Y sigue Pareto, la mejor en lo suyo

Y sigue Pareto, la mejor en lo suyo
8 agosto, 2016 por Redacción La tinta

«Si vos lo fueras, no habría tanto yuyo», escribieron alguna vez Los Piojos, al defender con letra y música a Diego Maradona. Para los argentinos, el apellido del «10» funciona siempre como unidad de medida. Con el campeonato mundial de 2015 y la medalla de oro del sábado, la doctora Paula Pareto se convirtió en la «Maradona del yudo argentino».

Cuando se habla de deporte en Argentina, pareciera ineludible la permanente referencia al fútbol. Ya sea a la hora de ejemplificar una situación o hacer comparaciones. Para el segundo caso, existe la unidad de medida llamada «Maradona».

Emanuel Ginobili ya llegó a la categoría «el Maradona del básquet», por ejemplo. Gabriela Sabattini, Luciana Aimar, y hasta glorias que precedieron a Diego, como Juan Manuel Fangio y Guillemo Vilas están en el imaginario social como «los Maradona» de sus deportes, es decir, en lo suyo.

Paula Pareto, alias «La Peque», mide 1,50, pesa 48 kilos y ya puede agregarle a su ficha técnica «la Maradona del yudo argentino», tras conseguir la primera medalla olímpica de la delegación nacional en Río de Janeiro, su primer oro y el de la disciplina a nivel nacional.

Y no ha sido lo único. La palabra «yudo» viene siendo sinónimo de «Pareto» desde hace al menos ocho años: medalla de bronce en Beijín 2008 y campeona mundial en Kazajistán 2015.

Rio 2016 Olympics: Judo«Si fueras el mejor en lo tuyo»

A finales de la década de los 90, Los Piojos escribieron una de las mejores letras sobre “el 10”. En uno de sus pasajes, ofrecen la fórmula para callar cualquier intromisión maliciosa y moralina en contra de Maradona:

Y sigue el Diego, el mejor en lo suyo 
si vos los fueras no habría tanto yuyo

La frase termina siendo una llave de judo que tumba a cualquiera. El Diego se dedica a jugar al fútbol, es el mejor. ¿Vos, a que te dedicas? De ahí, uno puede dar media vuelta y alejarse pateando piedritas o aceptar el desafió, hablar menos del otro y hacer más por uno.

En este último grupo está Pareto, quien llegó a Beijín 2008, con 22 años, y sin que nadie la tuviese en cuenta. Sumó una medalla de bronce y desde ahí, el desenlace conocido.

Sin embargo, pocos años antes que Ciro Martínez y su banda grabaran “Maradó”, con 9 años una pequeña “Peque” comenzaba su historia como yudoca.

Oriunda de San Fernando (Buenos Aires), empezó  a practicar junto con su hermano. La única nena del grupo pensaba al principio que sus profesores sólo buscaban mimarla cuando le decían que era talentosa.

Así como llegó a la primera clase de la mano de su hermano, desde ese momento toda la familia seguió a su lado sin soltarle la otra. Hoy su mamá, Mirta, es la más conocida ante las cámaras. Pero Aldo, su padre, es un incondicional silencioso: «Mis hermanos me decían que nombre también a mi viejo, porque es verdad, él viene siempre, está siempre, pero es introvertido. Cada vez que ve una cámara se corre, sale para otro lado, por eso nunca aparece«, le dijo al periódico La Nación.

Sin esos apoyos, Pareto no duda en que sus logros hubieran sido imposibles ya que, como toda deportista amateur, recorrió el mismo camino cuesta arriba: viajes costosos sin ninguna ayuda monetaria, sacrificios para sostener el entrenamiento, costear los torneos locales, los bonaerenses y los sudamericanos. En el medio, no dejar la escuela.

Y acá también Paula gana el desafío. En 2014, sumó a sus logros el título de médica egresada en la UBA. Ese día, se recibió por la mañana y entrenó por la tarde.

«De 8 a 12 cursaba en la Facultad. Después me venía al CeNARD a entrenar la parte física. A las 15 o 16 aprovechaba para estudiar y comer. Y entre las 18 y las 19, el segundo entrenamiento. ¿Cómo seguía? Volvía a mi casa, comía y estudiaba. Todo dependía del examen o del torneo que tuviera. Y de ahí a dormir», contó en una entrevista dada al diario Clarín.

06-08-2016-Judo-Argentina-and-Russia-inside-01«Si vos lo fueras, no habría tanto yuyo»

Está claro que el sábado no fue un día más para la Peque. «Y si te despertás y tu sueño se hizo realidad?», se preguntó la campeona el domingo vía twitter, exhibiendo el fulguroso brillo de su sonrisa y su trofeo.

La pregunta no sólo que es válida, sino que puede resultar inquietante para la carrera de un deportista. Tanto esfuerzo, tanto estudio, tanto entrenamiento y un día sos campeona olímpica y del mundo. ¿Qué queda?

“No pienso qué va a pasar de acá hacia el futuro. Mi idea es prestarle atención a la parte médica. Hay un momento para una cosa y otro para otra cosa. Este es el momento para la medicina”, dijo ayer al mismo medio gráfico.

La Peque ya es la mejor en lo suyo. Le dio una historia que contar al yudo nacional y logró los dos máximos títulos que un deportista puede pensar. Entre La Generación Dorada, Las Leonas y La Legión Argentina, ella desmalezó a base de logros el terreno sobre el que deberá seguir creciendo su disciplina.

Y sigue la Peque, la mejor en lo suyo. Ahora va por otro desafío. El que le transmitió su madre como pediatra. Quién sabe hasta dónde llegará si se propone ser la mejor. Si vos lo fueras, no habría tanto yuyo.

Palabras claves: Diego Maradona, Juegos Olímpicos de Rio 2016, Medalla de Oro, Paula Pareto, Yudo

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