Cromañón a 3 años de la ley de reparación
La «Coordinadora Cromañón», integrada por sobrevivientes de la tragedia, se refirió a los incumplimientos de la ley 4786.
Aprendimos a crecer a los tumbos y a los golpes, hace casi 12 años que aprendimos a convivir con el miedo, miedo que se renueva cuando ves las marcas que quedaron en tu cuerpo. Cuando sentís la asfixia en un bondi lleno, o un subte en hora pico que detiene su andar y apaga las luces de sus vagones. Miedo que vuelve cuando tenés una entrevista de laburo, cuando te enterás de la tragedia de Once, Beara, Iron Mountain, el gimnasio de Urquiza.
El pánico que vuelve cuando te enterás que siguen suicidándose sobrevivientes, cuando pensaste que ya estabas adentro de un laburo pero después de hacerte el psicotécnico te llaman para decirte que la búsqueda quedó interrumpida y seguramente te van a llamar. Mientras, vos contás las monedas y tenés que cancelar tu terapia para priorizar el plato de comida en la mesa.
Pánico a seguir desocupado, a no poder progresar, a no poder superar tus propios miedos, a no poder cubrir al menos tus necesidades básicas, y no lograr desarrollarte plenamente. Y cuando el pánico se apodera se transforma en ataques, de esos que te ponen el cuerpo frío, te hacen sudar, te asfixian, aceleran tus palpitaciones, haciéndote sentir que tu reloj biológico se va a detener, y vas a morir. La parálisis pasa y te diste cuenta que solo era un ataque de pánico de esos que ya transitaste y creíste poder dominar, pero tardás en darte cuenta y no querés aceptar que al pánico no lo controlás y te conformás solo con aprender a transitarlo.
Detrás de él se despierta tu mal humor, se despierta tu bronca, tu resignación y tu impotencia que en la mayoría de las veces decidís descargarla contra los que te aman y acompañan.
La culpa de agarrártela y lastimar a los que te quieren, la sensación de culpa de haber sobrevivido a Cromañón. La bronca y la impotencia de saber que es el mismo estado el que no pudo evitar la muerte de 194 personas el 30 de diciembre de 2004 ni tampoco la de 17 sobrevivientes suicidados a lo largo de estos 12 años.
Sepan que no vamos a perder de vista el horizonte y estamos convencidos que las transformaciones llegarán con su acompañamiento o sin su acompañamiento.
Mientras escuchamos al presidente de la Nación citar la tragedia de Cromañón en su discurso abriendo las sesiones legislativas, cuando nunca aceptó recibir a los damnificados y peor aún como Jefe de Gobierno reglamentó la ley 4786 15 meses después de haber sido sancionada, con un sobreviviente suicidado.
Aprendimos también a descargar nuestras broncas y nuestro dolor intentando transformarlo en amor. Yy en estas líneas volvemos a apostar a dicha fórmula. Siempre con respeto, con propuestas y con un ideal.
Lo que no nos convierte en tontos, como muchas veces gran parte de la dirigencia política intenta tratar a las víctimas de Cromañón.
Hoy (por ayer) se cumplen 3 años de la sanción de la ley 4786, hoy decidimos desde nuestra organización ponerle fin a la espera, a ser bien predispuestos, a confiar en el “denme un poco más de tiempo”, a tolerar el “no depende de mí”, o el “los entiendo”, “tienen razón”. Bajo estas premisas nosotros siempre apelamos a la buena fe de las personas encargadas de bregar por el correcto cumplimiento de la ley.
Dejamos pasar 3 años sin avances, sin logro alguno, con sobrevivientes suicidados, sobrevivientes lastimados y cientos desocupados desesperados viendo de qué manera poder comer al menos 1 vez al día. Siempre apostamos al diálogo y a la política como herramienta de transformación. Sepan que no vamos a perder de vista el horizonte y estamos convencidos que las transformaciones llegarán con su acompañamiento o sin su acompañamiento.
Porque no estamos dispuestos a dejar de lado nuestras convicciones, porque nuestra causa es noble y necesaria, hacia la construcción de una sociedad más justa. Nunca abandonaremos nuestra lucha, ante cada intento de desgaste, nosotros reunimos más fuerzas.
Porque no es justo que la desidia, el desinterés, la desinformación y la falta de compromiso de quienes dicen gobernar para la ciudadanía sigan cobrándose su rédito con la vida de nuestros pares, 17 sobrevivientes suicidados.
Hoy hace 3 años que se votó por unanimidad en la legislatura porteña la ley 4786, una ley con consenso de todos los partidos. La misma ley que fue reglamentada 15 meses después en sus puntos de salud, educación y trabajo a consecuencia de la triste noticia del suicidio de un sobreviviente.
Esta ley hace 3 años que sólo es una cascara vacía. es una semilla sin tierra y sin riego, sin los nutrientes necesarios que le permitan echar raíces y convertirse en una ley que busque proteger y cuidar la integridad de los damnificados.
Hoy es la dirección de asistencia a la víctima de la Ciudad de Buenos Aires la encargada de poner en funcionamiento la ley, aunque hace 3 años que no lo haga, y es también la responsable junto al ejecutivo porteño de la desidia, el desinterés, la marginación y la desinformación que llevo a lo largo de estos 12 años que 17 sobrevivientes decidan quitarse la vida y miles den a diario a solas la batalla de la subsistencia.
Acá estamos para usar nuestra principal virtud, la de animarse a transformar el dolor en amor y en acción. Para que nuestras vivencias no se trasladen a futuras generaciones.
Deseamos que estas líneas sean escuchadas por la dirigencia política y por sobre todo por las autoridades del gobierno de CABA y de una vez por todas se pongan a trabajar por el cuidado y bienestar de los sobrevivientes y familiares de Cromañón.
*Por Coordinadora Cromañón. Fotos: Daniela Yechua.