La grieta de los Patriotas
Al finalizar el Super Bowl LI, todo parecía sonreirle a Trump. Como lo hizo él en las elecciones, el equipo de su amigo Robert Kraf, los New England Patriots, dieron vuelta un partido histórico. El héroe -y hombre llamado a ser una leyenda- Tom Brady, también goza de su amistad y hasta el entrenador Bill Belichick le escribió una carta que el magnate leyó en un discurso. Pero seis jugadores de los «Pats» ya dijeron que no irán a la Casa Blanca. Al finalizar aquella final, Martellus Bennett, hijo de afroamericanos, le gritó a una cámara de TV: «¡Tiren ese muro en México. Tiren ese muro!».
Todo parecía salirle a la perfección a Donald Trump. Cualquier cosa que se asociara a su extravagante, multimillonaria y rubia figura. El máximo espectáculo deportivo que se desarrolla anualmente en los Estados Unidos, también fue perfecto para el “trumpismo”.
El Super Bowl LI quedará eternizado en la historia del deporte mundial gracias a la inimaginable remontada de los New Engalnd Patriots ante los Atlanta Falcons. El dueño del campeón, Robert Kraf, es también amigo del nuevo presidente. La figura histórica, héroe de la noche y líder espiritual, Tom Brady, un abierto militante de Trump. Señores, la Casa Blanca gana.
Pero la candidatura del magnate movió demasiado las aguas en Estados Unidos y es por eso que no debería sorprender lo que sorprende por estas horas: seis jugadores de los Patriots no participarán de la tradicional visita al mandatario norteamericano.
Es que fue justamente desde la NFL que nació en 2016 la principal manifestación contra las propuestas y políticas de ultraderecha que el candidato republicano proponía. Desde la primera “sentada” de Colin Kaepernick a principio de temporada y la proliferación de ese gesto en la NBA, la MLS y hasta en las escuelas primarias, el reclamo por mayor igualdad y respeto para los negros y latinos se instaló, profundizando la polarización de la campaña.
El primero en marcar la cancha fue Martellus Bennett. Aún en pleno campo de juego y con la efervescencia lógica del campeón fue consultado por un periodista sobre qué pensaba del próximo viaje que su equipo debía hacer a México: “¿Qué pienso sobre México? Tiren ese muro…tiren ese muro”.
Devin McCourty le siguió a Bennett cuando fue consultado por la revista Time: “No me siento aceptado en la Casa Blanca. Con un presidente que tiene tantas opiniones y prejuicios fuertes creo que algunas personas podrían sentirse aceptadas allí mientras que otras no”. Más tarde se sumaron Dont’a Hightower, Le Garrette Blount, Alan Branch y Chris Long. Salvo este último, todos son descendientes de afroamericanos.
Mientras tanto, Tom Brady, confeso amigo personal de Trump, es la esperanza para que el boicot de New England no siga desparramándose en el plantel y para calmar algunas manifestaciones de fanáticos que no están de acuerdo con ver a su equipo tan emparentado al presidente.
Pero el alto, rico y rubio quarterback, quien hoy pone en dudas el reinado del mítico Joe Montana como el mejor jugador de la historia de la NFL, también supo dejar plantado a un presidente: tras ganar con los Patriots el Super Bowl XLIX, se negó a visitar a Barack Obama. Meses atrás, mientras afirmaba que él no se mete en política, caminaba frente a las cámaras con una gorra roja que decía: “Make America great again”.
Otra figura imposible de obviar en la grita de los Patriotas, es su entrenador. Conocido por sus trampas y su capacidad de crear equipos ganadores, Bill Belichick le escribió una carta a Trump en medio de la campaña electoral. El republicano no dejó pasar la oportunidad de leerla en uno de sus actos: «Felicidades por esta tremenda campaña, has negociado con una increíble prensa negativa y has salido de ello muy bien. Has demostrado ser un gran competidor y luchador, tu liderazgo es increíble, siempre he tenido un respeto tremendo por ti, pero tu dureza y perseverancia que has demostrado en el último año es remarcable. Con suerte en las elecciones los resultados nos darán la oportunidad de hacer a América grande de nuevo».
Desde Kaepernick hasta los Patriots, la grita en el deporte de los Estados Unidos sigue marcando la temperatura de la fiebre Trump.