Marcha sí, pero sin pueblo
La convocatoria de Cambiemos en las calles fue un fracaso en términos numéricos. Sin embargo, la fuerza del macrismo radica en otros lado. Su capacidad está posicionada en que detentan el control de los gobiernos que llevan adelante las políticas.
Por José Fernández
Considero que la convocatoria del #A1 fue un fracaso para ellos en términos numéricos en Córdoba, lo cual expresa la poca llegada en los sectores populares.
En la foto se puede observar un número que siendo generoso podría estar entre las 2 mil o 3 mil personas, la cual si la comparamos con cualquiera de las cuatro convocatorias fuertes del mes de marzo (Ley de Bosques, Día de la Mujer, Paro y marcha docente y Día de la Memoria) no llega a ser ni la quinta parte de la que tuvo menos convocantes.
«Una parte de esta derecha ha comprendido que para gobernar debe salir a disputar las calles»
Este rotundo fracaso de movilización hay que ponderarlo en una ciudad en la que el Macrismo hace un año y medio atrás ganó con el 73% de los votos. Pero si acercamos la lupa sobre las características de quienes estaban presentes, sólo veremos personas que representan la típica cultura clase media cordobesa que se mueve de forma desesperada a sostener un proyecto que zozobra y pende sobre su cabeza como espada de Damocles.
¿Pero dónde radica su fuerza?
Esta derecha reciclada con discursos de marketing tiene un poder muy importante, que no es precisamente el de movilización. Su capacidad está posicionada en que detentan el control de los gobiernos que llevan adelante las políticas, son los dueños de los medios de producción, cuentan con la complicidad de los sectores burocráticos sindicales que se han transformado en empresarios y no piensan ceder sus beneficios, y tienen en su poder a poderosos medios de comunicación que alimentan y agigantan sus pocos aciertos o minimizan sus frecuentes errores.
Lo que sí creo que una parte de esta derecha ha comprendido que para gobernar debe salir a disputar las calles, que no sólo le alcanza con reprimir y construir discursos mediáticos que los autosatisfaga. Pero no considero que en sí expresen una intención de pretender gobernar con consenso del pueblo, sino más bien, se trata de una manera de calmar a las clases dominantes para que estas sientan que algo de apoyo activo aún les queda.
No tengo dudas que esta escuálida movilización, será suficiente para que el proyecto neoliberal CEOcrático de Mauricio Macri continúe con su rumbo y pueda (de forma necia) desoír el Paro Nacional (arrancado contra su voluntad a la burocracia sindical) del próximo 6 de abril.
* Por José Fernández para La tinta.