Que caigan los muros que nos excluyen
Un grupo de vecinas, vecinos y organizaciones enfrentaron este sábado una pared de concreto que separa una toma de tierras de un barrio privado: el símbolo de una sociedad cada vez más desigual y excluyente. Fue momento de enfrentar al sistema que pretende dejarnos del otro lado, invisibilizados, como las sobras de la ciudad que pretende.
Por Comunicación Rebelde para La tinta
El muro cayó. Gritos de festejo se mezclaron con lágrimas ante la emoción de derribar ese pedazo de cemento. La multitud venía de la toma de tierras de Parque las Rosas, donde durante todo el día sábado se desarrolló el 3er Encuentro Provincial de Luchas por La Tierra.
El recorrido de la movilización comenzó en la toma de Parque Las Rosas, pasó por el barrio ciudad que lleva el mismo nombre y el destino final de esta caminata fue nada más y nada menos que el lugar donde antes se encontraba la villa Las Siete Alcantarillas, predio que años atrás la Municipalidad de Córdoba donó al Arzobispado para la construcción de una capilla.
Muchos de los actuales vecinos del barrio ciudad vivían en la villa con amplios terrenos, donde podían criar animales y tener una casa acorde al tamaño de cada familia. Sin embargo, con el argumento de que se trataba de tierras inundables, los habitantes fueron desalojados y trasladados a las casas previstas por el programa provincial «Mi Casa, mi Vida»(dos piezas 9 metros cuadrados y una cocina comedor) que fue financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo.
Paradójicamente, en el antiguo terreno de la villa se llevaba a cabo este sábado el evento Manantiales Sunset food truck, una fiesta organizada por Edisur que contó con carpas, camiones de comida y un escenario con bandas. El contraste se hizo manifiesto cuando los participantes del Encuentro Provincial de Luchas por la Tierra protestaron ante el evento, elevando un grito contra el uso de la tierra en nuestra provincia durante los últimos 20 años.
Para finalizar, por encima del escenario del evento fue colgada una bandera con la consigna “Tierra y Libertad” , dos derechos que no se respetan en la actual construcción social de la provincia.
Al concluir la movilización, representantes de la empresa Edisur acordaron iniciar negociaciones para ponerle fin a la existencia del muro que divide a la ciudad. Las habitantes de Parque Las Rosas y demás organizaciones del Tercer Encuentro Provincial de Luchas por la Tierra esperan ahora la apertura de una instancia de negociación con representantes de la empresa y del Gobierno para terminar de derribar pacíficamente aquel muro discriminador.
Sin embargo, los vecinos dejaron en claro que si las tratativas no avanzan, volverán a optar por acciones directas en el lugar. Lo mismo vale para los distintos territorios en los que tienen presencia.
Un encuentro para generar redes de organización y resistencia
La lucha que las congregaba era una causa común. Los dueños de la tierra en Córdoba cada vez son menos. Tanto el desarrollismo en la ciudad como el negocio agrosojero en el interior avanzan cada vez más sobre los territorios para maximizar sus ganancias a costa de la pobreza cada vez más desigual. Un negocio que no piensa en el cuidado del lugar donde vivimos, que está siendo destruido a través de los campos, las industrias y el desarrollo inmobiliario.
El Tercer Encuentro Provincial de Luchas por la Tierra tuvo lugar en la toma de tierra de Parque las Rosas. Allí se congregaron aproximadamente 150 delegadas de distintas experiencias organizativas de la provincia: cooperativas de vivienda, producción y trabajo; organizaciones comunitarias de barrios y villas; ocupaciones de tierra; comunidades originarias. Vinieron desde desde los valles de Paravachasca, Punilla, Traslasierra y las Sierras Chicas, así como de distintos puntos de la ciudad capital.
Las problemáticas que se trataron son muchas y apremiantes: la desigualdad territorial que deja a muchísimas familias sin tierra para habitar y para producir alimentos en el campo y en la ciudad; la situación urgente de falta de acceso al agua y a conexiones seguras de energía eléctrica en villas y asentamientos; el amedrentamiento constante de la Policía y otras fuerzas de choque de empresarios y políticos en los territorios; la complicidad del poder judicial y los distintos niveles del Estado con estas situaciones; la escasez de recursos en las comunidades; entre otras.
* Nota de Comunicación Rebelde.
** Fotografías de Colectivo Manifiesto.
