Non piangere per me, Napoli (no llores por mí, Napoli)

Non piangere per me, Napoli (no llores por mí, Napoli)
4 agosto, 2016 por Redacción La tinta

El club napolitano cumplió 90 años, mientras toda la ciudad llora la traición de Higuaín. Es sabido que los hinchas del Napoli son napolitanos, o sea: una manera exagerada de ser italiano. De Maradona en adelante, cualquier argentino que desembarca despierta pasiones. “Chi ama, non dimentica” (Quien ama, no olvida).

Lo primero que hay que decir es lo siguiente: los hinchas del Napoli son italianos. Lo cual implica que sienten -aman, sufren, odian, se expresan- con desmesura. Más: los hinchas del Napoli son napolitanos. O sea: una manera exagerada de ser italiano. Esto en matemática se llama raíz cuadrada y en lengua se llama valga la redundancia.

Higuaín clavó una daga con veneno en el corazón de uno de los orgullos napolitanos: su fútbol y sus deidades argentinas. No tanto por haberse alejado de Napoli, sino por haberse ido de la mano con la vieja señora: la Juventus.

Vendetta

Gonzalo Higuaín es el traidor perfecto. Se subió a la cima del amor que supo generar a fuerza de goles y saltó desde ahí arriba con un arpón que hundió con rencor en el corazón de San Gennaro. Sin sus 91 goles con la camiseta azzurra, la historia sería otra. Porque, se sabe, la traición de un ser no amado ni se llora ni es traición.

Cuando este presente parecía imposible, los napolitanos le dedicaron una canción a su 9: “Alguno estaba convencido de que iba a Turín -ciudad de la Juventus-, pero ahí no va a jugar un verdadero argentino porque él ha preferido nuestra pasión”. Básicamente: habría algún cromosoma en los argentinos que hace aparecer un recuerdo ancestral venido desde el confín de los tiempos cuando pisan Napoli. Y cerraba: “Entonces juventino cómete el limón”, expresión lo suficientemente gráfica como para eximirnos de mayores comentarios.

Ni olvido ni perdón. Hoy, los tifosi reclaman vendetta. En el festejo por el 90 aniversario, aparecieron algunos goles suyos en las pantallas del San Paolo. El estadio entero silbó hasta quedarse sin aire. Una pizzería prometió ofrecer pizzas al ridículo precio de 1 euro cuando Higuaín se lesione jugando para Juventus. Muñecos con la cara de Higuaín son arrojados a inodoros disfrazados con los colores malditos de Juventus. Vudú casero, pero grosso.

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Addio, pampa mía

Hace unos días, cuando el pase de Higuaín a Juventus dejaba de ser rumor para convertirse en noticia, un programa de tele de Napoli hacía una entrevista telefónica sobre el tema. La escena era así: alrededor del conductor, ocupando todo el cuadro, varios hinchas de Napoli en pose de velorio esperaban la confirmación fatal. En la fila de adelante, varios niños, completando una obra maestra del kitsch y el golpe bajo.

El entrevistado decía algo así como que él era entrenador de fútbol y por lo tanto si Higuaín se quedaba o se iba debería darle lo mismo pero que resulta que no le daba porque además era hincha y que tenía ganas de llorar como un bambino. Quiso seguir hablando, pidió disculpas y se le quebró la voz. El entrevistado se llama Sosa, Roberto Carlos y le dicen el Pampa porque nació en Santa Rosa de la ídem, Argentina.

El Pampa llegó maltrecho para jugar en el Napoli en 2004, después de chocar su prestigio de delantero feroz contra tres temporadas casi sin goles. El club, por su parte, estaba hundido en la tercera división. Se necesitaban el uno al otro. Cuando dijo adiós, en 2008 y contra el Milan, Napoli ya jugaba de nuevo en la Serie A. Se fue con el San Paolo rugiendo: “Olé, olé, olé, Pampa, Sosa”.

Posho

Era 2011. CQC tuvo una de sus últimas buenas ideas: salir por las calles de Napoli a hacer notas con Ezequiel Lavezzi disfrazado de asistente de cámara. Gorro, bufanda y lentes oscuros, al Pocho sólo se le veía la nariz.

En la calle le preguntan a dos tipos dónde arreglar una cámara y en medio de la charla, uno de los tipos se queda mirando al asistente. Son exactamente dos segundos y veintisiete centésimas que con una música del Paz Martínez serían los mejores del melodrama nacional de todas las décadas. Digo, esa cara. No Lavezzi, ni Gonzalito el notero pistola de CQC. No, esa composición: una cara atravesada por la sorpresa, una carpeta que se le cae de la mano y un gritito emocionado antes de lanzarse a los brazos de su amor que -como acaba de descubrir- está a su lado. El tipo era como Andrea Del Boca, pero posta.

Posho, ¡io ti amo!”, le dijo en una romántica declaración que remató con: “Al Parma… ¡Mátalo!”.

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Ho visto Maradona

No hubo en toda la historia del fútbol un amor más fuerte, incondicional y duradero que el de Diego Maradona con Napoli. Nunca se reprocharon nada. Siempre se ofrecieron todo. Diego y Napoli: nunca nada y siempre todo. Blanco y negro, gris nunca. Por eso fue amor a primera vista.

El 5 de julio de 1984 Maradona pisó el San Paolo por primera vez y 70.000 almas fueron a verlo patear, de jogging y zapatillas, una pelota en dirección al cielo. Dos scudettos, una Copa Italia, una Recopa de Italia, una Copa UEFA y un doping positivo después, la ciudad tenía un nuevo patrono.

Las nonnas de Napoli colgaron una estampita que decía “el pibe de oro” al lado de la estampita de San Gennaro. San Diego, Dieguito, que había venido a escupir en Roma y en Turín los insultos de Fiorito en nombre de Napoli. Y encima, a llevarse el oro del norte al sur, por una ruta a contramano de la historia y a 150 cocainómanos kilómetros por hora.

Hoy, en medio del vértigo eterno que es su vida, Maradona entendió que tenía que hablarle a Napoli. Mandó un mensaje para celebrar el cumpleaños del club donde dejó claro en qué vereda está: “La historia de Higuaín en Nápoles, ya se acabó. Pero la historia entre Maradona y Nápoles no terminará nunca”.

Higuaín quedó expuesto a la hamletiana decisión: amor o dinero. Y el delantero no dudó. Lo que dijo después fue disfraz, novela, fuegos de artificio. Por 198 kilos de papel moneda de denominación europea se pasó al reino de Juventus, que ya lleva cinco temporadas ganadas consecutivas. El Pampa Sosa le escribió una carta. Cerraba con una cita de Maradona: “Chi ama, non dimentica”. Quien ama, no olvida.

Palabras claves: Diego Maradona, Ezequiel Lavezzi, Gonzalo Higuaín, Italia, Nápoles, Napoli, Roberto Sosa

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