Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un celular
Piensa en esto: cuando te regalan un celular te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el celular, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, de 4 Gigas, 8.9 pulgadas, con android; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que cargarás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que adherir a tu cuerpo con su funda, su protector de pantalla, su cargador. Te regalan la necesidad de darle energía todos los días, la obligación de enchufarlo para que siga siendo un celular; te regalan la obsesión de atender a las llamadas desconocidas, los mensajes no deseados, los anuncios de las empresas, los whatsapp a deshoras de grupos inconvenientes. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu celular con los demás celulares. No te regalan un celular, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del celular.
Por Pablo Ramos.
Subversión de Julio Cortázar: «Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj»