La reina del chocolate
Música, fiesta, cantos, aplausos, alegría, colores, comentarios, murmuros, sonido a lo lejos de los tambores de la zamba. El carnaval llegó. Derechita, bien paradita, sonrisa congelada, mano en alto moviéndola de un lado para el otro. Bañada en brillo, pintada. La reina de la belleza.
Chajarí, Concordia.
¿Qué es la belleza? Cánones impuestos de diversas formas en múltiples sistemas sociales, políticos, culturales. Nos indican de qué manera debemos ser bellas, de qué manera hay que pararse en esta vida para ser… ¿feliz? ¿tenerlo todo?
La madre está contenta, habla siempre por ella. Su hija mira fijamente, sin decir nada. En sus ojos refleja sentimientos encontrados: cansancio, incertidumbre, desconcierto, inseguridad…Pareciera que el camino por emprender para ser bella, para ser feliz, no necesariamente implica felicidad durante. ¿Será que los medios justifican el fin?
Las fiestas de carnaval y la selección de la reina son tradición no sólo en muchas partes de Argentina sino del mundo. Fiestas que parecieran no ser para las mujeres y niñas. Tampoco parecen fiestas para el grupo selecto de futuras reinas de la belleza.
La reina del chocolate viste un traje blanco y marrón, con 250 plumas de faisán y 200 plumas amazonas blancas. Carga en su cabeza con un casco que pesa 4 kilos y medio lleno de strass, con cristales de roca y piedra. El mismo tiene un costo de aproximadamente 30 mil pesos; “Siempre hay algún problemita pero se termina resolviendo”, confiesa su madre. Y continúa: “pesa más el amor al carnaval y al pueblo que otros intereses”.
Cuando pensamos en la opresión de género, no sólo nos referimos a las relaciones de pareja, a lo que ocurre en el mundo laboral, en la familia. También la pensamos en la opresión que llevamos dentro de nuestros cuerpos en la relación con nosotras mismas.
Los mecanismos para adquirir las prácticas de cómo ser bella y luego poder encajar en lo que esta sociedad exige de nuestros cuerpos son retorcidos. Y dolorosos. Lloramos, gritamos, y muchas veces, callamos.
“La reina” (2013), corto producido por Manuel Abramovich, nos abre una ventana para que espiemos el mundo del carnaval, la “belleza” y la infancia. Cualquier parecido con la realidad, es pura realidad.