«Esta escuela lleva el nombre del general Juan José Torrez, asesinado en Argentina en el Plan Cóndor, para que las nuevas generaciones de las FFAA recuerden sus hechos históricos», dijo el presidente Evo Morales en la apertura de la Escuela Comando Antiimperialista este miércoles en Santa Cruz.
El jefe de Estado señaló que la escuela antiimperialista, ubicada en el municipio de Warnes, también será para el pueblo boliviano, no solo para las Fuerzas Armadas. Recordó las constantes presiones e injerencias que sufrió el país del imperialismo.
«El imperio se sostiene sobre la base del sometimiento de nuestros pueblos, de la explotación y saqueo de nuestros recursos naturales», acotó.
Durante el discurso de Morales, que duró casi dos horas, hizo un recuento de varios dichos y hechos atribuidos a Estados Unidos en contra de Bolivia.
Además expresó que los medios de comunicación se convirtieron en «una arma poderosa de sometimiento a la población» utilizada para desinformar: «Los medios de comunicación se han convertido en una poderosa arma de guerra dirigida a la desinformación, a la ideologización imperial y a la desmovilización de la sociedad», sostuvo Morales.
Señaló que otra de las armas es la tecnología y el desarrollo científico basado en el conocimiento, pero un conocimiento basado al servicio de la dictadura del capital y no de la vida humana «ni en favor de la madre tierra».
La Patria Grande
El acto de inauguración contó con la presencia de los ministros de Defensa de Venezuela, Ecuador y Nicaragua. En ese marco, Morales explicó que la Escuela Antiimperialista es un espacio de discusión y análisis entre las Fuerzas Armadas y los movimientos sociales y está destinada a promover ideas y la construcción de un pensamiento para enfrentar el dominio cultural, económico y político.
“Nuestra lucha requiere forjar discursos contestatarios y fijar una unidad respecto a la patria grande para la construcción de un Estado latinoamericano fuerte. Esta escuela será para la defensa del pueblo boliviano y no del imperio”, manifestó al exhortar a la erradicación de toda presencia militar extranjera, bases y avanzadas norteamericana.
Apoyada en cuatro pilares
Durante la inauguración, se explicó que la escuela fue creada con la intención de promover un cambio en las tropas de las FFAA sustentada en cuatro aspectos.
– Primero, avanzar el proceso de transformación de la República al Estado Plurinacional. – Segundo, profundizar el estudio del imperialismo como un fenómeno económico-político-social y sus consecuencias – Tercero, evaluar los mecanismos de integración con la sociedad y promover una cultura de defensa – Cuarto, fortalecer la actitud patriótica y reafirmar los valores y principios para el vivir bien.
La nueva institución tiene una capacidad para albergar a 200 personas. Este primer curso, se iniciará con 100 alumnos quienes en su cuarto año de formación, obtendrán el título de Tenientes.
Más de 100 días después de la caída de Bashar al-Asad en Siria, el país lucha por recuperarse tras 14 años de guerra. El proceso de transición política sigue estancado y la economía continúa desplomándose bajo las sanciones extranjeras, donde los primeros en sufrir son los y las ciudadanas comunes.
Por Santiago Montag, desde Siria, para La tinta
Siria parece no poder levantarse desde el derrocamiento de al-Asad.El panorama es desolador: en Damasco, sus residentes solo tienen unas pocas horas de electricidad al día y otras zonas enfrentan condiciones aún peores; el precio del pan se ha multiplicado por ocho desde diciembre, condenando a la población al hambre; la gente hace cola durante horas para retirar los pocos billetes disponibles en los cajeros automáticos antes de que se agote el efectivo.
Los precios de la moneda y el combustible danzan al ritmo de la inestabilidad. El flujo de importaciones aumenta, pero la escasez de dinero físico y la falta de opciones de pago digitales significan que pocos sirios pueden permitirse comprar nuevos bienes, ya que el 69% de la población (14 millones de personas) vive por debajo del umbral de la pobreza. Las esperanzas iniciales, luego de la caída de al-Asad, se han visto frustradas por la falta de empleo y la destrucción generalizada del país.
En gran medida, estas dificultades económicas reflejan la destrucción causada por décadas de dictadura, guerra civil y meses de inestabilidad posterior al régimen. Sin embargo, las sanciones occidentales, impuestas por Estados Unidos y Europa, inicialmente destinadas a castigar a Asad por los crímenes contra la población siria, también tienen una responsabilidad importante. Estas sanciones han convertido a Siria en un Estado paria para las instituciones financieras, las empresas y la mayoría de los gobiernos que hayan considerado invertir en el país. Como resultado, Siria no puede importar fácilmente moneda física, tiene acceso limitado al sistema bancario global y lucha por generar ingresos por exportaciones, y, mucho menos, por asegurar la inversión necesaria para la reconstrucción urgente del país. Escuelas, hospitales, viviendas y otras infraestructuras siguen en ruinas.
Al mismo tiempo, muchos sirios han regresado a sus antiguos hogares en barrios bombardeados porque no pueden pagar el alquiler en las ciudades. Como resultado, viven en zonas sin servicios básicos como electricidad o agua potable. Otros permanecen en campos de refugiados debido a la guerra y al terremoto de 2023 en la placa de Anatolia. Otros han sido desplazados recientemente en el norte del país tras los enfrentamientos entre las fuerzas encabezadas por los kurdos y las milicias respaldadas por Turquía.
Para abordar estos problemas, las organizaciones humanitarias, que han asumido la responsabilidad de proporcionar desde servicios básicos hasta apoyo psicológico y rehabilitación de infraestructuras, corren el riesgo de perder financiación. Organizaciones vinculadas a la ONU, así como grupos como la Media Luna Roja Árabe Siria y Oxfam, están recibiendo menos recursos, lo que pone en peligro la supervivencia de miles de pobladores. Los donantes europeos, en una conferencia liderada por la Unión Europea (UE) este año, prometieron 5,8 billones de euros, mientras que, en 2024, sus promesas alcanzaron los 7,5 billones de euros, un recorte drástico.
El argumento para mantener las sanciones es obligar al presidente interino, Ahmad al-Sharaa, a adoptar una vía más liberal, alineada con Occidente. Hasta ahora, la UE ha suspendido algunas sanciones, pero esto no constituye una solución estructural. Países como Qatar se han comprometido a invertir en Siria solo si se levantan las sanciones. A menos que las sanciones se eliminen pronto, conducirán a una catástrofe económica que bloqueará cualquier perspectiva de construir un futuro para el país, libre de tensiones y violencia.
Fotogalería
En Damasco, miles de personas se enfrentan a la pobreza. Las calles están repletas de puestos que venden todo tipo de artículos, como ropa de segunda mano, zapatos, cigarrillos, semillas traídas de Turquía, juguetes y baratijas. El trabajo infantil es frecuente en estas tiendas. Imagen: Santiago Montag.Imagen: Santiago Montag.Imagen: Santiago Montag.
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Imagen: Santiago Montag.En Al Hol, al noreste de Siria, al menos 50.000 personas siguen dependiendo de la escasa ayuda humanitaria internacional. El Grupo Blumont, financiado por USAID, ha renovado su financiación solo hasta septiembre de este año. Imagen: Santiago Montag.Imagen: Santiago Montag.Campo de desplazados en el Estadio Municipal Al Tabqa, en Raqqa. Miles de kurdos huyeron de los ataques en Sahba y Manbij a principios de diciembre. Ahora, dependen de la ayuda humanitaria, principalmente, de la Media Luna Roja Kurda. Imagen: Santiago Montag.
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Dos hombres están sentados frente a un cajero automático fuera de servicio en Damasco. Los cajeros automáticos están vacíos en todo el país. Para retirar efectivo, la gente debe salir temprano por la mañana y hacer largas filas. Imagen: Santiago Montag.Un hombre vende pan retirado de una panadería del gobierno. Estas panaderías proporcionaban pan barato a miles de sirios, pero muchas han sido destruidas durante la guerra. Las sanciones dificultan su reparación o reconstrucción, lo que genera largas colas para conseguir el alimento. Imagen: Santiago Montag.
Obreros de la construcción en el campo de refugiados de Yarmuk reconstruyen edificios destruidos durante la guerra. Los salarios de los trabajadores no superan los dos dólares al día. Imagen: Santiago Montag.
Imagen: Santiago Montag.Imagen: Santiago Montag.Imagen: Santiago Montag.Los suburbios de Jobar, Ghouta, Yarmuk, al-Hajar al-Aswad, Tadamon y otros fueron devastados por la guerra. Algunas de estas zonas son inhabitables, mientras que otras se están reconstruyendo lentamente. Imagen: Santiago Montag.Un niño juega entre las ruinas de la escuela Al-Quds. En la pizarra, se lee la última clase de inglés, fechada el 18 de octubre de 2012. El sistema educativo necesita nueva financiación para restaurar la educación y la infraestructura de calidad. Imagen: Santiago Montag.Muchos sirios están restableciendo sus negocios en zonas devastadas por la guerra, pero no consiguen financiación adecuada de los bancos. Estos negocios se sostienen gracias al esfuerzo y la resiliencia de sus propietarios en las peores condiciones. Imagen: Santiago Montag.
Imagen: Santiago Montag.
Cientos de sirios huyen de los altos alquileres del centro de Damasco hacia las afueras. La mayoría vive en zonas destruidas, sin agua ni electricidad, mientras soportan duros inviernos sin puertas ni ventanas. Imagen: Santiago Montag.Imagen: Santiago Montag.Un voluntario ayuda a reparar Palmira. La ciudad ha sido devastada por la guerra, pero también por la incapacidad de Asad para reconstruirla. Ahora, los ciudadanos están levantando las ruinas ellos mismos. Imagen: Santiago Montag.
*Por Santiago Montag para La tinta / Imagen de portada: Santiago Montag.