Publicar la verdad sin miedo
Por Julian Assange
En el libro de Proverbios dice que /una casa se construye con sabiduría, y se establece por medio de entendimiento. Sus cuartos se llenan de hermosos tesoros a través del conocimiento/. Pero hay algo más en todo esto.
El siguiente verso es “Los sabios son más poderosos que los fuertes”. El conocimiento es poder.
Tengo el gran honor de dirigirme a ustedes en este aniversario por la muerte de un hombre que ha luchado amplia y aguerridamente contra el imperialismo, el neocolonialismo y otras formas de opresión a los pueblos, especialmente en América Latina.
Chávez tuvo el papel más importante en el escenario global con sus incansables esfuerzos para seguir avanzando en la integración y cooperación regional y construir un mundo multipolar.
Denunció las injusticias tal y como él las veía y en el 2001 fue el único líder que denunció el asesinato de civiles inocentes en Afganistán, cometido por Estados Unidos. “Ustedes no pueden pelear el terrorismo con terrorismo”, indicó Chávez. Poco después de seis meses Estados Unidos apoyó un golpe de estado en su contra que fue revertido cuando cientos de miles de venezolanos tomaron las calles, muchos de ellos con la constitución en sus manos. Como todos nosotros, él no estaba libre de pecado, pero sus virtudes sacudieron la tierra.
Como director de Wikileaks sacamos a la luz los secretos de los poderosos y además construimos una Biblioteca distinta y poderosa, una biblioteca que contiene la información sobre cómo realmente funciona nuestro mundo y sus instituciones, que contiene información que por siglos ha estado solamente en manos de las élites y que ahora –no sin correr riesgos y persecuciones– hemos democratizado y puesto a disposición del pueblo, sin distinción de orientación política o credo.
Es para todos y todas, para que la sociedad de todo el mundo abra los ojos, y con datos irrefutables en la mano, confronte a los poderosos y saque sus propias conclusiones, sin filtros mediáticos, sobre los eventos y decisiones políticas que afectan sus vidas.
El objetivo de Wikileaks, de buscar la verdad en nombre de la humanidad, es hoy más importante que nunca, un objetivo que seguimos buscando a pesar del alto precio que pagamos por ello.
El costo, en mi caso, ha sido alto. He estado perseguido judicialmente y detenido por casi siete años, sin que pese cargo alguno en mi contra.
La persecución se ha extendido a mi familia, a mis hijos, a quienes no he podido ver durante todo este tiempo.
Tanto Naciones Unidas, como numerosas organizaciones de Derechos Humanos y personalidades a nivel mundial han hecho un llamado a Suecia y al Reino Unido para que respeten sus obligaciones internacionales, para que respeten y reconozcan la soberanía del Estado de Ecuador y por tanto reconozcan mi asilo y dejen de bloquear el ejercicio de este derecho humano. Es inconcebible que la actitud imperialista de Reino Unido y de Suecia, en pleno siglo XXI, les permita, con total impunidad, ignorar un acto soberano de un país independiente, Ecuador.
Recuerdo a los presentes que Ecuador pagó y sigue pagando un alto precio al otorgarme el asilo para protegerme de la persecución política por haber expuesto los secretos del imperio. Su embajada en Londres sufrió amenazas de ataque por la policía británica y hasta el día de hoy, es sujeta a niveles de vigilancia que no tienen comparación alguna.
Denegar el salvoconducto para que yo pueda ir a América latina es un acto de imperialismo puro, de países que ocupan altos cargos en Naciones Unidas, y, sin embargo, se rehúsan a reconocer y habilitar el ejercicio de un derecho universal, y lo hacen en total impunidad, burlándose, además, de la soberanía de un país del Sur y de toda la región latinoamericana que respaldó unánimemente mi asilo, constituyendo un grave insulto a la dignidad de nuestros pueblos y al mismo sistema de Naciones Unidas. Hacer esto por años muestra el deterioro y grave retroceso del sistema internacional de protección de derechos humanos para todos.
Ni hablar de mi país, Australia, un sirviente más de los intereses imperialistas, que en siete años no ha abogado por mí ni una sola vez y que además busca criminalizarme para que yo no pueda volver a casa. A pesar de una Resolución firme de la más alta autoridad en temas de Detención Arbitrarias que después de analizar detenidamente mi caso, estableció que mi detención ha sido arbitraria e ilegal y el deber de dejarme en libertad de inmediato e indemnizarme, tanto Suecia como el Reino Unido la ignoran por completo.
Pero a pesar de todo, el imperio no ha logrado silenciarme. Soy libre simplemente porque soy libre de expresarme. Y disfruto de esta libertad gracias al coraje de Ecuador y otros Estados, entre ellos Venezuela, que se han unido para apoyarme. Mi lucha puede convertirse en una historia exitosa para la libertad de expresión y los derechos humanos.
Por lo tanto la concesión de un salvoconducto sería un acto de justicia y dignidad para la región. Permaneceremos fieles a la promesa de publicar la verdad sin miedo o negociaciones bajo la mesa. Seguiremos esforzándonos en nuestro compromiso con la verdad y la justicia social.
La liberación de los pueblos depende de la liberación de la mente de los pueblos. Para ello, necesitamos que esfuerzos revolucionarios pacíficos como el de Wikileaks, florezcan alrededor del mundo. Por esta razón necesitamos detener la persecución contra WikiLeaks y su gente.
Hagámoslo juntos hoy. Mañana puede ser tarde.
*Por Julian Assange. Publicado en Página/12.
Mensaje dirigido a Amigos de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales por la Humanidad reunidos en Caracas.