Queremos trabajar
Ivanna Aguilera es Rosarina pero vive en Córdoba. Se acercó a la Radio Revés, una radio comunitaria ubicada en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, para contar “clarito y sin tanto protocolo” su realidad. A vos, a mí y a todo el que quiera escuchar. O leer.
A sus cincuenta y ocho años, muy bien disimulados, no encuentra muchas diferencias entre el 2016 y hace cincuenta años atrás. Cuando tenía nueve años fue expulsada del colegio y esa discriminación y exclusión la acompañó durante toda su vida, y aclara, no es que salió ya a los diez años a ejercer la prostitución, porque tuvo el apoyo de su familia, pero esos –los casos en que se recibe algún tipo de apoyo- son casos contados.
“Todavía seguimos teniendo problemas para acceder a la salud y al trabajo, y para eso, también para acceder a la vivienda y a la justicia, necesitas dinero”
El acceso a la educación es uno de los derechos que reclama el colectivo trans. “La primera exclusión se da en el ámbito escolar. Las burlas y el acoso llevan a que muchas compañeras dejen de estudiar”. Dice Ivanna: “yo de grande me empecé a formar, pude formarme privadamente. Ahora que tengo mis estudios terminados y tengo mi documentación al día, a la hora de buscar trabajo me encuentro con otro ‘problema’, soy mayor, ya estoy grande”.
Si bien entiende que a partir de la Ley de Identidad de Género, algunas cosas se han acomodado y de cierta manera se amplió el campo de posibilidades, a ella y a tantas más les sigue costando. “Todavía seguimos teniendo problemas para acceder a la salud y al trabajo, y para eso, también para acceder a la vivienda y a la justicia, necesitas dinero”. Dinero, o sea trabajo. Para tener un trabajo, se necesita formación, estudios, educación.
Después de esa Ley muchas de sus compañeras pudieron retomar sus estudios, los han empezado o los han terminado. Incluso hay quienes lograron terminar y tienen algún terciario. Aun así, el trabajo que prima es la prostitución.
Según los datos arrojados por la organización Devenir Diverse, de la cual Ivanna es la vicepresidenta, el 95 % de las mujeres trans viven o han vivido de la prostitución y un 75% quiere dejar el ejercicio. “No quiere decir que esté en contra del trabajo sexual -dice Ivanna-, bienvenido sea para las trabajadoras sexuales que se reglamente. Pero este 75% que vive del trabajo sexual, es por imposición”.
Hace pocos días, una mujer trans murió en Jujuy por más de diez puñaladas. Como este caso, hay miles. “Nosotras no somos noticia, nos matan nos descuartizan, nos violan, nos tiran por ahí, nos queman. Y lo que se piensa es, y bueno, era prostituta”.
La expectativa de vida de una persona trans es de 35 a 40 años. Su genocidio pareciera estar planificado. Son violentadas por los medios de información, por la sociedad y por el estado. Luchan y mueren a los cuarenta años. Pero de todas formas luchan. Buscan que se las “naturalice”, buscan inclusión.
Luchan por ellas, por su presente, por el de las futuras generaciones y luchan también para dejar un legado. La mayoría de ellas no tienen familia y la ley de fertilización asistida les genera expectativas, pero si no se pueden mantener a ellas mismas, qué van a pensar en tener una familia.
El trabajo dignifica
En el Art. 14 bis de la Constitución Nacional está explícito que el trabajo es un derecho, que en sus diversas formas debe gozar de leyes que aseguren al trabajador condiciones dignas y equitativas. Y es rol del Estado otorgar los beneficios de la seguridad social, con carácter integral e irrenunciable.
El colectivo trans reclama un derecho que está “garantizado” en la constitución, pero les es imposibilitado. Quieren trabajar, quieren el lugar en la sociedad que les corresponde. Porque “si bien hay grupos minoritarios –dice Ivanna-, la población trans es la más discriminada y afectada en cuanto a derechos. Todo el mundo tiene derechos menos nosotras. Nos cuesta muchísimo. Tenemos que estar peleando y crear proyectos de inclusión”.
“El trabajo dignifica, necesitamos y queremos trabajar”. Quieren cortar con los estigmas. No quieren ser sólo esteticistas o prostitutas, quieren dejar de enfermarse y pasarla mal. Necesitan y quieren trabajar.
Campaña Nacional para la Inclusión laboral Trans
Aguilera habla sobre los proyectos que se están llevando adelante. Sobre la Campaña de Inclusión Laboral para las personas Trans, cuyo objetivo es crear una mesa coordinadora a nivel nacional donde se debatan y se implementen políticas de inclusión laboral trans y de jubilaciones. Se trata de una plataforma participativa donde convergen instituciones y organizaciones LGBTQIP, feministas, sociales, políticas, estudiantiles, sindicales y de Derechos Humanos.
Aquí, la finalidad última sería contribuir a la sanción de dos leyes, cuyos proyectos fueron presentados por la Diputada Nacional Gabriela Estevez, del FPV-PJ: “La Ley Nacional de Promoción del Empleo Formal para Personas Trans en los ámbitos público y privado” y la “Ley Nacional de Régimen Reparatorio de Jubilación Anticipada para Personas Trans”.
Ivanna defiende un proyecto donde -asegura- su reclamo está bien especificado. “Queremos que la ciudadanía se explaye y pregunte. Siempre pusimos el pecho, el cuerpo, ahora ponemos la voz. Informarle a la gente que no es que queremos que nos den trabajo porque sí, por ser trans. Lo que queremos es competir”.
Ellas quieren competir, concursar por un puesto de trabajo y al mismo tiempo demandan capacitación, es decir, posibilidades para formarse. No tienen la misma formación que los demás porque se las han negado, sus posibilidades se truncaron a los nueve años, en la escuela.
No se trata de un privilegio, sino de un derecho. No hace falta ser trans para pelear por una Ley de empleo para personas Trans, o ser homosexual para apoyar el matrimonio igualitario.
El derecho es de todas y para todos y la lucha, también.
(*) Por Daniela Carrizo para La Tinta.