Fuera del juego
Un chico es detenido antes de entrar a un estadio de fútbol. En realidad, es una chica. En su intento por burlar los controles de seguridad, se esconde entre prendas de hombre. Así comienza la película iraní «Offside», estrenada en 2006. Así también sucedió una vez más en Irán hace pocos días, cuando ocho mujeres fueron descubiertas, detenidas e impedidas de entrar a un estadio sólo por ser mujeres.
La escena se repite con frecuencia. Es por eso que el director Jafar Panahi -considerado uno de los directores de la nueva ola iraní- decidió llevarla al cine en 2006. Una, dos, tres… todas las mujeres que se atrevan a visitar un estadio de fútbol en Irán deberán saber que “están prohibidas” y sólo si logran burlar los controles policiales, podrán disfrutar del espectáculo.
El hecho volvió a repetirse el pasado 12 de febrero, en un partido donde dos de los equipos más importantes de Teherán jugaban por la fecha 21 de la Copa del Golfo. El propio Ministro del Interior notificó que ocho mujeres habían sido descubiertas, vestidas como hombres y simulando ser hombres, en el intento por ingresar al estadio Azadi. La semana anterior habían sido tres las mujeres que intentaron filtrarse.
Una vez informado el “incidente” el ministro se encargó de ratificar la prohibición e incluso afirmó que va a seguir en pie «por el bien de las mujeres». Las recomendaciones gubernamentales para aquellas que sienten algo por este deporte prohibido es “ver los partidos por televisión”.
La ley es ley desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979. En ese momento se estableció una estricta separación entre los sexos en espacios públicos y prohíbe la presencia de mujeres en los estadios. El gobierno argumenta que la prohibición pretende que las mujeres no estén expuestas a la violencia y al lenguaje obsceno que hay en los eventos deportivos. Sin embargo, si se les permite asistir a partidos de volley y básquet.
