Sobre Trotsky, el arte y la literatura: no solo de política vivimos
A propósito del 76 aniversario del asesinato de León Trotsky se expresan aquí parte de la amplia mirada del revolucionario marxista sobre diferentes aspectos que hacen a la vida de las personas, en este caso, el arte, la literatura y la marca que deja su obra a las futuras generaciones.
Para mí, los mejores y más caros productos de la civilización han sido siempre –y lo siguen siendo– un libro bien escrito, en cuyas páginas haya algún pensamiento nuevo, y una pluma bien tajada con la que poder comunicar a los demás los míos propios. Jamás me ha abandonado el deseo de aprender, ¡y cuántas veces, en medio de los ajetreos de mi vida, no me ha atosigado la sensación de que la labor revolucionaria me impedía estudiar metódicamente! Sin embargo, casi un tercio de siglo de esta vida se ha consagrado por entero a la revolución. Y si empezara a vivir de nuevo, seguiría sin vacilar el mismo camino. L. Trotsky, Mi vida
León Trotsky escribió sobre problemas teóricos, políticos, sobre su vida y sobre la marcha de la humanidad, entre otros. Tan copiosa y espléndida fue su reflexión, su aporte a la humanidad toda, que no ha dejado de lado cuestiones para él muy importantes como el arte, la literatura y la cultura en general. Trotsky se acerca al arte desde la política porque considera, como plantea Eduardo Grüner, que: “En última instancia una sociedad puede ser juzgada por el arte que produce, ya que el arte es la manifestación más alta del estado de cultura y las relaciones sociales”.
El arte en todas sus expresiones representa un ingreso al placer, a la esperanza de encontrar pensamientos que uno pudo haber intuido pero nunca logró expresar; universos que soñamos o pequeñas aldeas que «pintándolas», describen el mundo.
Si bien todo lo que conocemos como arte y literatura, no tiene referencia directa con el universo real su creación indica ciertamente la posible existencia de un mundo de libertad no hipotecado.
En una carta de Trotsky a André Bretón, exponente del movimiento surrealista, citada por Eduardo Grüner en su prólogo a la obra El encuentro de Breton y Trotsky en México (Ediciones Ips-Ceip), Trotsky se refiere a estos temas de esta manera: “En el arte, el hombre expresa (…) su necesidad de armonía y de una existencia plena que la sociedad clasista le niega. Por eso en toda auténtica creación artística se halla implícita una protesta consciente o inconsciente, activa o pasiva, optimista o pesimista, contra la realidad”.
La literatura por ejemplo, da indicios de conflictos, procesos y cambios. Muchos escritores consideran que la literatura no solo puede, sino que debe estar al servicio de la sociedad. Ante esto, Trotsky dice que la auténtica creación artística no puede ser subordinada a ninguna “exterioridad” política o de cualquier otra naturaleza. Eso es lo propiamente “revolucionario” del arte, y no su temática o sus contenidos intencionales.
Tomando estas ideas y entendiendo que la literatura como expresión artística trabaja estéticamente con el lenguaje, (porque lo que importa no es solo lo que se dice sino cómo ha sido dicho) es valioso destacar que León Trotsky prefería no las obras rutinarias ni con falta de carácter, sino mas bien las obras en las que se exprese “la voluntad”; considerando que es la voluntad la que trasciende la realidad actual.
Es claro que Trotsky se opone al “arte por el arte mismo” como planteó junto a André Bretón en el Manifiesto por un arte revolucionario independiente: “Total libertad para el arte”.
«Lo que queremos: La independencia del arte para la revolución, la revolución para la liberación definitiva del arte». El arte es la vívida interacción entre sujetos y sus condiciones, tiene sus propias reglas, no debe arárselo según determinados objetivos políticos, lo que sí debe es ser sincero consigo mismo. Para los redactores del Manifiesto la libertad en el arte se refiere al rechazo total de cualquier determinación de los temas y las formas artísticas que se establezca por razones de Estado, o cualquier razón exterior a la actividad intelectual. No niegan entonces, las determinaciones de tipo históricas que atraviesan al arte en general y a la creación intelectual, pero se oponen a la regimentación política, incluso del Estado
En este sentido, a lo largo de su obra, Trotsky ha desarrollado la idea de la necesidad de liberar a la humanidad y con ella al arte de las cadenas del capitalismo que los ahoga y los oprime.
El arte y la literatura aparecen como una fabricación de su época, para transformarlo o transformarse a un nuevo mundo; ese mundo donde sea posible conciliar la actividad de interpretación del mundo con la de su transformación revolucionaria.
Por Victoria Lamba, para La Izquierda Diario