
La escuela no enseña a odiar
Cuatro adolescentes pusieron un arma de juguete en la espalda de un docente, lo filmaron y lo publicaron en las redes sociales. Cuando el caso llegó a los medios hubo sentencia directa. Pocas horas antes, el pibe que fue presidente de mesa en Moreno y al que exhibieron como un delincuente por su color de piel y por usar gorra estuvo con Alberto Fernández. Los estigmas y odios sociales no nacen en la escuela, pero la atraviesan. ¿Qué pasa cuando llegan a la TV? ¿Se puede aportar algo que no sea apuntar a los chicos, al docente, a los padres y a la escuela? La violencia en las aulas no es un problema escolar. Por Manuel Becerra