“Una estrategia en los sectores populares que tenga como un único camino lo electoral está condenada al fracaso de antemano”, afirma el autor. Claves para conjurar la mercadotecnia electoral. Por Antonio Muñiz.
Los últimos cinco años han sido de permanente crecimiento de las derechas, de crisis y retrocesos de los progresismos y las izquierdas, y de estancamiento y fragilidad crecientes de los movimientos sociales. Sin embargo, las organizaciones de base están mostrando que son las únicas con capacidad para sostenerse en medio de la ofensiva derechista y si logran sobrevivir, podrán crear las condiciones para una contraofensiva popular desde abajo. Cambios que no sucederán en el corto plazo. Por Raúl Zibechi.
Pasada la tregua, la ilusión de fin de año se desvanece, dejando ver que ninguno de los conflictos ha desaparecido verdaderamente. Lo que encalló a las orillas del nuevo año ahí está, a la espera de la nueva marea de sucesos, de un oleaje que traiga consigo transformación. Oleaje en el que corremos peligro de ser arrastrados, de no ser capaces de reflexionar, ver con mayor claridad y sentar postura frente a los principales conflictos. Por Javier Tolcachier.
“Estudia a los ricos y poderosos, no a los pobres y desempoderados (…) ellos ya saben lo que falla en sus vidas”. La frase le pertenece a Susan George, filósofa, politóloga y, entre otras cosas, presidenta honoraria de ATTAC. La sigla puede sonar conocida: es la asociación internacional que, insólitamente, fue acusada de financiar el terrorismo esta semana en Argentina. ¿El motivo? Una transacción de 15 mil dólares que recibió para llevar adelante actividades durante la semana del G20 en nuestro país. Por Tomás Aguerre.
El debate en los parlamentos por la despenalización del aborto, pero más aún el debate en la calle y en los hogares visibilizó el avance sigiloso de los cultos evangélicos. El énfasis en la responsabilidad de la Iglesia católica argentina de la victoria de los senadores pro–aborto clandestino desestima la participación de los evangelistas en todo esto. El compromiso que tienen sus seguidores es la envida de cualquier cura católico y de cualquier partido político.
Desde sus primeros pasos con Mentira la verdad, Darío Sztajnszrajber empezó a abrir otra dimensión en esa categoría conocida como divulgación filosófica. Aunque tiene un apellido casi imposible de pronunciar, su presencia y llegada crecen día a día. Por Sebastián Feijoo