A propósito del horror
La Perla, a propósito del campo se estrenará mundialmente en el festival internacional de documentales Jihlava Documentary Film Festival, que se llevará a cabo del 25 al 30 de octubre en República Checa.
El film del director cordobés Pablo Baur configura una búsqueda estética y ética dirigida a encontrar nuevas formas de representar el horror. La película indaga en la memoria a partir de una exploración exhaustiva sobre el espacio de La Perla: el campo de tortura y muerte que funcionó a pocos kilómetros de la ciudad de Córdoba en la última dictadura militar. Ese lugar ya no es el mismo, ahora está vacío, sin embargo son las paredes las que nos hablan. Prescindiendo de la voz en off y de entrevistas que nos cuenten lo ocurrido, Baur interroga una y otra vez al espacio a partir planos fijos y lentos travellings en los que la cámara viaja en ciento ochenta grados por el lugar.
En la repetición del acto de mirar y la búsqueda rigurosa en obtener la mayor cantidad de puntos de vista, se da cuenta de una imposibilidad: ¿Cómo mirar el horror? ¿Cómo comprender aquello que pasó? Las imágenes transmiten la impavidez, el azoramiento ante lo terrible y fundamentalmente la pregunta por lo que no está. ¿A dónde están los desaparecidos? Parece preguntarse esa cámara que busca incesantemente.
Sin embargo, hay momentos precisos en los que la palabra ingresa al film. Al comienzo quien parece ser un arquitecto observa un plano del campo de exterminio -sin saber de qué espacio se trata- y ofrece una lectura aventurando hipótesis: ¿Podría ser un hostel, una cárcel, un lugar en el que hay oficinas? Pero debido a la falta de ventilación e iluminación ninguna de esas posibilidades lo convence.
Por otro lado, en diversas partes de la película irrumpe la imagen en blanco y negro de dos actores que luego de una toma de la autopista que une Córdoba y Carlos Paz, a 700 metros del campo, especulan sobre números. No sobre la incuestionable, pero vilmente discutida, cifra de 30.000 desaparecidos sino sobre la cantidad de autos y de personas que pasaron durante años tan cerca de La Perla. Allí se incluye una cita de Pilar Calveiro que afirma: “Un campo de concentración solo puede existir con una sociedad que elije no ver” . La potencia política del film de Baur radica en ese acto de elegir ver y hacer ver ese escenario de lo siniestro.
Contraria a todo totalitarismo, la mirada de Baur no pretende dar una respuesta absoluta, por eso juega con los múltiples sentidos que despliegan las imágenes y las hipótesis como una forma de asomarse al pasado. En el recorrido que se presenta por La Perla las imágenes del campo tienen el poder de evocar múltiples escenas: la cuadra, un monolito con la frase “la oración es la fe del soldado y la debilidad de Dios” y en las afueras, con las sierras en el fondo, un asador en ruinas en el que seguramente mientras algunos genocidas torturaban otros compartían el ritual del asado.
Así como el mega juicio de La Perla tuvo una duración de cuatro años y concluyó con la condena de los genocidas, casi en paralelo Baur produjo esta película en un lustro y constituye un acto de justicia poética en la lucha por la memoria y la verdad.
Por Sebastian Oscar González