«Uno menos. Ese no jode más»
Incluso teniendo una mirada completamente diferente sobre los motivos por los que una sociedad llega a la «legítima defensa», festejarlo resulta de pésimo gusto. Análisis de los colegas de Me lo contó un facho.
Todo bien con que que exista el derecho a que uno se pueda defender legítimamente en caso de que esté en riesgo la vida. Todo bien con que se investigue si realmente fue así y en ese caso, se otorgue la libertad. Ahora, ¿festejar? ¿Celebrar que como sociedad lleguemos a esta situación? Incluso teniendo una mirada completamente diferente sobre los motivos por los que una sociedad llega a esto, festejarlo resulta de pésimo gusto.
Y si a eso le sumamos que los medios todo el tiempo buscan construir ese clima de festejo, con recursos de lo más obvios, como repetir hasta el hartazgo que la víctima del asalto es médico, como si el título universitario lo colocara en un status moral superior; o el esfuerzo por realzarlo a una categoría heroica y ejemplificadora.
Tampoco hay que olvidar el trabajo fino de todos los días, que consiste en reforzar la asociación de la delincuencia (entendida sólo como los pequeños robos y asaltos) con la pobreza.
Todo lo cual resulta en un cóctel ya por todos conocidos: ¿Para qué esperar que nos vengan a robar si ya sabemos quiénes son y adónde están? Los matemos a todos.
Así se va formando y esculpiendo lentamente un discurso fascista que se hace obvio, se naturaliza y abre el terreno a que un facho como este tipo sienta la libertad de decir esto al aire y luego reafirmarlo sin ninguna consecuencia, sin condena social que lo desvele.
Muy por el contrario, encuentra eco en quienes ya vienen leyendo y escuchando este tipo de discursos. Leyendo y escuchando sobre mendigos en el subte que son estafadores a gran escala; sobre limpiavidrios que son millonarios y no pagan impuestos; sobre mucamas que son idiotas malolientes y que hay que saber elegir porque lo más probable es que tengan toda una familia de chorros; sobre despedidos que en realidad eran ñoquis; sobre villeros que no tienen para el revoque pero sí para DirecTv; sobre chicas que se embarazan para cobrar un plan; sobre gente que ocupa tierras porque no quiere trabajar para comprarse una casa; sobre controles que están bien aunque paren siempre a los mismos; sobre ejércitos para ocupar las villas que es donde están todos los malos; sobre cárceles que son spa en los que encima les pagan un buen sueldo; sobre gente que corta calles porque está al pedo.