“La guerra tiene sus propios sonidos y olores”
¿Cómo entender un conflicto que en menos de cinco años destruyó un país? ¿Cómo explicar la Siria actual, cuando no existía ni en las peores pesadillas de sus pobladores? Quizás, un camino posible sea contarlo a través de las imágenes de sus víctimas, a través de las huellas que llevarán por siempre en la memoria. Entrevistamos a la fotógrafa siria Carole Alfarah, quien tuvo que dejar Damasco en 2012. Desde entonces volvió varias veces con su cámara para tratar de entender la guerra. En su proyecto «My Beloved Broken Home» (Mi amado roto hogar) habla el silencio.
¿Cuál es la idea principal en tu proyecto?
Mi trabajo fotográfico es mi primera reacción a la sangrienta e injusta guerra en mi tierra natal Siria. Desde que la violencia se desató en el conflicto de Siria, empecé a documentar las huellas dejadas por las herramientas de la guerra (explosiones, combates, bombardeos). Al mismo tiempo, documentaba los efectos de la guerra en la vida de la gente (los desplazados, los heridos, la muerte, las viudas, los huérfanos, aquellos que sufren los traumas de la guerra). Trataba de fotografiar a las personas y lugares olvidados, a los que están sufriendo en silencio. Dejé Siria con mi familia en Diciembre de 2012. Volví varias veces durante 2013, 2014 y mi última vez en casa fue en 2015. Fue duro para mí hablar sobre la guerra en Siria, por esta razón, solía escribir sobre mis pensamientos, sentimientos, y enojo mientras miraba mis imágenes. Después de editar mi trabajo que cuenta mi propio testimonio y los testimonios de mi pueblo, elegí el título “My Beloved Broken Home”.
¿Qué fue lo que más te impactó cuando volviste por primera vez a Siria?
La Guerra en mi tierra natal fue extremadamente impactante desde el primer día que vimos la violencia y escuchamos el sonido de la guerra. La guerra tiene su propios sonidos y olores, que son tenebrosos, salvajes y desagradables.
Mientras estuve ahí, la cara de Siria fue cambiando, las escenas diarias, los pequeños detalles, empezamos a ver los tanques en todas partes, puestos de control, explosiones, bombardeos, aviones de guerra, morteros, la muerte estaba en todos lados. Hasta que la muerte se convierte en nuestra vida diaria.
Cada vez que volví a Siria, me sentí como una extraña en mi propio país, la gente no era la misma, la vida es demasiado cara. Los ojos de la gente se llenaron de tristeza y opresión. Tuve una sensación de impotencia ante el sufrimiento de mi pueblo. Y enojada, muy enojada por la injusticia causada por una guerra, y la hipocresía internacional de los líderes mundiales. Además, enojada porque en Siria hay personas que están utilizando la guerra y la necesidad de las personas para sus propios beneficios. Yo estaba, y aún estoy impactada por cómo la humanidad desapareció. Cómo nuestro sufrimiento se convierte en un buen negocio para políticos, organizaciones internacionales y algunos medios de comunicación.
¿Cómo realizar un relato fotográfico cuando las emociones están tan presentes? ¿Es necesario o posible, tomar distancia para lograr la historia?
Yo soy una fotógrafa profesional y me esfuerzo por trabajar con ética personal y profesional. Además de eso, Siria es mi país, mi tierra natal, y todos los sirios son mi gente, mis hermanos y hermanas. Admito que estoy demasiado cansada y quebrada. Nunca olvidaré lo que he presenciado. Cuando vine a España, no estaba bien. La guerra fue y sigue siendo demasiado dura para mí. Entonces sí, hice mi trabajo profesionalmente, pero pagué un precio muy alto porque no soy la misma persona que era antes de la guerra. Cuando me miro veo una Carole diferente. Estoy demasiado cansada ahora y quebrada.
Hay diferentes formas de trabajar como fotógrafa documental, después de todo vos decidís si querés poner distancia o no. Pero si la gente está compartiendo la vida con vos, y vos estás viviendo o pasando tiempo en sus lugares, terminás siendo uno de ellos. Pero no deberías manipular la escena, y tu presencia no debería afectar nada en la escena que estás documentado.
Estoy tratando de decir que en mi caso, yo era parte de toda la situación, yo era una víctima de la guerra de Siria como cualquier otro sirio, yo perdí como cualquier sirio. Yo puse mi distancia profesional de acuerdo a la ética profesional, pero no tenía distancia emocional porque soy humana y la guerra sucedía en mi casa.
Mientras realizabas tu proyecto, ¿cómo era tu relación con la gente y los lugares?
A la mayoría de las personas que fotografíe durante la guerra nunca las había visto antes de la guerra. Es triste porque al conocerlos en el peor momento de sus vidas, no tuvimos una introducción normal. Pero quizás lo atípico se convierte en normal en tiempo de guerra. Yo solía hablar con la gente antes y después de fotografiarlos, dependiendo de la situación. Pero cuando se trataba de una entrevista, pasaba tiempo con la gente, hablábamos y no sacaba fotos todo el tiempo.
Mi relación con los lugares es diferente, siempre sentí que la calle es para todos un lugar en común, pero las casas son lugares íntimos, únicos. Siempre me pareció triste y difícil llegar a las casas de la gente, vacías y destruidas. Dentro de estas casas se ven las huellas que quedan en la vida y en la memoria de la gente.
Las fotografías de tu proyecto no son las que uno espera ver cuando se trata de un trabajo sobre la guerra, ¿cómo te ayudó el lenguaje fotográfico para contar el presente de Siria?
No soy una fotógrafa de guerra, no tengo experiencia en zona de guerra, nunca quise estar en zona de guerra. Conozco muy bien mi país, amo Siria y tengo una relación muy fuerte con mi tierra natal, por eso, estuve tratando de entender lo que la guerra le hizo a mi tierra, y estuve tratando de mostrar lo que la guerra hizo en nuestras vidas, en los simples detalles de nuestra vida. No estoy del lado de aquellos que han comenzado la guerra, y que están participando en la guerra, no quiero promover la guerra, y las armas.
Quiero mostrar la vida robada, el silencio de las víctimas, quiero mostrar lo que ninguno está mostrando. Siempre me preocupan las personas sin voz y no aquellos en el poder, porque ellos no me necesitan.
La fotografía es un lenguaje internacional, pero creo que no es suficiente hablar el lenguaje. Lo importante es como se dicen las cosas, como con cualquier otro lenguaje. Cuando sabés cómo hablar con la fotografía, podés contar temas importantes de maneras simples, que sean comprensibles para todos. Soy fotógrafa, y puedo resumir mi relación con la fotografía en tres palabras: pasión, misión y profesión. Además, sigo creyendo en el poder del fotoperiodismo y la fotografía documental para documentar una realidad.
En otra entrevista dijiste que hay dos Carole, una que viene de Siria y otra viviendo en Madrid. ¿De qué forma influye cada una de ellas en tus proyectos?
Mi respuesta completa a la pregunta fue: «Creo que yo y todos los sirios que están viviendo lejos de Siria, terminamos teniendo dos personas en nuestro interior. Una conectada a Siria y la otra tratando de vivir una nueva vida, con nuevas personas, nuevas memorias en un nuevo lugar”.
Lo que quiere decir es que adentro mío está la Carole siria y la Carole siria que está haciendo un esfuerzo por tener una vida nueva y normal en España, a pesar de todo el dolor y la tristeza.
En Febrero 2016 comencé a trabajar en un proyecto multimedial titulado ´Starting Anew´ que cuenta historias personales sobre la nueva vida de los refugiados sirios en países europeos. Estoy todavía trabajando en este proyecto importante en el que muestro lo difícil que es soltar todo a causa de la guerra en tu tierra, y verse forzado a dejar tu vida y empezar una nueva desde cero. Los sirios son un pueblo valiente que sostiene una fuerte voluntad de vivir.
Fotos: Carole Alfarah