The Crown: una mirada microscópica de la monarquía británica

The Crown: una mirada microscópica de la monarquía británica
14 diciembre, 2016 por Redacción La tinta

Isabel Windsor, la reina de Inglaterra, es el foco a través del cual The Crown (La Corona) narra las vicisitudes sociales, amorosas y políticas de la Inglaterra de mediados del siglo XX.

La serie comienza con la muerte de su padre, el rey Jorge VI (el mismo retratado en El discurso del rey) y su coronación como Isabel II. En sus por ahora únicos diez capítulos, recorre los primeros pasos de la joven reina junto en un contexto mundial cambiante y las tensiones entre la existencia y el rol de la Corona y los vientos de cambio.

The Crown, producida por Left Bank Pictures -la misma que hizo el excelente policial Wallander- para Netflix, es una excelente serie de época y al mismo tiempo un creativo documento histórico de las vicisitudes del trono británico. ¿Es todo verdad? Seguramente no, pero hay una cuidada reconstrucción de los principales eventos y personajes. Y, lo que ha generado cierta repercusión negativa en Londres, una humanización de la familia real y los líderes políticos de la década en cuestión.

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Las transformaciones subjetivas y el crecimiento de la reina Isabel II -aún en el trono más de medio siglo después de los hechos que relata esta primera temporada- son impecablemente interpretadas por Claire Foy. Su inseguridad, los problemas en el matrimonio, las tensiones con su hermana, la princesa Margarita, la relación con el gabinete, todo va configurando gradualmente un personaje complejo y sutil que, aunque está en el centro del relato, nunca termina de ubicarse como protagonista indiscutida de la historia.

Otro de los puntos fuertes en materia actoral es el ex Third rock from the sun, John Lithgow, en su papel de Winston Churchill, el histórico primer ministro británico en su ancianidad, creyéndose el salvador de la humanidad y enfrentando problemas de salud, al mismo tiempo que apuntalando a la nueva reina en su rol al frente del Imperio.

También es destacable la performance del Doctor Who Matt Smith como el compañero de Isabel, el duque de Edimburgo y príncipe Felipe. Los reproches, la visión más moderna y hasta hastiada de los compromisos reales, hacen que por momentos la audiencia se identifique con su personaje y por otros le quiera gritar a la pantalla “aceptá que sos varón y estás a la sombra de una mujer”.

Se estima que es la producción más cara en la historia de las series televisivas, con un presupuesto aproximado de 125 millones de dólares y una despampanante escenografía que incluye tanto interiores del palacio de Buckingham y otros, como exteriores de giras reales por el Commomwealth, desde Australia hasta países africanos y caribeños.

La primera temporada transcurre entre 1947 y 1956. La situación económica de posguerra y la independencia de las colonias amenaza con sacudir definitivamente el legado de los Windsor. La abdicación de Eduardo VIII (tío de Isabel) todavía está muy presente en Buckingham. Hay que sostener el poder de la Corona, sus simbolismos, pureza, silencios, frente a un mundo que cambia. ¿Será irreversible? ¿Podrá la monarquía subsistir? La realidad es conocida por todos. Los pormenores del palacio, no tanto.

Un poco historia, un poco ficción, The Crown nos acerca a la cotidianeidad de los poderosos, a su intimidad, debates y deseos. La segunda temporada, que ya se terminó de filmar antes del estreno de la primera, continuará con el relato del reinado más largo en la historia inglesa. Aunque falta mucho tiempo para verla, ganas sobran.

Por Julia de Titto para Notas

Palabras claves: Inglaterra, Isabel II, Netflix, The Crown

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