Antes que sea tarde
Pasando de mucha auto-referencialidad para luego diluirse en la autocrítica, Leonardo DiCaprio encaró una mirada más integral sobre la crisis del mundo, lejos del pomposo y escueto planteo de Al Gore en Una verdad incómoda, donde afirmaba que todo se solucionaba cambiando el foco de luz de la casa.
El actor de Hollywood optó por escrachar directamente a las compañías hidrocarburíferas y aquellas que producen la comida basura de los supermercados. E incluso las fotos, los nombres y los apellidos de los integrantes del Congreso de EE.UU. y cuánto de coima recibe cada uno por no apoyar las políticas ambientales.
Las emanaciones de metano por la ganadería intensiva y las plantaciones por monocultivos son el ángulo que lleva directamente a un golpe bajo para el «sueño americano». No es fácil hacer un documental de este tipo, donde la industria audiovisual dominante de Estados Unidos ha elegido, además de los rusos, a los chinos como los nuevos paradigmas del mal en el circuito de la ficción.
Faltó profundidad en la organización desigual del mundo, entre los proveedores de materia prima y los procesadores de manufacturas. Pero aún con sus límites, el hecho de que se haya logrado este documental, incluso en un canal como National Geographic (que ha caído en el reservorio de reality show) demuestra cómo el mundo está notablemente pendiendo de un hilo. Aún con el negacionismo reinante de la FOX y la CNN.
*Por Lea Ross.