Diecisiete de octubre

Diecisiete de octubre
17 octubre, 2016 por Redacción La tinta

El 17 de Octubre es uno de esos días donde sucedieron muchas cosas. Las masas populares irrumpieron en la política Argentina, las mujeres a través de Eva pasaron a ocupar un lugar en los asuntos públicos que hasta allí no habían tenido nunca, el hijo natural de una madre soltera – y no el dueño de algún apellido ilustre – comenzaba el camino que lo llevaría a la presidencia.

 

Otros miles, que no habían nacido cobijados por ningún antepasado bien acomodado, salieron a marchar para defenderlo. El carácter plebeyo de Perón, que tanto disgustaba a los aristócratas civiles y militares que lo miraban con desdén y desconfianza, atrajo como un imán a una marea de descastados que por primera vez tenían un espejo donde reflejarse.

Sin embargo, el 17 de Octubre sucedió algo mucho más imperdonable. La distribución de la riqueza dejó de ser objeto de un discurso elaborado por políticos de izquierda con ínfulas intelectuales que conocían el problema de la exclusión social a través de la páginas de algún libro. Las cavilaciones teóricas y las grandes declaraciones que sólo tienen tiempo para realizar quienes no han sufrido sobre sus propios cuerpos el estigma de la pobreza, fueron reemplazadas por políticas urgentes. Quien apareció por primera vez en el balcón de la Casa Rosada el 17 de Octubre a las 23,10hs era alguien que había padecido el desprecio, los apremios económicos y la exclusión. No lo había leído, ni se lo habían contado.

Las políticas urgentes de este “nadie” con escasa formación política produjeron el cambio estructural más grande que ha tenido la matriz de la distribución del ingreso en la Argentina. En sólo cuatro años de gobierno los asalariados aumentaron 13% su participación en el PBI. En 1950 los asalariados se quedaban con el 50% del ingreso nacional. Cuando Perón fue obligado a dejar la casa de gobierno en 1955 los salarios en términos reales habían aumentado un 64% con respecto a 1945. Quienes marcharon el 17 de Octubre no se habían equivocado.

peron-3No lo había logrado con grandes ideas o bellos discursos. Argentina había tenido idealistas y oradores antes, y los tendría en abundancia después. Lo había logrado con políticas heterodoxas que sólo un descastado movido por la urgencia podía intentar.

La redistribución de la riqueza se produjo a través de la prestación de servicio públicos, la concesión de subsidios a servicios privados, y la política de ingresos. Esta última tuvo dos objetivos: redistribuir el ingreso desde el capital al trabajo cuyo principal beneficiario era la clase obrera; y redistribuir desde el sector agropecuario a la industria que sostenía el grueso de los salarios. Como la redistribución era tan vertiginosa y el incremento de los salarios superaba el incremento de la productividad reduciendo la tasa de rentabilidad, el gobierno lo compensó con una política de retraso cambiario que implicaba transferencia de recursos del sector agropecuario – cuyos precios se fijan internacionalmente – al sector industrial orientado al mercado interno.

«Este 17 de Octubre nos encuentra nuevamente con grandes discursos para reducir la pobreza y con ninguna política concreta. Hemos vuelto a tener idealistas de izquierda y discursos esperanzadores de derecha»

Este 17 de Octubre nos encuentra nuevamente con grandes discursos para reducir la pobreza y con ninguna política concreta. Hemos vuelto a tener idealistas de izquierda y discursos esperanzadores de derecha. La quita de retenciones al agro, la devaluación de la moneda, la eliminación de subsidios a los servicios públicos, son las políticas exactamente opuestas a aquellas que produjeron la mayor redistribución de la riqueza en la historia Argentina. Quienes afirman que, por algún mecanismo desconocido, las políticas opuestas producirán los mismos resultados de reducir la desigualdad y la pobreza, dan muestra de cinismo o ignorancia.

Hoy quienes gobiernan nos presentan el “combate” contra la pobreza y la desigualdad como un objetivo futuro inalcanzable al cual se tiende pero nunca se llega. Se proponen avanzar lentamente, con paciencia, no los mueve ninguna urgencia. Nos dicen que han descubierto la manera, hasta ahora desconocida, de avanzar. Si todos perseguimos juntos la misma zanahoria, y soportamos el incremento de la pobreza y la desigualdad que las actuales políticas previsiblemente causan, finalmente saldremos del tunel en que ellos mismos nos han ubicado.

A veces para avanzar sólo hace falta mirar atrás. El 17 de Octubre es un buen lugar para empezar.

*Por Hugo Seleme.

Palabras claves: Juan Domingo Perón, peronismo

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