El abuelo

El abuelo
22 febrero, 2017 por Redacción La tinta

Sobre la sagrada hamaca de nacimientos y muertes, descansa su cuerpo; mirada que flota en la nada, ojos que se cansaron y se fueron apagando con el pasar de las nubes. Recuerdos que acompañan, esculpen historias sobre el rostro del tiempo.

La tarde alcanza con su  manto la aldea; el viento marino despeina la cabellera de pencas de las chozas. Los dueños del bastón, guardianes y mensajeros de la palabra que brota de la tierra, convocan al pueblo a escucharla, a compartir la vida colectiva y común que se ha heredado y tejido.

A la entrada de la choza niños revolotean como colibríes, sus manos dibujan sinsentidos en el aire, algarabía de la felicidad. Él sonríe ante el bullicio de las voces, sabe que es el momento de ir, a recorrer los caminos de la memoria que viajan por los cantos, entre el humo del tabaco crudo.

Su viejo corazón late con fuerza, se levanta de la hamaca, entre las sombras de sus ojos, levanta las manos, niños con alas de mariposas giran a su alrededor, sus dedos descienden, se posan sobre la cabeza, sobre los hombros de uno de los pequeños; lluvia de sonrisas, soles que brillan entre los rostros, arco iris que nacen desde los pechos, escoltas de alegrías acompañan sus pasos por las estrechas calles de la aldea.

Con su sombrero negro de ala ancha va caminando, sus pies desnudos llevan las huellas de los caminos recorridos,  sus pasos vuelan lentamente, dejan estelas de historias milenarias, de ecos de siglos, imágenes de selva profunda, de mares. Desde la distancia se ve la puerta de la Gran Casa, se aproximan a ella, los dueños del bastón esperan, los niños lo entregan; entra a la penumbra, su espíritu se regocija, en el centro de la Gran Casa la sagrada hamaca vacía espera pacientemente, a que los cantos del abuelo la transforme en el bote de viaje hacia el pasadopresente, hacia el futuropasado.

*Por Jesús Alemancia para Pueblos en Camino. Foto: Colectivo Manifiesto.

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