
Servicio electoral, sacramental y obligatorio
El ritual del voto permite alucinar con imágenes de la democracia, con la cual suponíamos que comíamos, curábamos y educábamos. Y delirar con tener representantes, funcionarios, gobiernos que se ocupan y preocupan por sostener y mejorar nuestra vida. Este “alucinatorio social” tiene un fundante que me interesa interpelar: el voto obligatorio. Por Alfredo Grande