“Transformar la lucha por la tierra en disputa por el territorio”
Peter Rosset es investigador de El Colegio de la Frontera Sur y también militante y miembro del equipo técnico de la Vía Campesina, donde acompaña los procesos de agroecología al nivel internacional.
Pudimos conocerlo y compartir con él hace algunos meses atrás durante el 4to Seminario Internacional de Estudios Críticos de Desarrollo “Repensando el desarrollo en América Latina: Hacia un nuevo paradigma para el siglo 21” organizado por investigadores de la Universidad de Zacatecas. Nos pareció interesante volver con esta entrevista sobre algunos temas presentados por Peter en este seminario, en particular la dinámica de las luchas campesinas a la luz de una actualidad sociopolítica latino-americana tensa, movediza pero aun así llena de experiencias alternativas en construcción.
Peter, ¿cuál es el estado del movimiento sindical campesino, a nivel regional y latinoamericano?
En América Latina, estamos en una situación bien difícil, que se remonta hace más de una década, con un oleada de inversión de capital, proveniente del capital financiero-especulativo, que está capitalizando mucho las actividades extractivistas como la minería, el agronegocio, las plantaciones forestales, las mega represas, todas actividades que terminan en el desplazamiento de las comunidades rurales, tanto campesinas como indígenas y afrodescendientes.
Entonces es un enfrentamiento territorial muy fuerte, muy grave en todos los países. Y debido al desplome de burbujas especulativas en algunos países, como la burbuja inmobiliaria en EEUU, el capital financiero siempre está en búsqueda de nuevos lugares donde especular e invertir. Es así que, volvió a descubrir las riquezas del campo, y está generando un tremendo acaparamiento de tierras, e además incide mucho en los procesos políticos de los países.
La novedad de los últimos años, es una alianza entre el capital financiero especulativo internacional, el capital extractivista multinacional como también nacional, y con grandes sectores dentro de los estados nacionales
Esto independientemente de si los gobiernos son aparentemente de “izquierda” o de “derecha”, y con un aspecto que lo hace aún más difícil de combatir, que es el papel conservador de los medios de comunicación masivos, con por ejemplo canales como Televisa en México o Rede Globo en Brasil. Estos medios corporativos llegan todo el día, desde la mañana hasta la noche, adentro de la casa de la gente, afectando su manera de percibir el mundo, de forma muy nociva. Esta alianza está atacando a la democracia formal, con golpes de estado en América Latina, desde golpes violentos hasta los llamados golpes “blandos”, “parlamentarios”, “judiciarios”, etc., pasando por los golpes electorales que se logran con campañas mediáticas masivas.
Tenemos Haití, Honduras, Paraguay, Argentina, Brasil, Bolivia (donde Evo fue derrotado en último el referendo), Venezuela (donde el gobierno perdió el control del parlamento), y Ecuador (donde Correa decide no volver a presentarse). Ahora no es que estos gobiernos hayan sido realmente buenos con los temas del campo y de la tierra, sin embargo la nueva derecha ascendiente, aliada al agronegocio, a la minería, al capital financiero, es una derecha violenta, que viene con una perspectiva de “caza de brujas” hacia los movimientos sociales, una súper criminalización de la luchas populares… Entonces podemos decir que se ha complicado muchísimo la situación.
¿Cuáles son los grandes ejes de discusión y las respuestas concretas del sindicalismo campesino en este nuevo contexto?
Hay una evolución en el pensamiento de las organizaciones campesinas e indígenas, organizaciones sindicales de jornaleros, de los pueblos sin tierra, etc. Que es que el capital tiene un enfoque territorial en donde busca (re)configurar los territorios para la minería, para el monocultivo, y que nosotros, desde los movimientos, tenemos que repensar nuestra lucha.
Es un reto que se ha propuesto la Vía Campesina, transformar la lucha por la tierra en la lucha por el territorio, por lo tanto disputando los territorios al agronegocio y a la minería, y también defendiendo los territorios que aun están en nuestras manos. Una lucha por el territorio significa alianzas entre los sectores populares que habitan en esos lugares, entre indígenas y campesinos, afrodescendientes, pescadores artesanales, pastores nómadas, pueblos habitantes de los bosques, con una visión de conservar el territorio para la gente, y este es un desafío muy importante. ¿Y cómo vamos a hacer que nuestros territorios campesinos sean distintos de los territorios del agronegocio y de la minería?
Esto significa un énfasis mucho más fuerte en la agroecología,
en la recuperación de los saberes ancestrales y populares,
en la construcción de la soberanía alimentaria a nivel local.
en la recuperación de los saberes ancestrales y populares,
en la construcción de la soberanía alimentaria a nivel local.
Otra cosa, que es vieja para los movimientos indígenas pero nueva para los movimientos campesinos, es la idea de que debemos construir autonomías, por lo menos autonomías relativas, en estos territorios.
Hablas de una “reconfiguración” de las resistencias, es decir del paso desde la lucha de la tierra al territorio: ¿podrías darnos algunos ejemplos?
Tenemos uno de los mejores ejemplos acá en México, que aunque no es de La Vía Campesina, es un movimiento muy querido, que es el movimiento zapatista en Chiapas. Creo que es uno de los mejores ejemplos de un proceso territorial de autonomía en el mundo entero. Tienen todos los ejes de la autonomía, desde el autogobierno hasta la administración de justicia, la salud, la producción (local, con métodos agroecológicos), el transporte, una tremenda formación de cuadros entre la juventud, las mujeres, todo esto de forma autónoma. Es realmente un ejemplo para toda América Latina, aunque sea a veces difícil de percibir porque hay una conspiración en los medios de comunicación, un veto total, un boicot de la información en relación a la construcción de la autonomía zapatista.
Otro movimiento emblemático de estas luchas que es el MST de Brasil (Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra): ¿cómo ves la coyuntura actual para el MST?
El MST está en una posición muy difícil, porque por un lado los gobiernos del PT, en gran parte, no han cumplido con sus promesas, han hecho menos reforma agraria inclusive que el gobierno de Fernando Enrique Cardoso… Sin embargo, lo que viene después del golpe y la destitución ilegítima de Dilma Roussef es muchas veces peor que los gobiernos del PT.
Así, un candidato de la derecha ha dicho que hay que dar un fusil a cada ciudadano para que mate a un campesino sin tierra: esta virulencia es terrible… Sin embargo, la postura del MST y ahora de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo, es que dada esta coyuntura, por un lado hay que defender la democracia (y no defender a un presidente especifico o a un partido), y por otro lado, los movimientos sociales debemos repensar la relación entre movimiento social, partido político, política electoral y Estado. Obviamente, según las diferencias y contexto de cada país. En ese momento a nivel continental, estamos sufriendo retrocesos duros, y tenemos que repensar la coyuntura a partir de ahí.
Finalmente, los gobiernos progresistas resultaron no ser tan “progresistas”, y, al mismo tiempo, la derecha da mucho miedo, y entonces ¿Cuál es la respuesta correcta? De una ilusión de tomar el poder con el Estado, yo creo que estamos ahora en una creciente desilusión, y eso alimenta un nuevo énfasis en intentar construir desde abajo en los territorios y con las autonomías.
¿En Vía Campesina son ejes de trabajo esa problemática centrada en territorios y autonomías desde abajo?
Yo creo que el documento más importante para ilustrar todo eso, es la “Declaración de Marabá” (2), que salió de la Conferencia Internacional por la Reforma Agraria que organizó La Vía Campesina en abril 2016, en Marabá, Brasil. Casi todo lo que he dicho hasta ahora está en esa declaración.
Desde el movimiento campesino y sindical del campo, ¿se piensan posibles alianzas con sindicatos de trabajadores urbanos ?
Absolutamente, está muy presente en la agenda de La Vía Campesina. Y puedo dar un ejemplo concreto, que es en el estado de Rio Grande do Sul, donde todas las organizaciones de Vía Campesina, que son muchas en Brasil, lograron una relación con sindicatos urbanos, en las fábricas, donde existen comedores obreros en manos de los sindicatos obreros, y se conquistó una política pública que se llama el Plano Camponês, o “plan campesino,” donde hay recursos públicos para habilitar una relación de comercio directo entre las cooperativas campesinas y los comedores sindicales obreros, y también la venta de alimentos sanos para las familias de los obreros. Esto incluye créditos para la producción ecológica de las familias campesinas, para el transporte de los alimentos, toda una relación respaldada por el gobierno del estado.
De hecho, habían logrado que el Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MDA), a través de mucha presión social, aceptara la posibilidad de hacer nacional una política pública similar, una política que habilita recursos para las relaciones campesino-obreras, pero en el primer día del golpe con el presidente interino de Brasil, Temer, desapareció todo el MDA: hizo un decreto de extinción del ministerio, así que no sabemos en que quedará todo eso ahora.
En relación al tema de la unidad y la solidaridad: ¿de qué forma se piensan las convergencias pero también las maneras de solucionar las tensiones o diferentes agendas existentes entre trabajadores del campo, jornaleros y comunidades indígenas?
Creo que La Vía Campesina y la CLOC, constituyen un gran espacio de encuentro entre saberes y culturas, y yo diría que en la CLOC/Vía campesina tenemos por lo menos 3 o 4 grandes culturas políticas, ideológicas, identitarias: la cultura indígena, la cultura campesina mestiza, y la cultura obrera, del trabajador rural jornalero, y podríamos añadir también la cultura afrodescendiente. Esas culturas se encuentran en este espacio, con ideas diferentes, y se genera un debate muy rico.
Del encuentro de diferentes perspectivas surgen ideas emergentes muy importantes: por ejemplo, la reivindicación de la soberanía alimentaria surge de estos encuentros de culturas, experiencias e historias de lucha.
*Franck Gaudichaud para Rebelión