Israel le responde a la ONU con el garrote
Israel arremetió fuerte contra los 15 países que aprobaron la resolución contra sus asentamientos ilegales en Palestina. De las represalias no se salvó ni Estados Unidos ni la propia ONU. ¿Se abren las puertas para sanciones efectivas contra el colonialismo israelí?
El Gobierno de Israel, encabezado por el primer ministro Benjamín Netanyahu, no tardó en tomar medidas contundentes después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara una resolución que determina que los asentamientos israelíes en territorio palestino suponen una violación del derecho internacional y un grave obstáculo para solucionar el conflicto a través de la creación de dos estados independientes.
Además, la ONU le exige a Israel que cese “de forma inmediata y completa” cualquier actividad relacionada con los asentamientos e insta a las dos partes en conflicto a “luchar contra el terrorismo y la incitación a la violencia”.
La aprobación fue contundente: de los 15 miembros del Consejo de Seguridad, 14 votaron a favor (China, Francia, Rusia, Reino Unido, Angola, Egipto, España, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Senegal, Ucrania, Uruguay y Venezuela) mientras que Estados Unidos se abstuvo en soledad. Para Israel esto es un grave problema ya que no tuvo ni un solo voto a favor y su máximo aliado se abstuvo pero no vetó la resolución, algo que la habría dejado sin efecto.
La decisión de EE.UU. de no vetar dicha resolución derivó en una catarata de críticas tanto de políticos israelíes como estadounidenses. Netanyahu aseguró: “La Administración Obama ha realizado una vergonzosa maniobra antiisraelí en la ONU”, y afirmó que “de la información que tenemos, no hay duda de que Obama promovió y estuvo detrás de la resolución injusta y parcial”.
Por su parte, el electo presidente Donald Trump aprovechó la ocasión y manifestó que con su mandato “las cosas en la ONU serán diferentes”. Israel anunció que no acatará esta resolución, como lo ha hecho con tantas otras.
La embajadora de EE.UU. ante la ONU, Samantha Power, fue clara: “No se puede abogar por asentamientos y la solución de los dos Estados”. Lo que está diciendo el mundo es que los asentamientos israelíes son un obstáculo para la solución de dos Estados pero esto a Israel no le importa. El diario Israel Hayom anunció que Israel espera aprobar esta semana la construcción de 2.600 viviendas en los asentamientos ilegales de Gilo y Givat HaMatos y hasta el propio teniente alcalde de Jerusalén, Meir Turjuman, afirmó que no le importa lo que diga la ONU. Siguen con sus planes anexionistas porque no buscan la solución de los dos Estados, sino que quieren un solo Estado en todo el territorio.
Israel toma el garrote en las relaciones internacionales
Desde que la ONU aprobó la resolución, Netanyahu tomó una serie de medidas que van en la misma dirección: el castigo a todos los que la aprobaron y especialmente a quienes la promovieron. Cortó las relaciones con Senegal y Nueva Zelanda por haberla impulsado, junto a Venezuela y Malasia (con estos dos países no tiene relaciones diplomáticas). Congeló todos los planes de cooperación que tenía con Senegal y Angola y llamó a 10 embajadores –China, Francia, Rusia, Reino Unido, España, Egipto, Japón, Ucrania, Uruguay y Angola- con carácter de urgencia.
Además, instó a sus ministros a abstenerse de viajar a 12 países que votaron a favor y les prohibió reunirse con los representantes de estos países. Suspendió la visita que iba a realizar a Israel el primer ministro de Ucrania, Vladímir Groisman, prevista para esta semana, la del ministro de Asuntos Exteriores de Senegal anunciada para enero y canceló una reunión que iba a mantener con la primera ministra británica, Theresa May, a mediados del año que viene.
La ONU también fue objetivo de represalias. Netanyahu le indicó a su canciller que revise las relaciones con dicho organismo “tanto lo que tiene que ver con el financiamiento como la presencia de representantes en Israel”, y ya interrumpió 30 millones de shekels (unos 7,8 millones de dólares) al organismo.
Lo que teme Israel es que la comunidad internacional tome más medidas contra sus actividades. Esto fue lo que se trató en la reunión del Gabinete de Seguridad el domingo y los ministros israelíes están advertidos de que dichos actos continúen y se intensifiquen. Este temor tiene entre los ojos la conferencia de paz sobre Medio Oriente que se realizará en Francia en enero próximo, en la cual participarán más de 70 países y en la cual se buscará que representantes de Israel y Palestina se sienten a negociar para retomar las conversaciones de paz.
Ante esto, el ultraderechista ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, afirmó que será “una cumbre cuyo objetivo total es dañar la seguridad de Israel y perjudicar su buen nombre”, y llamó a los judíos franceses a que abandonen Francia y vayan a Israel.
Un futuro incierto
No caben dudas de que la aprobación en el Consejo de Seguridad de la ONU es importante y marcará un antecedente muy importante en la política expansionista de Israel a pesar del anuncio de que no la acatará. En el plano internacional habrá que ver si Israel y Palestina vuelven a negociar, algo que hoy parece muy lejano a pesar de que el propio presidente palestino, Mahmud Abás, llamó a Israel para “sentarse juntos en la mesa de negociación para discutir todas las cuestiones pendientes entre nosotros y resolverlos con buenas intenciones”.
También habrá que esperar si esta resolución es el inicio de las sanciones a Israel por el incumplimiento de las mismas y por los crímenes cometidos. Hay que recordar, que las resoluciones del Consejo de Seguridad son de carácter vinculante y obliga a los países a cumplirlas.
El artículo 41 de la Carta de las Naciones Unidas permite a los Estados miembros pedir que se le apliquen medidas coercitivas con el fin de hacer efectivas sus decisiones y contribuir de este modo al mantenimiento de la paz y de la seguridad internacionales. La ONU ya ha impuesto sanciones a otros países como Siria, como ejemplo más cercano en el tiempo. ¿Se animará a sancionar a Israel por incumplir esta resolución? Asimismo el Secretario General de la OLP, Saeb Erekat, anunció que le pedirán a la Corte Penal Internacional que “investigue todos los crímenes de guerra israelíes, sobre todo los asentamientos”. Las puertas que se abren hacia la condena israelí son muchas por eso el temor no es menor.
Las consecuencias internas no serán pocas. Varios partidos políticos han criticado con dureza a Netanyahu por no haber impedido la votación y hasta algunos le pidieron la renuncia. A esto se le suma una encuesta que refleja que la confianza en el primer ministro cayó del 36% al 27% en un solo año, algo que para el propio presidente, Reuven Rivlin, es “muy preocupante”. Además, el propio Netanyahu se enfrenta a un escándalo de corrupción y la policía anunció este lunes que van a ser capaces de abrir una investigación criminal contra él en los próximos días. Netanyahu está golpeado en el mundo y en su propia casa.
Una solución al conflicto entre ambas partes y la construcción de dos Estados independientes parece lejana pero esta resolución de la ONU aumenta las esperanzas palestinas y es un golpe muy duro para todo Israel. Hoy en día hay más de 200 asentamientos ilegales en territorio ocupado con una población que supera el medio millón de colonos. La ONU acaba de decir que son ilegales y un obstáculo para la paz, no es poca cosa teniendo en cuenta los años con los que Israel contó del silencio internacional para cometer toda clase de crímenes contra el pueblo palestino.
*Por Lucio Garriga Olmo para Resumen Medio Oriente.