Sobre licuados y pedales
*Por Taller de Ciclomecánica Suipacha.
La casualidad es la madre de todas las creaciones en el taller Suipacha. Desde su origen, es ella una suerte de Diosa que decide el devenir de los sucesos que van ocurriendo en este peculiar proyecto bicicletista cultural de barrio Pueyrredón en Córdoba, Argentina. Fue así que un día llegó a las puertas del taller una querida bicicletista austríaca llamada Isa. Ella nos compartió muchas ideas e historias de lo que ocurre en la Critical Mass de Viena y en los Bike Kitchen donde se encuentran quienes aman la bici por esas latitudes.
Como si el taller Suipacha estuviera imantado de inspiración, se le ocurrió que se podía generar una articulación de las propuestas que estaban empezando a comentarse que iban a llevarse a cabo en el ‘segundo encuentro CONTRAPEDAL’, programado para el mes de noviembre de 2015. Junto con el trabajo de Altermundi, un grupo especializado en tecnologías apropiadas, redes comunitarias, cultura libre; se les ocurrió que podían compartirse recursos.
Surian Dos Santos es carioca y ha realizado una formación en Bici-Tec, un proyecto de San Andrés de Itzapa, Guatemala llevado adelante por Carlos Marroquín quien fuera también pieza fundamental del origen de otro proyecto de bicimáquinas: Maya Pedal. Allí se investigan las formas de generar distintos tipos de máquinas impulsadas por la fuerza del pedaleo. Licuadoras, molinos y hasta bombas de agua son las que se diseñan y construyen en este pueblito guatemalteco.
Desde Río de Janeiro, Surian se hizo presente en el taller Suipacha para compartir el conocimiento. Un taller de cuatro días generó una actividad sin precedentes en este proyecto de barrio Pueyrredón. El objetivo: el armado de una bici-licuadora para el taller, construído colectivamente por los asistentes de cada día. Trabajos de corte y confección de caños, soldaduras, mecánica ciclista y mucho mate fueron la receta ideal para esta actividad que fue guíada por el inquieto brasilero con muchísima alegría.
Una noche de sábado, el interior del Taller de bicicletas rotas de la calle Suipacha vivió un gran festejo. Así como el festejo de un campeonato, un cumpleaños o un nacimiento gitano. Los gritos, las sonrisas y la degustación de una bebida de bananas recientemente licuadas por la creación. El trabajo colectivo había dado origen a la bici-licuadora del taller Suipacha. Un parto con amor.
Licuados pedaleados
La bici-licuadora de Suipacha comenzó a viajar. Surian Dos Santos -el doctor Frankenstein carioca que dio origen a la locura- comentaba en el medio de su taller lo positivo de apropiarse de las tecnologías y del reciclado de materiales, pero que también había que imaginar que una licuadora a pedal, en un espacio urbano donde hay luz eléctrica es por lo menos un poco un fetiche.
Lo cierto es que el invento llamó la atención de muchas personas y se convirtió en uno de los ejes de la autogestión del proyecto. En diversas excursiones, la tropa gitana del taller Suipacha ha cargado la licuadora a bordo con el objetivo de ofrecer licuados a colaboración. La idea se intensificó gracias a quienes riegan día a día la Feria Agroecológica que se realiza todos los sábados en la Universidad Nacional de Córdoba.
La propuesta de un ciclo de licuados saludables y pedaleados en las mañanas de los sábados de septiembre generó un ida y vuelta con muchos de los consumidores conscientes que asisten a la feria. El cierre de dicho ciclo fue con una rifa de dos bicicletas y un cajón de productos agroecológicos donados por feriantes.
*Por Taller de Ciclomecánica Suipacha.