
Andrés Rivera: el último obrero de la literatura argentina
Habla un tejedor de seda: la sintaxis perfecta en la oralidad. Hay un tono, una música, cierta cadencia. También habla un periodista, un lector de la historia, un judío porteño hijo de un sindicalista polaco y una obrera ucraniana, que fueron llamados “rusos”, en Villa Crespo, en la década de 1920. La voz es potente, gruesa, contundente. Por Martín Latorraca y Juan Ignacio Orúe.