Brasil desde un punto feminista hoy
En el Brasil de hoy vivimos una situación muy compleja para el movimiento feminista y para la izquierda de una forma más amplia. No es posible hablar del feminismo sin mencionar nuestra actual coyuntura.
El escenario político esta cambiando día a día. Para la fecha de publicación es posible que ya el contexto sea otro, pero hablemos del hoy: vivimos un momento de retroceso de nuestra débil democracia. Recientemente se desencadenó un golpe de Estado desde las herramientas democráticas, es decir, no fueron los militares quienes tomaron el poder, sino que la cámara de diputados y el senado fue quién sacó de forma “democrática” a la presidenta Dilma Rousseff por medio del uso de la herramienta impeachment.
¿Qué impacto genera este proceso al movimiento feminista?
Lo que nos espera es un escenario de varios retrocesos en los avances del movimiento en sus últimos años. Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, es uno de los personajes político centrales que articuló el proceso del impeachment y que coordina diversas propuestas de ley que impactan directamente de forma negativa en la vida de las mujeres y de nuestros escasos derechos. Daniela nos aclara en su artículo cada uno de los proyectos de ley que están en curso. Este escenario nos plantea un desafío que siempre estuvo presente pero que ahora se torna esencial: la necesidad de unificarse, superando las diferencias tácticas, para pelear contra un enemigo común.
En las últimas semanas se está dando este movimiento de articulación general de la izquierda, pero todavía se trata de algo muy inestable y sin vínculos profundos y estratégicos, se manifiesta apenas como reacción ante un movimiento conservador que viene ganando fuerzas. Daniela nos habla sobre las diversas corrientes del movimiento feminista y sus dificultades para articularse. ¿Cómo podemos, desde una mirada crítica y militante, contribuir en la construcción de un movimiento popular que pueda ir más allá de sus diferencias y superar una crisis política en el marco de la joven democracia en que vivimos?
Introducción
Para comprender la situación de un elemento cualquiera, sea una persona, un grupo de personas, un territorio, una época, un movimiento social, un contexto, y así para adelante, se puede dirigir la atención para diferentes aspectos de ese elemento y también desde varios focos de análisis. En ese sentido es importante entender que toda observación y análisis de un elemento es una selección parcial, incompleta y no neutra. Parcial porque, partiendo de apenas un punto de vista, se observan solo algunas partes del todo, luego es incompleta, y no neutra, pues ningún análisis es neutro, o sea, todo análisis presupone una selección de ciertos elementos en detrimento de otros. Ese proceso de selección se da en función de lo que llama más la atención en la mirada de la investigadora y de lo que es considerado más relevante sobre cada objeto de investigación. Además la mirada de quien observa está muchas veces encasillada en un modelo teórico específico, luego, las elecciones de análisis van a ser dirigidas en función de éste y en detrimento de otros modelos. Todas esas reflexiones ayudan a comprender que todo análisis se da en función de condicionamientos y elecciones en los ámbitos teórico, subjetivo, individual, colectivo. Ninguna versión de la realidad es absoluta.
Realizo esa pequeña introducción teniendo en cuenta que uno de los puntos que considero es el más importante en el movimiento feminista es el diálogo entre las feministas. Como mujeres viviendo dentro del sistema patriarcal hay que dialogar y aliar las luchas de variadas formas, a veces muy diferentes entre sí, contra el enemigo común: el patriarcado. Es necesario comprender que hay varios puntos de vista sobre numerosas realidades, y a partir de allí unir fuerzas contra ese sistema que violenta, explota, domina, somete, mata, viola, humilla y maltrata mujeres diariamente hace millares de años. Unir en la diversidad, divergir en la unidad, entender que somos diferentes, visualizar estrategias y tácticas de lucha que a veces discrepan, o convergen. Dejarse enriquecer por el punto de vista de la otra, estar dispuesta a la transformación conceptual de un problema dado y también compartir el propio punto de vista con las compañeras de lucha.
Mirada teórica feminista
Mirar la realidad a través de la reflexión sobre género, y además a través de un punto de vista feminista, es dirigir la atención sobre cómo se dan las relaciones entre hombres y mujeres en las sociedades. En el patriarcado, sistema social bajo el cual vivimos hace millares de años, los hombres dominan, explotan, oprimen y violentan a las mujeres de varias formas. Al mismo tiempo las mujeres vienen resistiendo, luchando, sobreviviendo contra esa dominación, también de varias formas.
Estar violentada por los hombres no significa que las mujeres son víctimas incapaces de actuar y reaccionar, eso es lo que dicen ellos y contra lo cual el feminismo lucha y sobre lo cual diverge. Ser víctima en una relación de violencia significa que son vividas situaciones donde no se suministró permiso, no se entró en acuerdo para que tal situación ocurriese y donde, al mismo tiempo, una o más personas actúan y promueven esa situación a través de la imposición de su propia voluntad. Violentar es actuar de forma que se altera el destino de otra persona sin pedir permiso a esa persona, sin proponer antes, sin entrar en acuerdo, sin pedir consentimiento, sin dialogar.
Los mecanismos a través de los cuales se dan relaciones de violencia son varios y extremadamente complejos. Ser violentado no significa que esa persona sea incapaz, débil, sumisa. Significa que en un momento dado esa persona no puede o no logra conseguir reaccionar. Está también el factor complejificador que es la conciencia o la clasificación de que una determinada relación es o no una relación violenta. Ese factor depende no solo de visiones subjetivas sobre la realidad, sino también de los contextos culturales colectivos que clasifican los elementos de la realidad. Además del propio contexto de dominación que tiende a mostrar como aspecto positivo las violencias que producen como mecanismo para perpetuarlas en el tiempo, hay un intenso esfuerzo de convencimiento, diluído en el cotidiano, para que las violencias sean mantenidas y clasificadas como cotidianas, aceptables, comunes y muchas veces positivas. Ese esfuerzo es realizado individual y colectivamente y todas las personas de alguna forma lo mantienen, sea reproduciendo las relaciones de violencia, sea defendiéndolas, sea premiando a quien violenta y castigando a quien es violentado, sea no haciendo nada al respeto o no posicionándose en contra. En ese sentido la violencia contra las mujeres ha sido ampliamente aceptada en todas las sociedades, no apenas en la práctica, sino muchas veces en el propio discurso.
Para comprender una realidad es necesario analizar los aspectos históricos, económicos, sociales, religiosos, culturales, lingüísticos, artísticos, políticos de ésa realidad. Es preciso comprender las relaciones de violencia y desigualdad entre las clases sociales, etnias, franjas etarias, personas con diferentes orientaciones sexuales, con diferentes cuerpos / habilidades /capacidades, entre hombres y mujeres. Un punto de vista feminista mira todos esos elementos desde la situación de hombres y mujeres en el patriarcado.
El patriarcado es el sistema donde ninguna o poquísimas mujeres ocupan los cargos de toma de decisión sobre el colectivo, en los ámbitos político, económico, familiar, religioso y social. En otras palabras, son los hombres que vienen decidiendo sobre los rumbos de las vidas colectivas e individuales de las sociedades. Las mujeres han sido casi completamente desechadas de esos espacios, sin opinar, sin elaborar reglas, leyes o estrategias sobre cómo vivir en colectivo. Ha sido reservado a las mujeres el espacio de la obediencia de reglas elaboradas por los hombres.
Defiendo aquí que la principal violencia cometida contra las mujeres en el patriarcado es el hecho de que las mujeres no deciden de forma amplia y democrática sobre los rumbos de la vida colectiva y luego, sobre los rumbos de sus propias vidas y que esa violencia genera innumerables otras. Esto se puede ver reflejado en todos los aspectos de la vida social en todas las sociedades actuales, en: los órganos de decisión económica, cargos de jefatura de Estados, cargos de dirección en varios niveles, desde las cámaras de concejales de las ciudades hasta organizaciones de empresas, movimientos sociales, asociaciones de barrio, direcciones de obras teatrales, rectorías de las universidades, gerencias en el pequeño comercio. Pocas son las mujeres en esos cargos. Es importante resaltar que esa situación viene lentamente modificándose, sin embargo, la estructura se mantiene sin que las excepciones hayan alterado la regla.
El hecho de que las mujeres no decidan genera un contexto cotidiano de aceptación y práctica social de diversas situaciones donde el hombre decide por los rumbos de la vida de la mujer, no solo en los contextos de las reglas y leyes formales, como los citados arriba, sino fuertemente en los momentos cotidianos de las vidas de las personas. Los altos números de violaciones en Brasil, por ejemplo, muestra el hecho de que a la mujer no le es concedido el derecho de legislar sobre el propio cuerpo, ya que ése está constantemente amenazado de ser violado.
Observar la realidad a través del punto de vista de la violencia contra la mujer es un punto de vista teórico. Defiendo un punto de vista teórico feminista sobre la realidad desde el momento en el que éste:
• Observa, identifica y comprende la realidad desde el sistema patriarcal en que vivimos;
• Problematiza esa realidad;
• Propone nuevas realidades;
• Observa y analiza el discurso de las mujeres en la historia y en el cotidiano;
• Promueve liberación de los discursos de esas mujeres;
• Dialoga con otras mujeres, promocionando un discurso aliado a la práctica, que transforme.
Brasil
Así como cualquiera otro país, Brasil presenta innumerables complejidades. Para entenderlo es necesario aproximarse a ellas, dialogar con ellas, estar con ellas, observarlas de lejos y de cerca, intentar comprender, dudar de sí, dudar de aquello que observa.
Brasil es resultado directo de siglos de extrema violencia europea contra los pueblos indígenas originarios y contra los pueblos africanos brutalmente secuestrados de sus tierras y esclavizados en varias partes de América Latina. A lo largo de los siglos la invasión al territorio fue consolidándose y con ella la brutal discrepancia económica entre pueblos y etnias que pasaron a constituir lo que pasó a denominarse como Brasil. La ocupación de las tierras fue ocurriendo entre indígenas perdiendo sus territorios y cada vez más atrapados, afro brasileños viviendo bajo el égida del racismo y de la exclusión de derechos y un proceso capitalista que se desarrollaba a través de la cesión de poder a quien tuviese dinero, fuerza, influencia política y económica. Las tierras fueron siendo cedidas, compradas, ocupadas, griladas a través de un proceso complejo (proceso que se dio en Brasil donde se falsificaban los documentos de las tierras a través de un proceso de guardar estos documentos en un cajón con un grilo, originando un papel amarillo que parecía estar viejo) que resulta actualmente en una intensa desigualdad de distribución del territorio contra lo cual se organizan movimientos de ocupación y reivindicación de tierras y derechos, teniendo su mayor exponente el MST- Movimiento de los Trabajadores sin Tierra.
A lo largo de los siglos los pueblos se mezclaron, muchas veces incluso a través de la violación. En los siglos XIX y XX ondas de inmigración, de países europeos, del Oriente Medio y Japón, fugándose de guerras y países en dificultades económicas, traen nueva población al territorio. En el fin del siglo XIX tiene fin oficial la esclavitud y el inicio de la república. El siglo XX devasta, mata, ahoga y viola cuerpos e ideas con dictaduras militares y seguimos con dificultad en la construcción de cotidianos democráticos en el país. En medio a todo eso las mujeres han sido violentadas de las más variadas formas, por hombres de todas las clases sociales, etnias, países.
Año 2016
Brasil está en el octavo mandato presidencial electo por voto directo desde la última dictadura militar. Desde entonces hubo cinco presidentes, tres de ellos fueron reelectos una vez. Actualmente tenemos la primera presidente mujer, Dilma Rouseff (Economista, ex-presa política, primer mujer presidente del país dentro de las corrientes de izquierda), en su segundo mandato consecutivo (actualmente desplazada de su cargo a través de la herramienta del impeachment).
Una mirada feminista para esa realidad observa las relaciones de violencia a través de las cuales políticos hombres y también políticas mujeres, éstas reproduciendo el machismo, proponen y aprueban leyes que violentan y refuerzan las violencias contra las mujeres, actuando desde visiones religiosas, moralistas, patriarcales y violentas. Manifestaciones públicas de misoginia contra la presidente mujer son observadas en varias partes del país, venidas de derechistas comunes o también de periodistas, personas públicas que ya no sienten el menor pudor en violentar verbalmente la imagen de la jefe de estado del país en su condición como mujer y a propagar tales agresiones en red nacional, en programas de televisión, en emisoras de radio, páginas de periódicos. La derecha está con rabia y dirige su odio a la imagen distorsionada por milenios de patriarcado a lo que supone ser una mujer en el poder y todas las posibles características negativas asociadas a esta situación. La derecha está con rabia de ver el país que ocupa con desdén, ser comandado por una mujer.
Algunos de los proyectos de ley y propuestas presentadas en el Congreso Nacional en los últimos meses, que están en evaluación o en vías de ser aprobadas, coordinadas por el presidente de la Cámara Eduardo Cunha (Economista, religioso de la iglesia evangelista y de las vertientes de la derecha), que viene realizando diversos actos ilegales en su ejercicio de mandato:
• Proyecto de Ley 5069/2013: Dificulta la realización legal del aborto, criminalizando a médicos que realicen aborto y sometiendo a la víctima a la maltratos psicológicos poco después de la violencia de violación, como la obligatoriedad del examen de cuerpo en una jefatura antes que la víctima pueda realizar el servicio médico;
• Estatuto de la Familia: Clasificación de la familia como una unión formada por un hombre y una mujer, sin reconocer como familia a las uniones homoafectivas. Promociona a la homofobia y consecuentemente probabilidad de aumento de violencias contra lesbianas, desde el momento en el que no se reconoce en la ley los mismos derechos que parejas heterosexuales;
• Proyecto de Ley 6061/2013: Exigencia que la mujer víctima de violación solicite en hospitales públicos la pastilla del día después cuando se compruebe que fue violada, antes del acceso a la medicina. Promueve violencia estatal contra la mujer ya violentada sexualmente;
• El estatuto del feto (en Portugués se llama “Estatuto do Nascituro”) que propone protección integral al feto y ninguna protección a la mujer embarazada que desea o no realizar un aborto;
• Proyecto de ley 3748/2008 conocido como “bolsa-estupro” (traducción literal “Beca de violación”) que concede a la mujer violada que no realiza el aborto una beca para que mantenga al hijo. Promueve violencia psicológica al estimular que la mujer violada de seguimiento al embarazo del hijo de su violador.
Esta es apenas una muestra de las propuestas. Los grupos derechistas en el Congreso Nacional han colocado en los últimos años varias otras propuestas de naturaleza conservadora que atacan directamente a las mujeres, retirando derechos en otros momentos ya establecidos, al menos en la forma de ley.
Algunos elementos a favor del feminismo y de las mujeres son importantes a ser resaltados:
• Ley del Feminicidio, aprobada en 2015, que reconoce la existencia de crímenes practicados contra la mujer por su condición de mujer y clasificándolo como crimen hediondo, lo que agrava la pena para el agresor;
• Ley María de la Peña, de 2006, que legisla sobre violencia doméstica y familiar contra la mujer y que ha demostrado una fuerte disminución en los casos de violencia de este tipo;
• Pec (Propuesta de Enmienda Constitucional) de las empleadas domésticas, aprobada en 2013 y que amplía y garantiza derechos laborales a la trabajadoras.
Movimiento feminista en Brasil
En 2011 surgió en Canadá un movimiento feminista denominado “Slut Walk” (La Marcha de las Putas). Millares de mujeres salieron a las calles a protestar contra la cultura de la violación, que justifica acosos y abusos a la mujer por la forma en que se viste y comporta, se culpa a la víctima y es considerada responsable por la violación que sufre. La elocución del policía sugiriendo que las mujeres no deberían vestirse como perras/putas para evitar que fuesen violadas desencadenó el movimiento. La manifestación surgió con fuerza, las mujeres decían que, si para ser libre y vestir la ropa que quisiesen ellas serían llamadas putas, entonces que serían putas y reivindicarían y se apropiarían de ese concepto.
La Marcha se popularizó por el mundo y en Brasil el movimiento fue traducido como Marcha de las Vadias. Desde entonces se organizaron no sólo manifestaciones anuales puntuales, sino también grupos feministas. En la actualidad hay muchos debates a la interna del movimiento feminista sobre la defensa o no de las formas en que las Marchas de las Vadias tratan algunas cuestiones. Una de las principales es si es estratégico defender un término históricamente machista y creado por los hombres con el objetivo de asociar a las mujeres a una imagen negativa, además del distanciamiento que la afirmación de ese concepto podría generar en relación a muchas mujeres que no se identifican con el sentido peyorativo de la palabra.
De cualquier forma, el movimiento viene pautando la libertad de las mujeres a caminar por el espacio público de la forma que quieran y que eso no puede ser usado como justificación para ser violadas y agredidas de ninguna forma. Esa cuestión es desde mi perspectiva, extremadamente positiva para la construcción de la autoestima y fuerza en las mujeres. Mantengo mi discordancia con el carácter de las ropas utilizadas en las marchas, que utiliza el simbolismo erótico patriarcal de feminidad y que viene violentando mujeres a lo largo de los milenios. Defiendo también que el movimiento feminista difunda los conceptos creados por las propias mujeres. Pienso que no es interesante apropiarse de categorías creadas por el patriarcado y que vienen violentando mujeres a lo largo de los siglos.
Todavía hay muchas divergencias con relación a las formas en que son colocados los debates desde la cultura capitalista y consumista dominante, hay que reflexionar sobre el hecho de que el feminismo está siendo apropiado y pautado y más discusiones están saliendo a la luz; Brasil vive el resultado de tres mandatos de gobierno de izquierda – América Latina vive una situación parecida en algunos países- lo que influye directamente en la organización de movimientos sociales y reconocimiento de derechos civiles de la sociedad en general. Todo ese contexto de la macro política influyó, desde mi perspectiva, en el renacimiento del movimiento feminista en Brasil. Hoy las vertientes del pensamiento y de los grupos están más difundidas y más nítidas. Es más común identificarse con una u otra vertiente del movimiento hoy que hace cinco años atrás, donde los conceptos eran más diluidos en las prácticas feministas. Cada vertiente presenta un complejo de conceptos y posicionamientos a través de las cuales las mujeres -y también los hombres, dependiendo de la vertiente– se organizan y luchan diariamente como mujeres, como feministas.
Los grupos feministas en Brasil hoy son bastantes diversos. Algunos unen feministas antiguas y jóvenes, otros surgen de internet, otros desde el contacto presencial entre mujeres en la cotidianeidad. En todos los casos hay, de alguna forma, diálogos entre las teorías escritas, y la práctica. Algunos más conscientes de ese diálogo, otros menos. Muchos creando teoría desde la práctica, produciendo conceptos vivos y completamente ligados a las acciones que producen y proponen.
Hay que resaltar algunas vertientes y movimientos que han ocupado espacio en los debates: el feminismo negro ha traído cuestiones latentes desde la vivencia de la mujer negra en Brasil y movilizado mujeres que a veces no se veían contempladas como mujeres en el movimiento negro; el feminismo interseccional, que presenta influencias del pensamiento queer, se ha difundido por muchos grupos; el feminismo radical viene resistiendo y presentando propuestas feministas y sobreviviendo a la persecución que sufre en el medio; el anarquismo si bien se suma de forma diluida a estas vertientes, actualmente no presenta tanta fuerza de movilización como otras vertientes; la relación entre feminismo y veganismo es también una corriente fuerte de pensamiento y al mismo tiempo bastante atacada por varias razones; el feminismo marxista une mujeres más grandes con mujeres más jóvenes manteniendo la trayectoria de grupos más antiguos. Todas las vertientes presentan pensamientos y conceptos bien definidos y coherencias propias.
El momento brasileño actual de debate entre las vertientes no siempre conduce a un diálogo, sino muchas veces a agresiones y peleas. Algunos de los puntos conflictivos entre las vertientes son: la defensa o no de la prostitución; el entendimiento y defensa de las personas trans como una bandera feminista; la participación o no de hombres en el movimiento; el entendimiento de la estética de la feminidad como liberación o violencia; la importancia o no de la unión o no entre feministas blancas y negras; la importancia o no de dialogar con los hombres como una estrategia de lucha feminista. Entre los puntos que unen y han movilizado a los grupos a estar juntos en marchas y en acciones cotidianas conjuntas, algunos con mayor fuerza de movilización y otros que ha ganado visibilidad más recientemente, destaco: la lucha a favor de la despenalización del aborto y/o legalización del aborto; la lucha por el fin de la violencia obstétrica; la lucha por denunciar colectivamente y traer al debate las violencias sexuales que ocurren en transportes públicos; la movilización en torno a denuncias sobre violencia policial, incluyendo violencia sexual contra mujeres en manifestaciones de calle, comisarías y presidios; la lucha por la supervivencia en el espacio público y la libertad de poder caminar sin ser violentada; el repudio al acoso verbal con contenido sexual; el repudio al número creciente de violaciones en el país; la lucha por sueldos justos y condiciones de trabajo dignas para las mujeres; el fin de la violencia contra las lesbianas. Hay que observar también que los grupos reconocen la importancia de esas pautas de manera general, pero, no siempre se empeñan en insertarlos de forma intensa y profunda en sus prácticas. Las pautas de las mujeres negras y de las mujeres lesbianas, por ejemplo, muchas veces son dejadas de lado por muchos grupos y vertientes.
Entre algunos desafíos que se presentan hoy para los movimientos feministas en Brasil destacaría:
• ¿Cómo manejar las opresiones entre mujeres? Racismo, opresión de clase, gordofobia, validismo, etarismo y lesbofobia son cuestiones latentes que existen en función de los diferentes orígenes, cotidianos, elecciones y contextos de las mujeres y que se hacen bastante presente en los grupos. ¿Cómo unirse desde la diferencia? ¿Aún, es posible unir mujeres que se oprimen? Es posible pensar en una superación de esa opresión como mujeres y construir espacios de ayuda mutua, cooperación, liberación común?;
• Hay que cuestionar con más profundidad la heterosexualidad compulsoria y pensar la transformación feminista como mujeres que dedican su vida y energía feminista a otras mujeres, o sea, lesbianas. Y en ese sentido cuestionar el feminismo heterocentrado de muchos grupos;
• Hay que cuestionar con profundidad las construcciones históricas de femenino y masculino construidas dentro del sistema patriarcal como categorías sociales de dominación, pero, a veces adoptadas sin cuestionamiento por algunas corrientes como categorías de liberación y elección.
• Cómo pensar la crianza de hijos hombres sea por parejas hetero o de lesbianas.
El panorama es más o menos así: las feministas radicales defienden la práctica del feminismo exclusivamente a las mujeres. En ese sentido son acusadas por las feministas interseccionales de “feministas conchistas”, por entender que el feminismo radical defiende el concepto de mujer como algo solamente biológico. El feminismo radical contesta que no mira a la mujer solamente como aquella que tiene una vagina, pero, defiende el concepto de mujer como clase y como una construcción social a partir de su situación biológica. El feminismo interseccional defiende la idea de que hombres y mujeres son algo solamente construido socialmente y en ese sentido apoyan la lucha de las personas trans como una bandera feminista. En ese sentido acusan a las radicales de ser transfóbicas por no apropiarse de esa bandera de la misma forma.
Muchas veces las lesbianas también son acusadas de transfóbicas por no querer relacionarse sexualmente con mujeres trans. Al mismo tiempo las radicales acusan a las interseccionales de lesbofóbicas por no priorizar el feminismo exclusivo a las mujeres y desarrollar un feminismo heterocentrado que indirectamente dedica su lucha a los hombres; las radicales también acusan a las interseccionales de no promocionar espacios feministas seguros, desde el momento en que no son espacios exclusivos para mujeres; las feministas blancas son acusadas de racismo por las feministas negras; las feministas veganas son acusadas de elitismo por las feministas no veganas que en gran parte no conocen el veganismo y al mismo tiempo las feministas carnistas (que se alimentan de animales) son acusadas de opresoras y especistas (que creen en las relaciones de dominación entre las especies animales); parte del feminismo es acusado de academicismo, cuando pone en pauta cuestiones teóricas de los libros e intelectuales; el feminismo que adopta la feminidad como una bandera de liberación es acusado por el feminismo radical de defender y reproducir esta opresión histórica contra la mujeres que es la construcción de lo que es llamado femenino. Entre divergencias y acusaciones, el feminismo camina, se desarrolla, genera reflexiones y mujeres pensantes.
Concluyo con una reflexión sobre los desafíos que se colocan en el feminismo hoy en relación a las vertientes y grupos. ¿Si posicionarse a favor de una corriente es necesariamente colocarse en contra de la otra? ¿Cómo posicionarse públicamente en favor de una corriente sin colocarse en una posición de ataque a las otras corrientes? ¿Cómo enriquecer pensamientos y prácticas feministas desde el intercambio de ideas, acciones, conceptos? ¿Cómo reconocer que, como mujeres, oprimimos a otras mujeres en los terrenos de la etnia, clase social, orientación sexual? ¿Y cómo fortalecer a la lucha de las mujeres desde esas diferencias de contexto y contra nuestro enemigo común, el patriarcado?
Transformando épocas y sociedades, las mujeres vienen resistiendo al sistema que insiste en dominarlas.
*Por Daniela Alvares Beskow / Fotos: Mídia Ninja
(*) Escritora y bailarina. Bachiller en Ciencias Políticas y en Comunicación de las Artes del Cuerpo, Licenciada en Ciencias Sociales. Ha realizado investigaciones artísticas introduciendo la temática de género y perspectiva de las mujeres. Como militante viene acompañando los debates y prácticas en el medio feminista de Campinas y São Paulo, y en Brasil como un todo.