durante meses montó una campaña de mentiras acerca de la Argentina, este certamen le está revelando al mundo la realidad de nuestro país y su capacidad de hacer, con responsabilidad y bien, cosas importantes”.

Romero, que hasta el día de su muerte, afirmó haber escrito él la carta “pero se la leí a Krol y él estuvo de acuerdo”, fue desmentido por el propio jugador pocas horas después de enterado: “No me entra en la cabeza que una persona haya hecho algo así. Fue indigno, artero y cobarde. Jamás escribí eso”. El aberrante y vergonzante escrito, además, sumaba el absurdo de ser una carta escrita en inglés para un niña que las pocas palabras que podía pronunciar eran en holandés.

Apenas 12 días después, Argentina se consagró por primera vez en su historia campeona del mundo, venciendo a Holanda por 3 a 1 en un estadio Monumental colmado y ajeno a la realidad del país. José María Muñoz, voz y referente de un periodismo incapaz de resistir un archivo por aquellos días, jubiloso decía: “¡Gracias hermanos de América y el mundo! Argentina campeón mundial”.

De Federico Coguzza (@Ellanzallama) para Notas

Palabras claves: Dictadura Cívico-Militar, Holanda, Mundial Argentina 1978, Ruud Krol

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