Una semana agitada en la agenda global

Una semana agitada en la agenda global
27 abril, 2017 por Redacción La tinta

Los conflictos y agitaciones de los acontecimientos internacionales de la semana pasada no distinguen regiones: se vislumbra un periodo de crisis y conflictos nacionales e internacionales que –en la mayoría de los casos- se encuentran fuertemente vinculados a objetivos y lógicas electoralistas.

Por Aldea Global para La tinta

En la región latinoamericana, se proclama vencedor y próximo Presidente de Ecuador el oficialista de Alianza País, Lenin Moreno. La oposición, denunciando fraude electoral, instó al pueblo a manifestarse en las calles y reclamar su voluntad popular. Finalmente, la Cámara Nacional Electoral de Ecuador realizó la revisión y conteo de votos cuestionados y confirmó la contundente victoria de Moreno.

Los conflictos persisten a su vez en nuestro pueblo vecino de Venezuela, donde a la inestabilidad política y económica se sumaron la consumación de hechos delictivos y de extrema violencia. La negación a un diálogo entre oficialismo y oposición –ante la profundización de la polarización de dichos sectores y la proliferación de denuncias de todo tipo- condujo a la organización de marchas y contramarchas multitudinarias que han cobrado en los últimos días un total de 12 muertos y centenares de heridos y detenidos.

El gobierno oficialista de Maduro denuncia enfáticamente el intento de librar un Golpe de Estado en el país, mientras que la oposición reclama la necesidad de celebrar elecciones generales anticipadas, como así también la apertura de un canal humanitario, la liberación de los presos políticos y el respeto a la Asamblea Nacional. La crisis e inestabilidad política en Venezuela desconcierta tanto a su propio pueblo como a la Comunidad Internacional: el conflicto se profundiza ante la intermitencia y falta de diálogo de sus partes.

En el viejo continente europeo, todas las políticas nacionales y regionales se condicen con los fines y propósitos electoralistas de la época. Lo demuestran los casos de Gran Bretaña y Francia.

En Gran Bretaña, la Primera Ministra Theresa May convocó a elecciones generales anticipadas para el 8 de Mayo. Según May, la realización de elecciones anticipadas constituye la única vía de solución posible para rebatir el costo económico que generó la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Todo indicaría que, a un año del Brexit, los británicos no han sabido predecir y mucho menos actuar sobre los efectos negativos e inestabilidad política y económica que generó el Brexit. El Parlamento se encuentra sumamente dividido, razón por la cual el opositor del Partido Laborista Jeremy Corbyn apoyó la iniciativa de convocar a elecciones anticipadas, que para su concreción deberá contar con el voto de una mayoría absoluta de dos tercios.

Por su parte, en Francia, a la lógica electoralista se sumó un elemento troncal de la política francesa: el terrorismo. El pasado Jueves 20 de Abril, un atacante abrió fuego contra una camioneta de policías en los Campos Eliseos de la Ciudad de París, hecho que culminó con la muerte de un policía y el efectivo abatimiento del agresor. Siguiendo el metódo ya reconocido y sistemático con el que actúa, el Estado Islámico no tardó en reivindicar el ataque, sin embargo, lo cierto es que el perpetuador del hecho, Karim Cheurfi, era un ciudadano francés con antecedentes penales que –no obstante- tuvo la “falta de delicadeza” de llevar entre sus pertenencias una carta en la que expresaba su simpatía con el Estado Islámico, acción que nos remite a atentados como el 11-s o el de Charlie Hebdo, donde los terroristas una vez consumados los hechos, no escatimaban en repartir sus cédulas de identidad o pasaportes.

El tiroteo en los Campos Eliseos fue instantáneamente calificado como “acto terrorista”. Algunos candidatos presidenciales suprimieron las actividades de su campaña electoral, sin dejar de emitir fuertes comunicados en contra del terrorismo, como lo hizo la ultraderechista Marine Le Pen, que acusó a sus candidatos opositores de “débiles” por su tímido tratamiento respecto de las amenazas del terrorismo. Por el contrario, Le Pen propone reforzar las fuerzas de seguridad en su país, cerrar la puerta a los inmigrantes –legales e ilegales-, clausurar mezquitas y prohibir la existencia de grupos islamistas.

Sin duda alguna, el ataque en los Campos Eliseos de París fue utilizado con fines electorales como un pretexto más para recrudecer la política derechista represiva y nacionalista francesa. Los resultados de las elecciones francesas dan cuenta de ello: la victoria en primera vuelta de los candidatos Emmanuel Macron (centrista) y Marine Le Pen (ultraderechista) lo confirman. Las urnas volverán a hablar en la segunda vuelta del 7 de Mayo y- cualquiera sea el resultado- se propagará en mayor o menor medida esta tendencia.

*Por Aldea Global para La tinta

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